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LA SUCESIÓN DE SADAT

El referéndum para confirmar a Mubarak como heredero del "rais"' se desarrollo sin incidentes notables en todo Egipto

Hosni Mubarak, de 53 años, considerado como uno de los más fieles seguidores del difunto Sadat, será proclamado hoy por el Parlamento nuevo presidente de Egipto, tras el referéndum celebrado ayer para confirmar su candidatura, única, a la jefatura del Estado. Los resultados finales, cuyo único interés reside en conocer el porcentaje final que será adjudicado al nuevo rais, serán anunciados en una reunión extraordinaria de la Asamblea del Pueblo.

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Los principales dignatarlos del régimen, la esposa de Sadat y el presidente sudanés, Jafar el Numeiri, que participaba a título de su doble nacionalidad, fueron objeto de una atención especial por la televisión egipcia, que transmitía en directo la votación en algunos colegios electores de esta capital. Pero, en su gran mayoría, la población cairota no parece haber estado excesivamente interesada por participar en un acto cuyos resultados no ofrecían ninguna duda.Un incidente terrorista vino ayer a caldear aún más las relaciones entre El Cairo y Trípoli. Dos bombas estallaron en un avión de la compañía Air Malta, que asegura el enlace entre Egipto y Libia desde su ruptura de relaciones, poco después de que tomara tierra en El Cairo, procedente de la capital libia. El pasaje ya había desembarcado, a pesar de lo cual resultaron heridos tres policías y un empleado del aeropuerto. Los artefactos estaban colocados en el compartimiento de equipajes de la aeronave.

Al margen de este único incidente durante la jornada electoral, El Cairo había recobrado ayer una cierta imagen de tranquilidad, aunque las medidas de protección de los edificios oficiales se mantienen estrechamente.

A primeras horas de la mañana, un grupo de tiradores de elite de la policía asaltaba un apartamento situado en la zona de Guiza, a nueve kilómetros de la ciudad, donde se habían refugiado cinco de los integristas musulmanes que presuntamente habían dirigido el asalto a varias dependencias administrativas de la localidad de Asyut el pasado jueves. La televisión había difundido con anterioridad las fotos de los integristas, miembros de la secta Tafkir wa Hiyra, uno de los pocos grupos paramilitares con que cuentan los extremistas religiosos. Posteriormente se anunció que los cinco encausados habían sido capturados tras el asalto.

Mientras tanto, en la Universidad cairota, considerada como uno de los lugares en que los fanáticos islámicos disponen de mayor número de partidarios, prosiguen las inscripciones para la apertura del curso docente, prevista inicialmente para el 8 de este mes y aplazada ulteriormente, debido al asesinato de Sadat.

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La universidad permanecía ayer en calma total y no se observaba ningún movimiento del Ejército o la policía en torno suyo, pero lo más relevante en el campus y los edificios aledaños lo constituye la desaparición aparente de los barbudos, nombre dado a los estudiantes islámicos extremistas, que se dejan crecer la barba.

La calma en Egipto no es, sin embargo, todo lo completa que desearía el Gobierno, si se tiene en cuenta que se ha visto obligado a emitir un decreto por el cual se autoriza a la policía a disparar sin previo aviso contra toda persona susceptible de alterar el orden público.

Pese a ello, según ha declarado un portavoz autorizado del Ministerio del Interior, el Gobierno estima que "controla completamente la situación" y no hay motivo de preocupación alguna. La misma fuente ha reconocido que esa tranquilidad es consecuencia, en parte, de la reciente detención de los principales cabecillas del extremismo religioso.

Tras la confirmación de la candidatura presidencial, Hosni Mubarak pronunciará hoy ante los parlamentarios y los invitados del cuerpo diplomático un discurso de política general en el que trazará el contenido de su programa gubernamental, basado en la continuidad de la política exterior de Sadat y en el reforzamiento de las medidas administrativas y financieras destinadas a mejorar la situación económica.

El futuro jefe del Estado no tiene previsto nombrar, por el momento, un vicepresidente, con lo que acumulará la responsabilidad de los dos primeros cargos de la máxima magistratura. El actual gabinete se mantendrá sin modificaciones, para demostrar a la opinión nacional e internacional que el Egipto de Mubarak sigue en la misma línea que el del fallecido rais.

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