La OTAN, firme en el despliegue de misiles nucleares
En una muestra pública de unidad, los ministros de Defensa de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que ayer concluyeron la reunión en Escocia del Grupo de Planificación Nuclear de esta organización, aceptaron por unanimidad el mantenerse firmes ante la decisión de desplegar nuevos misiles nucleares de alcance medio en Europa. La reunión pidió asimismo mayores medidas para hacer consciente a la opinión pública del "rápido ritmo al que la Unión Soviética está desplegando fuerzas nucleares".El comunicado final señaló que la determinación atlántica de seguir adelante con su decisión de modernizar las fuerzas nucleares en Europa era un factor esencial para obligar a los soviéticos a negociar. Los ministros atlánticos acogieron con esperanza las próximas negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética sobre el control de las fuerzas nucleares de teatro, que deberían abrirse en Ginebra el próximo 30 de noviembre. Pero los 572 misiles Pershing II y Cruise serán instalados en Europa a partir de 1983, a no ser que la Unión Soviética acepte reducir el número de sus fuerzas nucleares en Europa.
Las nuevas armas, explicaba el comunicado, asegurarían que los soviéticos no podrían "regionalizar" una guerra en Europa sin implicar a su propio territorio, pues los nuevos misiles podrán penetrar profundamente en la Unión Soviética. Así se evitará el tener que escoger entre una rápida rendición de Europa occidental y una aniquilación mutua en una guerra nuclear general.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Caspar Weinberger, había apoyado la víspera, con matices, las declaraciones de su presidente, Ronald Reagan, sobre la posibilidad de un intercambio nuclear que no implicara a los territorios de las superpotencias. Estas palabras, había indicado Weinberger, no cambian en modo alguno la estrategia de la OTAN o de Estados Unidos.
De los países de la OTAN, tan sólo Francia e Islandia estaban ausentes de esta reunión, pues ninguno de los dos países participa en el Grupo de Planificación Nuclear.
El estado de la opinión pública europea respecto a estos temas fue objeto de discusión en Gleneagles. El texto final no mencionó, sin embargo, el crecimiento de los movimientos antinucleares, que tanto preocupa a los Gobiernos de los países de la Alianza Atlántica.
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