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La música y el teatro volvieron a la plaza de Spoleto (ltalia)

Terminó el Festival de los Dos Mundos

Juan Arias

Se acaba de celebrar en Spoleto, la encantadora ciudad medieval de la región de Umbría, el famoso festival llamado Dei Duenmondi (de los dos mundos). Han sido dieciocho días de banquete artístico en un escenario único.El festival se ha clausurado con el tradicional concierto en una plaza que han definido críticos y escritores «como deliciosamente irregular». Uno de los lados es la dulce y armoniosa catedral, del siglo XII, coronada por el delicioso campanario. De frente, una calle empinada, casi una escalera, que hace de gallinero para quienes no tienen el privilegio de poder sentarse en la plaza. En los veinticuatro años que lleva en pie el festival de Spoleto, nunca ha llovido la tarde del concierto final. Hubo miedo, sólo este año, que amenazaba tormenta. Pero el dios de la lluvia «tuvo piedad». como ha escrito un crítico y «los paraguas se quedaron secos».

Este año, no sólo no llovió sino que, como regalo, la naturaleza ofreció a los espectadores un final sorpresa: una puesta de sol espectacular que vistió de unas tonalidades inéditas, un escenario que ya es por sí mismo fascinante.

Normalmente, cada año la musica escogida para el concierto final de Spoleto es de tipo espiritual, quizá para no olvidarse que el festival se celebra en el corazón de la tierra de Francisco de Asís. Pero se trata también de una espiritualidad laica, como lo era il poverello, desnudo de burocracias y alérgico a la religión como poder.

El programa comprendía, este año a Mendelssohn con La primera noche de Valpurga y el Psalmus hungaricus, de Zoltan Kodaly. El director fue el joven húngaro Adam Fischer, de quien se aseura que será una de las revelaciones del futuro, que ya hoy no es un director de orquesta más, que es alguien. Lo que fue menos acertado fue el canto del salmo de Kodaly en italiano. Todos aseguran que hubiese sido mil veces más sugestivo en húngaro, que es una lengua que conoce tres tipos de pronunciación distinta para cada vocal. Pero el público escuchó todo el concierto como en éxtasis.

Mientras se habla ya del festival del año próximo, que será excepcional porque se celebrarán sus bodas de plata, se hace un balance de este año. La crítica ha sido unánimemente positiva en un país donde cada vez todo gusta menos

Se han representado en los dieciocho días del festival tres obras líricas, seis programas de danza, cuatro espectáculos de prosa, ocho conciertos, tres exposiciones fotográficas y cuatro de pintura. Hubo también 212 exposiciones no oficiales de pintura y de escultura de primera categoría. Los expositores no oficiales fueron 722.

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