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El Gobierno argelino decide apoyar a la Junta sandinista de Nicaragua

Tras una etapa de tanteo y transición, en la que los objetivos visibles se reducían casi exclusivamente al mundo árabe y al continente africano, la diplomacia argelina se ha lanzado a mejorar sus relaciones con América Latina. Un ejemplo de esa "solidarídad revolucionaria" a la que hacen mención los dirigentes argelinos es Nicaragua. El coordinador de la Junta sandinista, Daniel Ortega, ha llegado a Argel para solicitar ayuda en los sectores militar, energético y financiero.

Rodeada del mayor de los secretos, protegida por un cordón sanitario destinado a impedir el contacto con la Prensa occidental, la delegación nicaragüense dirigida por Ortega -en la que figuran el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel d'Escoto; el de Reconstrucción, Emilio Rapaccioli, y el jefe de la Marina, Ricardo Lugo- habría abordado en sus conversaciones con los dirigentes argelinos la voluntad de Managua y de otros países hispanohablantes de recurrir a la cooperación con los Estados árabes progresistas, como Argelia, Libla e Irak, con los que mantienen estrechas relaciones. Ortega ha realizado una visita oficial a la Yamahiria libia, con motivo del XII aniversario de la llegada al poder del coronel Gadafi. En el curso de la misma, ete último ha reiterado el deseo de Trípoli de participar en el programa de reconstrucción de Nicaragua, aunque no se han dado datos precisos del apoyo ofrecido por Libia.

Trípoll depositó recientemente en el Banco Central de Nicaraguala suma de cien millones de dólares, a título de primer aporte financiero, destinado a paliar las dificultades inmediatas de la Junta. Los dirigentes libios también habrían aceptado invertir más de doscientos millones de dólares en proyectos agrícolas y suministrar petróleo al país centroamericano. La Junta sandinista, que ha nombrado hace pocas semanas un embajador en la capital argelina, ha obtenido ya de este último país el envío de una importante partida de armas ligeras, así como 35 carros blindados T-54 de fabricación soviética que pertenecían al Ejército argelino.

El interés súbito de los dirigentes nicaragüenses por la experiencia social argelina procede de una voluntad de estrechar relaciones con una fracción del Tercer Mundo que se declara aliada de las revoluciones latinoamericanas, sin caer en las fórmulas estereotipadas de la URSS.

El régimen argelino no encontraría dificultad alguna en facilitar a la Junta de Reconstrucción Nacional de Nicaragua una ayuda financiera y, material que podría revestir, en una primera etapa, la forma de préstamos a largo plazo, envío de sustanciales cantidades de crudo y cooperación en el plano de la asistencia militar.

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