Hoy se cumple el centenario de la muerte de Borrow, autor de "La Biblia en España"
Su obra fue traducida al castellano por Manuel Azaña
George Henry Borrow (1803-1881) fue un inglés que entre 1836 y 1837 llegó a adquirir notoriedad en Madrid, donde fue conocido familiarmente como don Jorgito, el inglés. Contaba entonces 33 años, la edad de los iluminados. Su estancia en la corte coincidió con un tiempo en que España, bajo la regencia de María Cristina, parecía abrirse al liberalismo europeo. Era una España diferente que prácticamente ha perdurado hasta bien entrado nuestro siglo, alimentada por diversos viajeros extranjeros de allende los Pirineos.Hoy, por diversas causas, aparte del recuerdo de la efeméride del centenario, se hace oportuno recordar a Borrow, que ha conocido en nuestra patria detractores y panegiristas de singular talla. Entre los primeros está don Marcelino Menéndez y Pelayo y entre los segundos se halla don Manuel Azaña que representan quizá a dos Españas que hoy, sin embargo, no tendrán inconveniente en unirse a la hora de recordar a Borrow,
Después de una serie de peripecias biográficas, entre las que se halla la de su conocimiento de un alimañero que le regala una víbora capada que él consigue amaestrar cuando era niño y su primer conocimiento de los gitanos, Borrow aprende galés, danés y alemán lee, las obras de sus compatriotas Sterne, Byron y De Foe.
En 1933 conoce y frecuenta, en Oulton Hall (Suffolk, Inglaterra) a una viuda acomodada, Mary Clarke, que influye decisivamente en su existencia. A ella deberá una recomendación a la Sociedad Bíblica británica e internacional, en la que se integra gracias a sus asombrosas dotes de políglota. Mary Clarke inculcó en Borrow un respeto hacia valores ante los que el joven George había sido indiferente. Pasa entonces a practicar un anglicanismo declarado.
"Evangelizar" España
Después de un viaje a Rusia como agente de la citada Sociedad Bíblica, vuelve a Inglaterra y recibe el encargo de evangelizar España, donde la supresión del Santo Oficio y del Tribunal de la Inquisición, restauradas por el fallecido Fernando VII, parece cosa hecha.En España, Borrow decide editar una versión en castellano de La Vulgata, del prelado católico Felipe Selo. Conoce a los gitanos de Granada. Viaja a Málaga y decide el regreso a Londres para escuchar instrucciones acerca de aquella tarea evangelizadora y de la propia traducción de La Vulgata.
Borrow asumió luego la distribución del libro por toda la Península y, emprendió un largo y meditado viaje que comprende, en principio, Castilla la Vieja, León, Galicia, Asturias y Cantabria. Hace el viaje acompañado de un muy resabiado criado de origen griego. Estuvo en esa empresa desde mayo a noviembre. En su retorno a la corte hace realidad su proyecto de editar las traducciones del Evangelio según san Lucas al caló y, al vascuence.
Todas estas actividades, además de abrir un despacho de la Sociedad Bíblica en Madrid, unidas a su facundia, cordialidad, amenidad de verbo y simpatía personal, harían popular a Borrow, al que ya llaman don Jorgito.
El establishment, que aún no está desmontado, se enfrenta a Borrow En 1838 se le prohibe toda venta de libros y luego es encarcelado bajo la acusación de desacato, de introducción clandestina de impresos en el reino.
En La Biblia en España. Borrow revela que lo ocurrido se debió, en parte, a las indiscreciones de otro agente de la Sociead Biblíca. La situación se esclareció y George fue excarcelado y más tarde negó toda su vinculación con el agente que le había denunciado. Al tiempo, las autoridades prohibieron la circulación del Nuevo Testamento de Scio, publicado un año antes por Borrow.
En 1840 se casó con Mary Clarke, que tenía una hija, se instala definitivamente en el Reino Unido y se dedica a escribir sobre su experiencia española, que interesa al editor londinense John Murray, quien en 1841 publica el primer libro del agente bíblico. Se trata de The zincali (Los gitanos), especie de noticia sobre los gitanos españoles, sus costumbres, tradiciones y jergas, que acompaña de una colección de lírica popular en caló y un vocabulario.
En el manuscrito de La Biblia en España, Borrow sigue las consejos de un gran conocedor de la España romántica, Richard Ford, quien le dice que ha de abandonar toda erudición libresca y ha de escribir llanamente de lo que ha visto.
Exito instantáneo
Cuando este libro se publicó, en 1842, fue un éxito instantáneo. Al año de aparecer había vendido seis ediciones de mil ejemplares. Se convirtió rápidamente en clásico. En medio siglo alcanzó veintidós ediciones registradas. Borrow se convirtió en una especie de mito. La inquietud que suscita su figura le obliga a ensayar la autobiografía, que emprende en Lavengro, en la que la realidad se funde con la fantasía.Contra todo pronóstico, Lavengro decepcionará a los lectores y admiradores de La Biblia..., que no se esperaban una autobiografía novelada y arremeten contra el autor. Borrow acusa el golpe y toma la decisión de dejar temporamente el Reino Unido y refugiarse con sus queridos gitanos, esta vez en la Europa oriental.
Viudo desde 1869, vuelve a Oulton, se convierte en un viejo misántropo y se rodea de un mundo inverosímil de objetos procedentes de todos los países, guardado en medio de un magnífico desorden y protegido por la vegetación del parterre, que casi ocultaba su casa.
Su única satisfacción era invitar de cuando en cuando a alguna banda de gitanos a que acampasen en sus propios jardines, ante el horror de los vecinos. Los muchachos del lugar le apedreaban y le insultaban.
En 1881, presumiendo que se acercaba el final de su vida, convenció a su hijastra para que fuera a vivir con él. Deseaba morir acompañado. No lo quiso el destino. En la mañana del 26 de julio falleció completamente solo.
Otras obras
Aparte de La Biblia en España, las obras principales de Borrow son las citadas Lavengro, Los gitanos, Vida y aventuras de Joseph Sell y Centeno gitano. De sus amplios conocimientos lingüísticos nacieron Targum, una serie de traducciones en treinta idiomas y dialectos, entre las que figuran una al chino del Nuevo Testamento, y otra del Evangelio de san Lucas al caló, como hemos dicho.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.