Atenta contra una ermita porque no le toca la lotería
La ermita de San Pedro, situada en lo alto de un acantilado, sobre la costa cantábrica, entre Bakio y Bermeo, originaria del siglo XII y probablemente la más valiosa muestra del románico en todo el País Vasco, ha sido objeto, por tercera vez en un corto espacio de tiempo, de un intento de destrucción por el fuego, obra, al parecer, de un perturbado mental obsesionado por su mala fortuna con la lotería.El intento fue descubierto sobre las 10.30 horas por el párroco Fidel Izaguirre, que se encarga de su custodia, el cual encontró forzado el cerrojo de la puerta de la ermita y en el interior de la misma los libros de culto apilados junto a las vestimentas sacerdotales, dentro de un armario. Todo ello rociado con gasolina y conectado a una mecha de combustión lenta. El sacerdote logró apagar la mecha cuando la chispa se encontraba ya a pocos centímetros de su final, donde también encontró un décimo de lotería de mil pesetas perteneciente al sorteo del pasado 11 de julio, y en cuyo reverso había escrito a bolígrafo: «Si nada toca, después del accidente de san Cristóbal (sic), san Juan de Gaztelugatxe». Esta última es otra ermita situada debajo de la de San Pelayo, adentrada en el mar, y que también fue objeto de un atentado por fuego hace un año. La confusión entre san Cristóbal y san Pelayo es, según el párroco, normal en la zona.
Todo parece indicar, según la misma fuente, que el autor del hecho es un enfermo mental obsesionado por la lotería, y se descarta toda intención política. En uno de los atentados anteriores, el autor o autores lograron su propósito, ya que ardió por completo la sacristía.
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