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Esperanzador retorno a Calabria de los guerreros de Riace

Juan Arias

Los guerreros de Riace, los famosos bronces griegos que, a pesar de tener veinticinco siglos, son tan vivos en Italia que la gente habla de ellos como de dos personajes de familia, han vuelto a su patria natal: a Calabria, en cuyas aguas fueron descubiertos por un buceador en las playas del pequeño pueblo de pescadores de Riace.Los calabreses esperan ahora que el turismo que atraigan estos guerreros de bronce saque a su región de la ancestral penuria económica. Después de nueve años de peregrinación por media Italia para devolverles su antiguo esplendor con una restauración magnífica, los dos guerreros, o dioses, como prefieren llamarles en Italia, han sido colocados definitivamente en el museo de Regio Calabria, preparado a propósito con las técnicas más modernas para que la carne de bronce de los legendarios guerreros griegos, obra escultórica probablemente de Fidias, como piensan muchos críticos internacionales, no sufra complicaciones.

No sólo la ciudad, sino toda la región, se ha movilizado para asistir a la llegada de los bronces, que vinieron de Florencia, donde fueron restaurados, haciendo una parada en Roma para atender la petición del presidente Sandro Pertini.

La inauguración en la capital calabresa no pudo ser más solemne. Estuvieron presentes tres ministros y todas las autoridades de la región y de la provincia. Pero si en las otras partes de Italia la gente corrió a ver a los guerreros porque «eran bellos», en Calabria han sido recibidos primero con orgullo, porque en esta región existen aún profundas raíces griegas, y también con mucha esperanza. Los calabreses, que son un pueblo, como todo el sur de Italia, ancestralmente olvidado por el poder político y obligado siempre a abandonar sus tierras y sus tesoros de arte para emigrar, esperan ahora que estos dioses les hagan el milagro.

Lo interpretaron en el momento de la inauguración muy bien todos los líderes políticos, que hablaron a la gente, más que de arte, de economía. Prometieron 30.000 millones de pesetas para salvar el patrimonio artístico de Calabria y un desarrollo de la economía local con más puestos de trabajo, y un empujón al turismo, que es una gran riqueza de esa tierra tan bella.

Como dijo el ministro socialista Signorile, «los guerreros, no deben ser una flor en el desierto», sino el primer paso para un despertar cultural y económico de la región. Mientras tanto se han organizado ya cientos de vuelos charters extranjeros, con hoteles que ofrecen pensión completa por 2.000 pesetas diarias. Se esperan desde ahora a septiembre más de 20.000 extranjeros. Y ya se han formado las colas, como en Florencia y como en Roma, para ir a contemplar, a admirar, y en esta tierra, tan llena de pasión y de religión ancestral, a adorar a estos dioses paganos, a quienes la fantasía y la esperanza de resurgimiento han dado la aureola de milagrosos.

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