Limites peligrosos
Este es el texto íntegro de la carta enviada por los dirigentes soviéticos a las autoridades polacas, el pasado 10 de septiembre, y que fuera entregada por el embajador de la URSS en Varsovia, Boris Aristov:
"El Comité Central del partido comunista y del Gobierno soviéticos se ven forzados a llamar la atención del Comité Central del Partido Obrero Unificado y del Gobierno polacos ante la creciente tendencia antisoviética en Polonia, que ha llegado a límites peligrosos"."Los hechos muestran que está teniendo lugar una campaña en el país, abierta, impune y en gran escala, contra la Unión Soviética y su política exterior e interior. Esta campaña no se reduce a estallidos esporádicos e irresponsables de gente contraria al orden, sino que se manifiesta también en actos promovidos por elementos hostiles al socialismo, cuya línea política está claramente definida".
"Su principal objetivo consiste en denigrar y calumniar la reputación del primer Estado socialista del mundo y la idea misma del socialismo, hacer germinar entre los polacos la hostilidad y el odio a la Unión Soviética y al pueblo soviético, romper los vínculos de amistad fratemal que unen a nuestros dos pueblos y, de esta manera, arrancar a Polonia de la comunidad socialista, liquidando de ella el socialismo".
"El antisovietismo penetra cada vez más profundamente en las distintas esferas de la vida social del país, tanto a nivel ideológico como cultural y educativo. La historia de las relaciones entre nuestros países es falsificada de forma flagrante. Una propaganda extremista contra la Unión Soviética aparece en las páginas de las diversas publicaciones, en las pantallas de cine, en los teatros y en los espectáculos. Llega a hacerse patente en declaraciones públicas formuladas ante la gente por parte de dirigentes del Comité de Autodefensa Obrera (KOR), de la Confederación de la Polonia Independiente y de Solidaridad.
"La primera parte del congreso de este sindicato se convirtió, en realidad, en un foro permanente de insultos y mentiras contra nuestro Estado soviético. El llamado mensaje a los trabajadores de Europa del Este, aprobado en Gdansk, es una provocación repulsiva".
"Las fuerzas antisoviéticas continúan ofendiendo la memoria de los soldados soviéticos, que han dado su vida, a cientos de miles, por la libertad y la independencia del pueblo polaco. Esas ofensas profanan sus tumbas. Han comenzado a oírse amenazas contra los soldados de las unidades del Ejército soviético que montan guardia en la frontera occidental de la comunidad socialista, de la que forma parte la República Popular de Polonia".
"Las fuerzas antisocialistas se esfuerzan por crear en Polonia un clima de nacionalismo extremado, dándole un claro carácter antisoviético. El volumen, la intensidad y el grado de hostilidad de la actual campaña antisoviética en Polonia recuerdan la histeria antisoviética que prospera en ciertos Estados imperialistas".
"Esto no puede por menos de darnos motivo para preguntar por qué las autoridades oficiales polacas no han tomado hasta ahora ninguna medida para poner fin, de una vez por todas, a la campaña hostil contra la URSS, estando Polonia, como está, vinculada a la URSS por relaciones de amistad y compromisos de alianza. Una actitud así es incluso incompatible con la Constitución polaca, en la que consta el principio de reforzar la amistad con la URSS. No conocemos un solo caso en el que los causantes de provocaciones antisoviéticas hayan tenido que enfrentarse con una reacción firme por parte de las autoridades, sufriendo el castigo correspondiente".
"Y más grave aún, estos provocadores utilizan, sin la menor dificultad, locales oficiales para celebrar sus reuniones, se les da acceso a los medios de comunicación de masas y tienen a su disposición toda clase de facilidades técnicas, sin que se les pregunte antes con qué objeto las van a utilizar".
"En varias ocasiones hemos llamado la atención de la jefatura del POUP y del Gobierno polaco sobre la escalada de esta ola de antisovietismo en Polonia. Hemos hablado de esto en el transcurso de nuestras conversaciones en Moscú, en marzo, y en Varsovia, en abril, exponiéndolo también, con gran sinceridad, en la carta del Comité Central del PCUS que lleva fecha de 5 de junio. Igualmente abordamos la cuestión en nuestra reunión de Crimea, en agosto pasado".
Inundados de cartas
"No queremos ocultar que todo esto suscita una profunda indignación en el pueblo soviético. El Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética y las organizacíones locales del partido están constantemente inundados por cartas en las que comunistas soviéticos y gentes no afiliadas al partido expresan su desconcierto ante la impunidad con que se desarrolla la propaganda antisoviética en un Estado socialista vecino y amigo".
"El pueblo soviético, que ha hecho enormes sacrificios para liberar a Polonia del yugo fascista, y que ha ayudado, y sigue ayudando, con abnegación, a vuestro país aun hoy en día, tiene todo el derecho moral a exigir que se ponga fin a la desvergüenza antisoviética en Polonia".
"El Comité Central y el Gobierno soviéticos consideran que toda indulgencia con respecto a cualquier manifestación de antisovietismo perjudica muchísimo a las relaciones polaco-soviéticas y está en contradicción directa con las obligaciones de Polonia como aliada y con los intereses vitales del pueblo polaco".
"Esperamos de la alta dirección del POUP y del Gobierno polacos, que tomen inmediatamente medidas firmes y radícales con el fin de acabar inmediatamente con la malévola propaganda antisoviética y con los actos hostiles contra la Unión Soviética".
En relación con este ultimátum, la Administración Reagan, a través del portavoz del Departamento de Estado, Alan Romberg, no dudó en calificar ayer la carta soviética como un "virtual ultimátum" con el que se pretende silenciar al sindicato Solidaridad mediante la intimidación.
Washington considera "inaceptable" la postura adoptada por los dirigentes moscovitas, por entender que lo que ocurre en Polonia concierne, exclusivamente a su pueblo y a sus dirigentes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.