74 obras de grandes pintores españoles ocupan la National Gallery, de Londres

Del Greco a Goya: el gusto por la pintura española es el título de una nueva exposición que ayer inauguró la National Gallery de Londres, con 74 obras de grandes pintores, como Velázquez Zurbarán y Murillo, escogidas de colecciones privadas y públicas en el Reino Unido y en Irlanda. Quizá mereciera mejor el título de Los despojos de la guerra.

Efectivamente, es después de la guerra de la Independencia española cuando comenzaron a entrar obras españolas en masa al Reino Unido. No en vano, cuando el norteamericano Charles Curtis compiló su catálogo de obras de Velázquez y de Murillo descubrió que había más obras de este último en las colecciones británicas que en las españolas. El Reino Unido no tiene rival en Europa -aparte de España- en cuanto a posesión de obras de pintores españoles.Por supuesto, el soldado británico que se trajo un Greco bajo la manta no sabía el verdadero valor de su posesión, pues las obras de este pintor no comenzaron a ser apreciadas en el Reino Unido hasta comienzos del siglo XX. Con o,bras del Greco, Luis Morales y Tristán se abren las dos salas dedicadas a esta exposición en la National Gallery. Entre las obras del genio toledano Ciguran dos versiones de una Escena nocturna alegórica y Las lágrimas de san Pedro. A continuación se disponen unas obras de juventud de Velázquez cuando aún residía en Sevilla. Entre ellas, una Cocina con el Cristo en casa de Marta y, María.

Otras obras de Velázquez están diseminadas por grupos, pues los organizadores han preferido organizar la selección de pinturas por temas. Así, entre los retratos de corte. está El infante don Die go, de Alonso Sánchez Coello; retratos de Felipe IV y el príncipe Balt,asar Carlos, de Velázquez (incluido La "toilette" de Venus el único desnudo femenino que sobrevive del pintor),y obras de su escuela, como las de Juan Bautista Mazo, Juan Carreño y Francisco Antonio Meléndez.

Entre las pinturas religiosa hay que destacar cuatro zurbaranes (La rendición de Sevilla, no propiamente religiosa; San Francisco en meditación y Santa Rufina) y una Inmaculada Concepción, tema que también trató Velázquez. También puede apreciarse la Santa Catalina de Alexandría, de Sánchez Coello y Los sueños de san Hugo, de Vicente Carducho.

Los doce cuadros de Bartolomé Esteban Murillo, tino de los pintores españoles con mayor renombre en este país, tienen un lugar especial, destacándose su Autorretrato y Dos jóvenes campesinos. La penúltima sección está dedicada a bodegoties y paisajes, y la exposición se cierra con once obras de Gova.

Gova es calificado por los organizadores de la exposición como «el último de los grandes pintores españoles hasta Picasso». El médico, robado en 1869 del palacio Real de Madrid, oclipa un esplendoroso lugar, así como el retrato de El duque de Wellington.

Siete grecos, once veIázquez, cuatro zurbaranes, doce murillos y once goyas. Por primera vez, estas obras desperdigadas por el Reino Unido e Irlanda han sido reunidas en Londres hasta el próximo 29 de noviembre. Siete conferencias, los miércoles, de críticos y profesores de arte servirán, además, en la National Gallery, a introducir mejor esta muestra del arte clásico español.