El consejero instructor del 23 de febrero ocupó altos cargos en la policía franquista
El nombramiento del general consejero togado José de Diego López como consejero instructor para el período del plenario de la causa 2/81, relativa al fallido golpe de Estado del 23 de febrero, causó sorpresa en los medios políticos y jurídicos liberales de Barcelona, donde se recuerda su muy severa actuación como jefe superior de Policía bajo el anterior régimen.
El general De Diego es, a partir de ahora, quien debe admitir o denegar las pruebas que soliciten el Fiscal y los defensores de los 33 procesados en la mencionada causa. Es hijo de un oficial de la Guardia Civil que el 18 de julio de 1936 desempeñaba el cargo de comandante de puesto de El Escorial (Madrid). Con motivo de los hechos que tuvieron lugar en aquellas fechas, el padre del hoy general fue asesinado de forma particularmente brutal. Su hijo pudo pasar a la zona controlada por el Gobierno de Burgos.Como oficial de los servicios jurídicos ocupó cargos Jurídico-militares en Sevilla, a las órdenes del general Queipo de Llano. En aquella ciudad, la actuación de los tribunales militares fue particularmente dura. El 22 de octubre de 1956, el hoy general José de Diego López fue nombrado jefe superior de Policía de Barcelona, cargo que ocupó hasta el 13 de agosto de 1957. Era un hombre de la total confianza del entonces gobernador civil de Barcelona, Felipe Acedo Colunga, general auditor, que actuó como fiscal en los procesos que siguieron a los hechos de Asturias de 1934.
Director general de Seguridad
Posteriormente a su cargo policial en Barcelona, José de Diego fue nombrado subdirector general de Seguridad, y más tarde, director general de Seguridad, a las órdenes del entonces ministro de la Gobernación, Camilo Alonso Vega. Ocupó este último cargo durante largos años.
El breve período en que fue la máxima autoridad en Barcelona se caracterizó por una fuerte actividad popular y cívica contra la dictadura. Ello originó una muy fuerte represión militar. Testimonios orales y trabajos históricos sobre aquel período se refieren a presuntos malos tratos en ocasión de detenciones.
Los días 14 y 15 de enero de 1957 tuvo efecto en Barcelona la importante huelga de tranvías -la segunda bajo la dictadura, tras la de 1951, también en Barcelona-, que movilizó no sólo a la clase trabajadora, sino también a amplios sectores de la burguesía. El comité cívico que coordinaba la acción -cuya Figura señera fue el desaparecido historiador Jaume Vicent Vives- propuso a los dirigentes monárquicos del momento el retorno a Barcelona del padre del actual Rey, con el fin de irri poner el restablecimiento de una monarquía constitucional.
Jefe superior de Barcelona
El 1 de febrero de 1957 -siendo jefe superior de Policía de Barcelona el hoy general De Diego- tuvo efecto el fallecimiento en Puigcerdá, en circunstancias aún confusas, del capitán general de Cataluña, teniente general Juan Bautista Sánchez González. Este militar era un abierto partidario de la monarquía coñstitucional, había mantenido contactos muy reservados con miembros de la oposición monárquica clandestina (entre ellos, el hoy diputado Antonio de Senillosa) y era respetado incluso por la oposición de extrema izquierda.
Hay escasos testimonios respecto a las extrañas circunstancias de su fallecimiento. Josep María Colomer, en su libro Los estudiantes de Barcelona bajo el franquismo, facilitó como versión más probable la siguiente: «Juan B. Sánchez tuvo un ataque de corazón, teniendo aún el teléfono en las manos, cuando acababa de recibir la orden del ministro del Ejército Agustín Muñoz Grandes de que dejase el cargo y después de haber discutido agriamente con éste y de anunciarle que de momento no pensaba hacerlo y que se iba de maniobras militares al Pirineo».
Toda la oposición democrática catalana asistió masivamente al entierro en Barcelona del general Sánchez González. Estuvieron presentes, por ejemplo, Joan Reventós y Josep Benet, quienes además se habían encargado personalmente de que el acto fúnebre contase con la asistencia de representantes de todas las organizaciones democráticas entonces clandestinas.
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