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El PSOE se considera víctima de campañas de desprestigio

El conflicto surgido en el grupo socialista del Ayuntamiento de Madrid constituye «la más grave crisis de imagen sufrida por el PSOE desde su fundación, hace cien años», según expresión textual de un dirigente socialista. La ejecutiva de dicho partido se considera afectada por maniobras de desprestigio, que tienden a golpear la imagen de honradez mantenida por el PSOE.

En opinión de los dirigentes socialistas, la importancia del conflicto madrileño no se debe sólo a que haya ocurrido a pocas semanas del 29º congreso, sino a que sucede a otros hechos que coinciden en implicar al PSOE en operaciones oscuras. Las más importantes fueron la denuncia centrista de un supuesto pacto PSOE-PCUS para impedir la entrada de España en la OTAN, y las declaraciones de algunos procesados por el 23-F, que incluyeron a Felipe González y Enrique Múgica entre los miembros del «Gobierno Armada» que habría surgido del golpe de Estado.Una muestra de la preocupación socialista es el toque de atención dado nuevamente respecto a una carta dirigida por Felipe González a sus militantes el 15 de agosto pasado, y que en aquellas fechas pasó casi inadvertida.

Felipe González decía a los miembros de su partido que «en los últimos días venimos observando el comienzo de una campaña de intoxicación y de desestabilización desde varios frentes», y mencionaba a Goebbels como «gran maestro de la calumnia» en la Alemania nazi, «que encontró un adecuado discípulo en el propio Stalin», para recordar las graves consecuencias de aquellas actitudes.

Los párrafos siguientes tenían por objeto justificar la política seguida en los meses anteriores: «Nuestro partido está actuando con responsabilidad ante los problemas fundamentales de España, y creo que también con espíritu de sacrificio».

El congreso, al fondo

«Quiero advertiros», continuaba la carta de Felipe González, «que esto no es más que el comienzo de la guerra sucia a la que me refería, y que yo confiaba que estuviera limitada a los enemigos declarados de la libertad. Pero, lamentablemente, esta frontera parece ampliarse, porque algunos de los que ejercen el poder parecen no poder resistir que aumente la credibilidad de los socialistas ante los ciudadanos españoles, por su empeño en trabajar sobre los problemas reales de España».«Tampoco quieren admitir que nuestro partido se aproxime a las fechas de celebración de su congreso como una organización responsable, sin ofrecer espectáculos lamentables de banderías mezquinas. Finalmente, no parecen dispuestos a discutir con claridad y sin bajos recursos el ingreso de España en la OTAN o el mantenimiento de una actitud más independiente, y, sobre todo, no quieren que el pueblo exprese su decisión soberanamente a través de una consulta».

Seguidamente, Felipe González expresaba su deseo de que el conjunto del partido socialista reaccione como él, es decir, de forma serena y firme. «Mi reacción personal, que ya conoceréis a través de los medios de comunicación, es de serenidad y de firmeza en el mantenimiento de nuestros proyectos políticos. Este comportamiento desearía que fuera el del partido socialista, que represento por vuestra decisión, en todos sus militantes. No quisiera que ningún compañero cayera en la trampa de responder a la calumnia, a la intoxicación, con actitudes semejantes, porque esto podría ser el principio del fin del régimen de libertades».

Por el momento, la dirección del PSOE se ha limitado a este medio indirecto -recordar la existencia de dicha carta- para expresar su opinión sobre el marco en que se encuadra el conflicto del Ayuntamiento madrileño. Pero es muy probable que Felipe González haga nuevas referencias al problema en los próximos días.

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