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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un estreno pacífico

El cine histórico español se limitó a las inevitables películas heroicas sobre la guerra civil que realizaron los vencedores o a los temas que confirmaban la teoría de que el nuestro era un país insensible a la penetración extranjera (Agustina de Aragón) o creador de imperios infinitos (AIba de América). Puede afirmarse que hasta la muerte de Franco no hubo un tratamiento del cine histórico con rigor y seriedad.Es también a partir de esa fecha cuando, a pesar de las limitaciones económicas que sufre nuestra industria cinematográfica como compensación a la libertad obtenida, se ofrecen títulos históricos que dan un panorama radicalmente distinto al anterior.

El crimen de Cuenca, que hubiera sido una película más de este nuevo cine español, ha acabado convirtiéndose en un fenómeno aparte, al ser la primera película prohibida en tiempos de democracia. Difícil resulta, por tanto, aislar ahora esa condición del comentario desapasionado que hubiera merecido en su simple estreno: los posibles errores dramáticos de¡ guión de Lola Salvador o de la puesta en escena de Pilar Miró quedan engullidos por la necesaria defensa de la película, de su estreno pacífico, de su distribución por toda España.

El crimen de Cuenca

Guión: Lola Salvador y Pilar Miró. Dirección: Pilar Miró. Fotografía: llalis Burman. Intérpretes: Joaquín Dicenta, José Manuel Cervino, Amparo Soler Leal, Héctor Alterio, José Vivó, Fernando Rey y Mercedes Sampietro. Española, 1979. Drama histórico.

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Pilar Miró ha narrado los incidentes del llamado-crimen de Cuenca en una película fría y objetiva, impresionada ella misma por el horror de la historia, que no se basa, como muchos han insistido, en las secuencias de tortura (tan breves como necesarias para comprender el fenómeno de lo ocurrido), sino en el hecho mismo de la condena de dos inocentes que sólo al cabo de los años, y por un azar, consiguieron ser puestos en libertad. Es en esta increíble historia, y sobre todo en lo que se prolonga la vida de sus protagonistas, amigos entrañables que dudan de ellos mismos ante el peso implacable de la justicia, donde Pilar Miró ha planteado el interés fundamental de la película: la red de intereses creados alrededor del caso, el papanatismo de un pueblo feliz por encontrar culpables fáciles, la intransigencia de los verdugos, que no aceptan el mínimo error, están vistos por la directora con la distancia de quien quiere advertir de que los hechos pueden volver a ocurrir.

Se puede considerar que tanto las primeras secuencias de la película como las penúltimas están desarrolladas dramáticamente con cierta confusión, que los subtítulos ilustradores de fechas y localizaciones no dan una idea exacta de lo que pretenden, que en ocasiones la historia está precipitada... Ante una película-fenómeno como El crimen de Cuenca aumenta también la capacidad crítica de cada espectador. Sin embargo, por encima de las deficiencias que cada cual encuentre, es más valorable su existencia, su capacidad de sugerencia, su voluntad de devolver al cine su carácter de hecho vivo que no se conforma con los esquemas, sino que da al espectador una referencia comprometida del tiempo que le ha tocado vivir.

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