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El año académico comienza en Madrid con viejos problemas a medio resolver

La escasez de puestos en preescolar, un superávit de plazas y una deficiente distribución en EGB, una gran proliferación de nuevas construcciones, el atraso de las obras de muchos centros, una adecuada dotación de personal nuevo y un encomiable espíritu de cooperación entre las autoridades centrales, por un lado, y las provinciales y locales, por otro, son notas destacadas en el panorama educativo madrileño al comienzo del nuevo curso escolar.

JULIO SIERRAEn todos los estamentos de la política educativa se concede en atribuir a la desorganización planificadora anterior las deficiencias que aún perduran en el panorama escolar. Justamente, pasados errores o incluso en la construcción de centros docentes van a retrasar la apertura de curso en no pocos de ellos, que han deja do al descubierto grandes fallos o no garantizan suficientemente que sus instalaciones vayan a poder utilizarse en condiciones sanitarias adecuadas. Así, han aflorado de la noche a la mañana, en determina dos colegios o escuelas, vigas en malas condiciones y tabiques de ladrillos que no corresponden en calidad a la contrata de construcción del correspondiente centro escolar. Esta situación obligará a un aplazamiento de la apertura de curso en estas instalaciones y a un saneamiento urgente de los in muebles. Estas circunstancias y el retraso de muchas obras de colegios de nueva planta obligarán a la mitad de los nuevos escolares, concretamente a 21.870, a dejar a un lado sus carteras y libros hasta finales de este mes o incluso hasta Finales del primer trimestre. Se pretende, para subsanar esta irregularidad, que el nuevo personal docente ya nombrado, 504 profesores de EGB, 200 de BUP y 72 de formación profesional, sólo para la provincia de Madrid y su capital, inicie su tarea en locales provisionales.

Problema de distribución

Los colegios madrileños adolecen de una deficiente distribución, basada en buena parte en que determinadas zonas, económica y socialmente destacadas, cuentan con amplios y abundantes centros privados, mientras que la periferia de la capital y la mayor parte de los pueblos de la provincia deben hacer frente al problema de escolarización con fondos públicos y una elevada población infantil. Así, ocurre que, sobre todo, estas zonas privilegiadas registran un notable superávit de puestos. La mitad de los dieciocho distritos de la capital: Arganzuela, Centro, Chamartín, Fuencarral, Moncloa, Salamanca, Vallecas, Villaverde y San Blas registran superávit de plazas de EGB, mientras que otros distritos, como Moratalaz y Ciudad Lineal, padecen escasez. En total, en Madrid sobran 17.016 puestos escolares de EGB. Esto quiere decir que también en este curso que ahora comienza muchos pequeños escolares se verán obligados a cruzar todos los días la ciudad en dirección a sus colegios. En algunos casos, los desplazamientos consumen ya hasta cinco horas diarias. Ello supondrá, como es lógico, un recargo del tráfico rodado: se calcula que diariamente 2.000 autocares procedieron el pasado curso a trasladar a sus colegios a niños que vivían lej«os de éstos. Si contamos con que el curso 1981-1982 contará con 4.320 nuevos preescolares, 30.640 nuevos alumnos de EGB y 3.120 de BU P, además de 1.200 de formación profesional y 350 de educación especial, cabe imaginar que el tráfico se verá aún más recargado en la capital, aunque la mayor parte de este alumnado corresponde a la provincia. La cifra de nuevos puestos escolares fue el curso pasado de 52.000, la mitad de ellos de EGB. En total, casi un millón de niños madrileños, de ellos unos 600.000 en la capital, regresan esta semana a sus aulas al comienzo de un curso que parece va a significar también, desde el punto de vista de la política educativa, una mayor concertación entre todos los responsables. Si el pasado curso sólo el 40 de las plazas fueron gratuitas, inspiración esta anclada en la Constitución en relación con la EGB, se espera que en el presente curso mejore esta situación por acuerdo con las autoridades educativas centrales. La llegada a la Delegación Provincial de Educación de Jaime García en mayo pasado, y las reuniones celebradas la pasada semana entre alcaldes de la provincia y altos funcionarios del Ministerio de Educación han aliviado el clima de tensión del pasado curso.

Por otra parte, el Ayuntamiento de Madrid estudiará el martes próximo, en fase decisoria, un plan de cuatro años de construcciones escolares, en el que se aspira a la creación de unos 71.000 nuevos puestos. El pasado curso, y este fue un motivo de gran tensión, el Ministerio de Educación no creó ningún nuevo puesto escolar en Madrid, a pesar de que el Ayuntamiento había denunciado la carencia de 20.000, además de otros 19.000 en diez de los pueblos más importantes de la provincia.

Grave situación en preescolar

Si el problema de los niños que ya ingresan en la etapa escolar parece aliviado de cara a este curso, no ocurre lo mismo con los menores. El Ayuntamiento, a través del dimitido concejal de Educación, Alfredo Tejero, manifestó recientemente que se había logrado en Madrid la escolarización del 80%, de los pequeños. Aunque este nivel no incluya la escolarización obligatoria, lo que no parece admite discusión es que la falta de suficientes plazas afecta de un modo especial a las familias menos dotadas económicamente del cinturón industrial de Madrid capital. Prueba de ello es que el índice de escolarización de los preescolares es ya sensiblemente inferior al de Madrid en localidades periféricas, como Getafe, en la que sólo tiene acceso a un puesto de preescolar el 40'~ de la población infantil. Por si fuera poco, en otros pueblos, como en Leganés, incluso van a reducirse las plazas. En relación con este tema, hay quienes atribuyen al Gobierno la intención de retener a las madres traba adoras en sus hogares, ocupándose de sus hijos menores, en lugar de facilitarles nuevos puestos de trabajo fuera de la familia. Lo que sí es cierto es que el nivel preescolar carece de subvenciones, lo que, unido a la escasa rentabilidad de este nivel, hace poco atractiva una intervención de la iniciativa privada. En cierto modo, la escasez de plazas de preescolar contribuye también a que se practique una especie de preselección entre los niños de cuatro a seis años, puesto que los que han conseguido una plaza suelen tener preferencia a la hora de conseguir también un puesto en EGB en el mismo colegio o incluso en otros.

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