Un renovador de la escultura

El escultor Victorio Macho nació en Palencia en 1887 y falleció en Toledo el 13 de julio de 1966. Está considerado como un continuador de la renovación escultórica iniciada por Julio Antonio y uno de los valores más representativos de la escultura española contemporánea.Desde sus primeros estudios en la Escuela de Bellas Artes de Madrid prefirió seguir sus propias intuiciones artísticas a la enseñanza académica. Sus trabajos escultóricos tuvieron unos comienzos realistas que derivaron hacia una identificación del carácter de los modelos, especialmente en los dibujos y bustos de tipos extremeños y castellanos. Por su espíritu independiente (se le llamó El Selvático), no concurrió a exposiciones oficiales. Sus obras se mostraron en el Museo de Arte Moderno de Madrid (192 l), en la exposición de Artistas Ibéricos (1922) y en la Bienal de Venecia (1926 y 1932). Entre sus numerosos actos figuran el Cristo del Otero, estatuas de Galdós y Tomás Morales, la fuente de Cajal, la cabeza de León Felipe, la estatua yacente del Hermano Marcelo y el sepulcro de Menéndez y Pelayo. Durante su estancia en Latinoamérica realizó monumentos a Uribe, Grau, Bolívar y Belisario Porras, y esculturas de Sebastián de Belalcázar y Valencia. En su casa-museo de Roca Tarpeya, en Toledo, construida en 1953, se pueden contemplar unas ochenta obras, entre esculturas y dibujos.