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Enrique Larroque será nombrado nuevo embajador de España en Cuba

El ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, ha designado al diplomático y ex dirigente liberal Enrique Larroque como nuevo embajador de España en Cuba, en sustitución del actual representante de Madrid en La Habana, Manuel Ortiz, quien regresará definitivamente a la Península en fecha próxima.

El nombramiento de Enrique Larroque, que sólo será efectivo cuando las autoridades cubanas den el placet al nombramiento presentado ya por España en La Habana, coincide con una etapa difícil en las relaciones diplomáticas hispano-cubanas, que se inició con la llegada del presidente Calvo Sotelo al palacio de la Moncloa.El nombramiento de Larroque como embajador en Cuba ha provocado una cierta sorpresa en los medios políticos y diplomáticos, donde se subraya la coincidencia de que el ministro Pérez-Llorca, que recientemente se declaró próximo al ala liberal de UCD, ha escogido a Larroque para ocupar este delicado puesto en el momento actual. Como se sabe, Enrique Larroque, diplomático de carrera con categoría de ministro plenipotenciario en el escalafón de su cuerpo, se dedicó a la política activa en 1975 -dejando en ese momento sus responsabilidades en la Administración- y llegó a ser presidente del Partido Liberal hasta 1980, fecha en la que abandonó la militancia política y pidió su reingreso en la carrera diplomática, en la que anteriormente había ocupado puestos ante la OCDE y en Hong Kong, donde preparó el establecimiento de relaciones diplomáticas con China. Desde su salida del Partido Liberal, Larroque no ha tomado contacto con otras organizaciones de este tipo ni con los clubes que preside Antonio Garrigues ni con la propia UCD.

En todo caso, el relevo en la Embajada de España en La Habana, puesto que ocupaba hasta ahora Manuel Ortiz (íntimo colaborador de Adolfo Suárez) coincide con un momento difícil de las relaciones hispano-cubanas, a las que el ex presidente Suárez dedicó una especial atención, por considerarlas pieza clave del entendimiento de España con América Latina y contacto de excepción de la diplomacia española para con los países del Tercer Mundo, a través de la organización de países no alineados, en cuya cumbre de La Habana España estuvo presente como país observador, lo que provocó un serio malestar en Washington y en los sectores conservadores dé UCD. Se afirma incluso que el ex presidente Suárez sigue manteniendo una buena relación directa con Fidel Castro, e incluso se ha dicho que durante sus vacaciones en la isla Contadora intervino para solucionar la crisis diplomática que se abrió entre Panamá y Cuba hace cerca de cuatro meses.

El viaje de Fidel o la visita del Rey

Un tema que no pudo concluir Suárez durante su mandato en la presidencia del Gobierno fue la celebración de la visita oficial de Fidel Castro a España, a quien Suárez invitó en nombre del Rey de España durante su estancia en Cuba. La inestabilidad militar que culminó en la crisis del 23 de febrero fueron argumentos que aconsejaron a Suárez no ofrecer una fecha definitiva para esta visita que no gustaba a Washington, porque constituía la primera presencia en Europa occidental del líder de la revolución cubana desde su llegada al poder.El tema está ahora, al parecer, más congelado que nunca. El giro atlántico de la política exterior de Calvo Sotelo y su anuncio oficial de que España no volvería a asistir a las reuniones de los no alineados son elementos que marcan estas relaciones en el momento actual y dificultan la presencia de Fidel Castro en Madrid.

Como contrapartida se ha mencionado, en medios diplomáticos, la posibilidad de que los Reyes de España visitaran Cuba en un próximo viaje por tierras americanas, aunque este rumor no ha podido tener confirmación oficial alguna. Sí se sabe que preocupa en Madrid, tanto en los medios del Gobierno como de la oposición, la posibilidad de que sea el nuevo presidente de la República Francesa, François Mitterrand, quien se convierta en el primer anfitrión de Castro en Europa.

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La preocupación se inscribe en que Mitterrand buscará unas relaciones de privilegio con las naciones latinoamericanas progresistas y democráticas, con las que España mantiene en la actualidad la primacía absoluta en los contactos políticos y económicos. También está de por medio el protagonismo que el líder de la oposición, Felipe González, actualmente de viaje por Centroamérica, ostenta en esta parte de América como representante de la Internacional Socialista, encargado de vigilar el desarrollo de los procesos democráticos y revolucionarios de la zona. De ahí que la eventual iniciativa de Mitterrand -a quien asesora el amigo de Castro Regis Debray- tendría una doble influencia en los intereses hispanos.

A parte de todos estos temas de índole política, hay que señalar que las relaciones de Cuba con España discurren normalmente, aunque atraviesan un momento de frialdad evidente. Los intercambios comerciales siguen su rumbo y están cerrados los problemas relativos a la salida de españoles residentes en Cuba, a los que las autoridades cubanas concedieron el permiso para viajar a España, de acuerdo con el pacto que Suárez y Castro establecieron en La Habana.

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