Caltojar, un pueblo soriano de 207 habitantes, también tiene su "Guernica"'

Más de cincuenta obras de Picasso han sido pintadas en paredes, fachadas y vallas de Caltojar, un pueblo soriano eminentemente agrícola y ganadero, de 207 habitantes, por los niños, en sus ratos libres y períodos de vacaciones. Se trata de un homenaje «en vivo» a Picasso con motivo del centenario de su nacimiento que quiere rendir el pueblo entero -porque los niños han sido apoyados por los mayores-. Como símbolo fundamental de esta unidad, el pueblo ha pintado también su Guernica, con las mismas medidas y colores que el original, que estos niños esperan poder ver dentro de pocos días en el Museo del Prado.

La pintura no es un medio de expresión extraño para estos niños, ya que en repetidas ocasiones han visto los frescos mozárabes únicos que, a pesar de los robos y sucesivas devastaciones, se pueden todavía admirar a dos kilómetros del pueblo, en la ermita de San Baudello. Curiosamente, como hasta hace poco el Guernica, la mayor y mejor parte de estas pinturas se encuentra en museos de Nueva York y otras partes de Estados Unidos.Tampoco son ajenos los habitantes de Caltojar a las realizaciones colectivas, ya que, adelantándose a la entrada en vigor de planes oficiales de acción comunitaria, los vecinos de este pueblo del alto Duero desarrollaron la pavimentación de las calles, el saneamiento y la traída de aguas, y también colectivamente han tenido que enfrentarse durante todo el verano al problema de una fuerte sequía que ha azotado a la comarca. Esta tradición de trabajo codo con codo fue reconocida el año pasado oficialmente con el Premio Conde de Guadalhorce, del Ministerio de Obras Públicas.

«La idea ha sido colectiva», explica el secretarlo»: de los niños, el Ayuntamiento, los maestros y el pueblo. Se pensó también al principio en hacer un homenaje a Velázquez, pero nos dimos cuenta de que era el año de Picasso y de que el Guernica estaba en trámites para su recuperación. Además, casi todos los estudiantes, a partir de EGB, sabían quién era Picasso».El Ayuntamiento destinó en principio 25.000 pesetas para ayuda de este proyecto. Hasta ahora llevan gastadas unas 80.000 pesetas y creen que todavía tendrán que desembolsar algunos miles más. « Los niños», dice el secretario, Angel Nuño, «han utilizado con profusión la pintura plástica, a pesar de que al principio, poco después de Semana Santa, hubo que animarles un poco para que comenzaran a pintar. El alcalde, una maestra y yo tuvimos que empezar a predicar con el ejemplo e hicimos nuestros pequeños cuadros».Hasta ahora, cincuenta cuadros de Picasso han sido recreados en paredes, fachadas de casas o en muros muy cercanos al adobe de barro o a las tejas rojas de esta región monumental, muy próxima a Burgo de Osma. Los vecinos han acogido con auténtico interés esta idea y la han apoyado en todo momento.A pesar de que los pueblos sorianos se están quedando sin niños -como indican las estadísticas-, en Caltojar, unos cuarenta jóvenes, todos los del pueblo que estudian dentro o fuera de él, han dado una muestra clara de su vitalidad, sembrando las paredes de arlequines, palomas, pierrots, meninas y retratos de personas a quien Picasso amó y pintó.

Ahora en el pueblo todo el mundo conoce a Picasso, aunque esto no quiere decir que el artista, malagueño y universal, renovador del arte figurativo, sea objeto de abstracción para sus habitantes. En casa del alcalde de Caltojar, Angel Molina, que tiene 32 años y que ha pintado el retrato que hizo Picasso de Antonio Machado, no se habla, por ejemplo, al final de las jornadas, de las pinturas del pueblo, sino del problema del agua, según cuenta una de sus hijas, Sonia, de siete años, también pintora.

Fascinación por los colores

Un tema que ha fascinado a los niños es el colorido que utilizaba Picasso. Para la reproducción de sus obras se han inspirado en diapositivas y recortes de cuadros de revistas y libros. Por ejemplo, el libro Picasso, de sir Roland Penrose, ha sido uno de los soportes más copiados. Pero encontrar los colores adecuados no era fácil, como explica Vicente, que ha pintado Las señoritas de Avignon.Para Sonia Molina, que a los siete años está ya en tercero de EGB, una de las mayores dificultades ha sido la escasez de materiales. «Seguiré pintando mientras no me falten materiales». Un primo suyo, David, también de siete años, dice, sin embargo, que él no continuará pintando una vez que acabe esta experiencia, que él la compara a los deberes de la escuela. A Bienvenido Martínez, de diez años, por el contrario, le gusta pintar. El se ha encargado de pintar el detalle de Las Meninas y cuatro víñetas de la serie Toros.

Como están contentos con su trabajo de descubrimiento de Picasso, los niños de Caltojar han iniciado una campaña, dentro de sus posibilidades, de divulgación de lo que han hecho. No exigen grandes contrapartidas a cambio, pero creen que no seria difícil obtener ayudas de organismos oficiales y medios privados, al menos para promocionar mas las actividades culturales que tienen en el teleclub, para mejorar los fondos bibliotecarios y para disfrutar de becas y bolsas de viaje