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Jorge de Oteiza desestima una propuesta para que done su obra al Gobierno de Euskadi

Jorge de Oteiza, «uno de los cuatro escultores más importantes del mundo», en opinión del crítico José María Moreno Galván, y que comparte con Eduardo Chillida la más alta representación del arte vasco contemporáneo, podría donar su obra al Gobierno vasco. Así lo espera al menos la Consejería vasca de Cultura, y en particular el asesor cultural de dicho departamento, el también escultor Néstor Basterretxea, pese a que el propio Oteiza, dolido por el escaso eco alcanzado entre los políticos nacionalistas por sus propuestas de potenciación de una política cultural autónoma, negó anteayer a EL PAIS que tenga intención de. «donar nada a gentes para las que la cultura vasca se reduce al fenómeno del eusquera».Néstor Basterretxea, que desde hace treinta años ha sido para Oteiza algo así como Sancho Panza en relación a Don Quijote -en el sentido de hombre práctico encargado de poner límite y procurar dar viabilidad a las genialidades del otro-, ha compartido con el escultor de Orio decenas de iniciativas, todas fracasadas, tendentes a responsabilizar a los políticos vascos de la puesta en pie de una línea de acción cultural netamente vasca que enlazase la tradición autóctona con las corrientes del arte y la cultura universal contemporáneas.

Desde la formación en torno a su figura de la generación de Aránzazu, en los años cincuenta, a la creación de los grupos Gaur, Hemen, Orain y Danok de la escuela vasca, diez años después hasta su reciente organigrama «para un ministerio autónomo de arte vasco», pasando pepr iniciativas parciales como la Escuela de Arte de Deva, el Instituto de Estética Comparada, etcétera, casi todos los proyectos de Oteiza -o de Oteiza-Basterretxea- han acabado por diluirse en el olvido.

Tan sólo el proyecto de creación de una Fundación Sabino-Arana, centro cultural que se levantaría en el solar de la casa familiar del fundador del nacionalismo vasco, sigue teóricamente en pie, aunque lleva meses estancado por falta de fondos. Lo mismo cabe decir de la propuesta presentada en su día al lendakari Garaikoetxea por un grupo de artistas vascos, encabezado por Ibarrola, Oteiza y Chillida, de creación en Guernica de un gran centro cultural desde el que se reivindicaría la instalación en la Villa bombardeada del cuadro de Picasso, que lleva el nombre de esta localidad.

Pese a estos sucesivos fracasos, el nombramiento de Basterretxea como asesor especial del Gobierno vasco para asuntos relacionados con el arte, pareció abrir nuevas perspectivas para algunos de aquellos viejos proyectos. Fue animado por esa perspectiva que a finales del año pasado Oteiza publicó, en el diario Deia, su propuesta de organización de un ministerio de arte vasco, que incluía secciones como la de antropología estética, ikastola experimental, cambio de vida, etcétera. La propuesta, que sería completada luego con un proyecto de Universidad vasca, no recibió especial atención de parte de los poderes autónomos, lo que exasperó al escultor.

De todas formas, y probablemente por influencia de Néstor Basterretxea, la Consejería de Cultura del Gobierno vasco incluyó en sus presupuestos para este año una partida de veinte millones de pesetas destinados a la adquisión y acondicionamiento de un palacio del siglo XVII existente en Fuenterrabía, el palacio de -Urdanibia, en el que se instalaría un Centro de Arte Contemporáneo del País Vasco. Este centro, que encajaría con algunas de las propuestas anteriores de Oteiza, podría ser también el marco capaz de recoger la parte de la obra de Oteiza que sigue conservando el escultor y cuyo valor, estético y económico, es desde luego incalculable.

Dado que el propio Oteiza había insinuado la posibilidad de donar su obra a Aránzazu -la basílica donde están ya, finalmente, sus célebres trece apóstoles abiertos en canal-, Basterretxea intentó convencerle de cambiar dicho destino por el del palacio de Fuenterrabía.

A juzgar por la entrevista que anteayer publicaba un periódico de Bilbao, Néstor Basterretxea debía estar plenamente convencido del acuerdo de Oteiza con la propuesta, ya que daba toda clase de detalles sobre el mismo, incluyendo el dato de que, «por no tener hijos, Jorge ha tenido más facilidades para decidir la donación».

Esta incluiría, por otra parte, «lo mejor de cada época» del escultor, o, mejor dicho, de ambos escultores, ya que también Basterretxea, «tras haber consultado con la familia», había decidido donar su obra con los mismos fines. En la entrevista citada, Basterretxea hace constar su interés en que «quede bien claro que si el proyecto no está abierto a otros artistas, es por un problema de espacio. De todas formas, en las dos hectáreas de jardín que rodean al palacio hay sitio suficiente para que los escultores que lo deseen coloquen sus creaciones».

Sin embargo, Jorge de Oteiza, que había conocido por medio de la radio la noticia que daba por hecho confirmado la donación de su obra al Gobierno vasco, aseguró a EL PAIS que «todo es falso» y se lamentó en un tono más de indignación que de amargura de la «falta de sensibilidad de los políticos», que ni se habían molestado en responder a su propuesta de «ministerio autónomo de arte vasco».

«Lo de la donación», dijo Oteiza, «es tan falso como que yo vaya a hacer ahora, como también se ha dicho, una exposición antológica. Yo me despedí de la escultura hace años y no soy corno esos malos toreros que luego vuelven para hacer el salto de la rana». El autor del Quosque Tandem admitió que había ofrecido donar su obra a Aránzazu, pero añadió que, «tras una entrevista con el rector de los frailes y un viceconsejero del Gobierno vasco que es también alcalde, tuve que mandar todo a paseo».

Aingeru Zabala, director general del Patrimonio HistóricoArtístico y de Bibliotecas del Gobierno vasco, consultado también por EL PAIS, mostró su extrañeza por la reacción del escultor, señalando que «la prueba de que ha habido más de conversaciones informales, es que en los presupuestos del departamento para este año, público desde hace meses, figura una partida con mención expresa al edificio que acogería las obras de Oteiza». Por lo demás, Zabala, que no ocultó su admiración personal por el artista guipuzcoano, lamentó la actitud de éste y aseguró que por nada del mundo desearía entrar en polémica con él.

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