Hombres de honor
En relación con las últimas informaciones aparecidas en la Prensa, relativas al proceso de los implicados en el frustrado golpe de Estado del 23 de febrero, y una vez que se van conociendo algunas de las declaraciones de los mismos en el sumario, quisiera hacer un comentario sobre un aspecto incidental. Es el relativo al concepto de la palabra "honor", palabra invocada por todos ellos, y que en repetidas ocasiones se han autocalificado como "hombres y militares de honor", e incluso el desenlace y salida del Congreso fue sellado por un pacto de honor, pacto que debe ser imperatívamente asumido, aun por todos aquelios que no partíciparan en él, y aunque contravenga normas y disposiciones jurídicas que obligan a todos (excepto a hombres de honor), como pueda ser la propia Constitución de 1978.Refiriéndon os a los principales implicados (Milans del Bosch y Armada), para afirmar y apuntar su condición de hombres de honor, han dicho: Armada en las negociaciones con el jefe de los guardias civiles que asaltaron el Congreso se negó a una solución ofrecida, "porque él nunca había mentido a nadie y no lo iba a hacer ahora". Milans del Bosch, cuando es arrestado por Gabeiras y le pide permiso para ir a ver a su padre, Gabeiras se lo da y le dice que explicará que se fue antes de aplicarle el arresto, a lo que se niega Milans, "porque nunca mentiría".
Entrando en el centro de la cuestión, Milans declara que el día 22 por la mañana habla con Armada, y éste le dice que la operación (el asalto al Congreso, se entiende) se hace, y que le llamará por la tarde. Armada niega (también en declaración judicial) que se celebrase, esta conversación. Hay muchas otras contradicciones, pero con esta nos vale.
Esto es difícil de comprender, porque yo, siempre que llamo a mi perro, y le digo: "Tigre, ven", pues Tigre siempre viene o no viene, pero nunca me ha pasado que Tigre viniera y no viniera a la vez. Por tanto, no creo que pueda ser posible que Armada celebrase la referida conversación con Milans y que no la celebrase a la vez. La conclusión lógica es que o bien Armada o bien Milans mienten (aunque en hipótesis es posible que mientan los dos), es decir, cuentan un hecho (la conversación) del que han tenido conocimiento (bien por asistir o bien por no asistir) de forma distinta a como sucedió, o sea, que, por lo menos, uno de los dos no dice la verdad.
No cabe duda que el concepto de honor es algo muy relativo y difícil de definir, y que todo el mundo, de una u otra forma, se considera como un "gran hombre de honor", y que el concepto subjetivo del honor que uno pueda tener no coincida en absoluto con el concepto mayoritariamente consensuado que se le da a esta palabra en una sociedad y época concreta. Pero en una sociedad como la española de 1981, lo que intuitiva mente se le viene a la cabeza a la mayoría al escuchar la palabra "honor" es el respeto a la verdad.
Por tanto, a mi juicio, es difícil seguir invocando el honor (aunque puede ser un honor subjetivamente válido) como un valor objetivo, irrefutable y por encima de cualquier otro, sobre todo por alguien que en declaración judicial se ha observado que no dice la verdad./
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