Una región supeditada a la empresa pública

Asturias es la primera productora de acero y hulla, la segunda (hasta hace poco la primera) de aluminio, primera o segunda de leche y carne, respectivamente, segunda de electricidad y, sin embargo, padece una crisis diferencial, superpuesta actualmente a la crisis general, que en los últimos veinticinco años la llevó desde los primeros puestos provinciales en la renta per cápita a un lugar situado por debajo de la media nacional.Las claves de esta situación paradójica hay que buscarlas en la reducción del crecimiento de los sectores industriales básicos y en la excesiva dependencia de la empresa pública, que a su falta de dinamismo añadió un efecto de repulsión hacia la iniciativa privada extraordinariamente negativo. Un ejemplo es suficientemente ilustrativo al respecto: los mejores torneros y fresadores de algunas empresas privadas abandonaron sus empleos para entrar como peones en Ensidesa donde encontraban, entonces, unos salarios elevados y la estabilidad en el empleo asegurado.

Actualmente, unas 55.000 personas, aproximadamente un 40% de la población activa industrial asturiana, trabaja en la empresa pública, la cual acapara el 45% del valor añadido bruto (VAB). En consecuencia, el futuro de Asturias depende, por una parte, de las reconversiones sectoriales en marcha (siderúrgica y de Hunosa), de la iniciativa de sus empresarios privados y de la gestión política del Gobierno autonómico.