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Un discurso sobre la actualidad literaria de la mística abre el centenario de santa Teresa de Avila

Exposición en Santander de ediciones príncipe de su obra

«¿Qué puede ofrecer la mística en la era de la confrontación nuclear, los ordenadores y la ingeniería biológica?», es una de las preguntas planteadas por el profesor Morón Arroyo, de la Universidad norteamericana de Cornell (lthaca), en el pregón de apertura de los actos del cuarto centenario de la muerte de santa Teresa de Avila (1515-1582), inaugurado en la Biblioteca Menéndez y Pelayo de Santander.

Paralelamente se presenta una amplia exposición bibliográfica, que incluye ediciones príncipe de las obras completas de Teresa de Jesús, con fecha de 1588, facsímiles del autógrafo de Camino de perfección impreso en la tipografía políglota vaticana sobre el original conservado en el convento de los carmelitas de Valladolid, y numerosas biografías y estudios teresianos, recogidos por Menéndez y Pelayo, entre los que destaca el publicado en Bruselas en 1845, que ofrece un completo esquema genealógico de la mística castellana.Después de advertir que «no tiene sentido celebrar un centenario como evasión, sino como proyecto», el profesor Morón Arroyo afirmó que la lección que hay que aprender en este cuarto centenario teresiano se desprende del concepto de mística que inició la autora de Las moradas, opuesta a la mística medieval. «Para santa Teresa», dijo, «los caminos de Dios son infinitos y las posibilidades de santificación también. Sólo de una regla que puede ponerse como base de su sistema: cumplir el deber».

Nacida en 1515, cuando la mística tradicional alcanza su clímax de lucha contra la Inquisición, que se opone a la utilización del castellano como vehículo de doctrina espiritual, incluyendo la mayor parte de los textos místicos en el Indice, santa Teresa iba a reaccionar abriendo, en opinión del profesor Morón Arroyo, «un camino nuevo a la mística y a la autobiografía como género literario en la literatura española».

«Si el inquisidor pone en el índice todos los libros que existen para orar, espera santa Teresa que no se atrevan a prohibir el padre nuestro, por lo que en el libro Camino de perfección les dice a sus hermanas: "Rezad, hijas mías, que no os quitarán el Pater noster"». Para Morón Arroyo, estas palabras, en el contexto en que hubieron de escribirse, en el que eran «idiotas y mujerzuelas», quienes, como la santa, no sabían latín ni podían hablar en las iglesias, «son unas palabras extraordinarias, porque santa Teresa, comprometida con sus valores, trabajadora, libre, literalmente se ríe de la Inquisición y de sus índices».

Un modelo de libertad

«¿Qué es la obra de santa Teresa para nosotros, en 1981?», se pregunta el pregonero de este cuarto centenario. En primer lugar, es «un modelo de originalidad cultural», al haber dado un nuevo camino a la mística en el preciso momento en que no se le veía camino en castellano. En segundo lugar, la autora de El libro de mi vida es «un modelo de libertad, porque literalmente re movió Roma con Santiago y, con libertad y muchísimo respeto, sorteó las dificultades, hizo llegar su mensaje al Papa, se sirvió de la duquesa de Alba o se enfrentó con la princesa de Eboli, y habló libremente con el rey Felipe II, ante quien temían los más encumbrados nobles».Además, Morón Arroyo ve en santa Teresa «un modelo de sentido de los valores», porque, si pudo ser tan libre, es porque tenía un proyecto definido de vida, y todos los demás conceptos y valores le importaban o no según condujeran a esa meta. Hoy, el tener una meta, el superar nuestras ansiedades definiendo lo que queremos, tiene hasta un efecto psiquiátrico», dijo el pregonero, contraponiendo «el asidero de equilibrio existencial» teresiano a esas estelas inseguras, fuente de angustia, que se desprenden de los versos de otro gran pensador español, Antonio Machado, cuyo sentimiento trágico de la vida se refleja en el verso «Caminante, son tus huellas el camino y nada más. Caminante, no hay camino ... ». Morón Arroyo reivindica, en cambio, el verso teresiano «Nada te turbe / nada te espante ...», afirmando que «ganaríamos un más, glorioso, futuro si, como resultado del año teresiano, nos comprometiésemos a trabajar con audacia y libertad desde esta actitud que nos haría modelos de personalidad».

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