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Desmentido un supuesto golpe de Estado urdido por el coronel Gadafi en Chad

Después de 48 horas de confusión, parece probado que las informaciones relativas a un supuesto golpe de Estado urdido por el coronel Gadafi en Chad no eran exactas. Diversos informes recogidos en la capital francesa indican que la situación se ha estabilizado en Chad. Ahora bien, sin perder de vista que estabilidad, en este país, equivale a un Estado de fragilidad permanente.

El presidente Gukuni Weddeye continúa en el poder, y el comandante Jallud, número dos libio que se hallaba en Nyamena, capital de Chad, regresó a Trípoli. De todas maneras, los medio oficiales franceses continúan considerando "inquietante" la situación en este país. La semana próxima se celebrará en París la cumbre francoafricana, y el Gobierno galo espera que acuda a la misma el presidente Gukuni, al que durante las últimas horas se le dio por derrocado en Nyamena. Esto indicaría que, de momento, la situación normal se mantiene en dicho país. Pero del carácter precario de la situación lo certificó ayer el ministro francés de Cooperación al declarar que "la situación hoy, ofrece los mismos motivos de inquietud que la semana pasada, cuando el presidente François Mitterrand solicitó la intervención, en Chad, de la fuerza interafricana".

En ese momento, desde Cancún (México), en donde se encontraba Mitterrand, empezó el nuevo episodio de la tragedia étnica, religiosa y política que vive Chad desde que accedió a la independencia hace algo más de dos lustros. Una vez más, Libia, que mantiene cerca de 10.000 soldados en este país, se supone que intentó realizar su aspiración de siempre, que, por otra parte, constituye el problema de fondo del contencioso entre Chad, el país de Gadafi y Francia: anexionar a Libia la ex colonia francesa.

En esta ocasión, el presidente Gadafi pretendería reemplazar al nacionalista Gukuni por el ministro de Asuntos Exteriores, Ahmad Acyl, favorable, parece ser, a sus ambiciones. Por ello Mitterrand pidió la intervención de la fuerza interafricana a través de la Organización para la Unidad de Africa (OUA). Al mismo tiempo, Francia decidió enviar al presidente Gukuni veinticinco toneladas de material ligero.

Durante los últimos tres días, el comandante Jallud, número dos libio, permaneció en Nyamena y se pensó que el golpe se había consumado. El dirigente libio condenó la injerencia francesa en Chad, afirmó que su estancia en este país respondía a las buenas relaciones entre ambos Gobiernos y, por fin, ayer, viajó de nuevo a Trípoli.

Entre tanto, la OUA había respondido positivamente a la petición de Mitterrand y lanzó una severa advertencia a Gadafi, que, de invadir Chad, se vería probablemente desaprobado por los demás países africanos. Las relaciones franco-libias no han mejorado, con la llegada de Mitterrand al poder.

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