Desalojo y juicio
Desde una óptica intrínsecamente machista, como tenemos metida en el cuerpo la mayoría de los hombres, es difícil opinar sobre el aborto. Evidentemente, no estamos en la piel de esas mujeres que, por las razones que sean, se han visto obligadas a interrumpir su embarazo.Los que pensamos que la mujer tiene perfecto derecho a disponer libremente de su propio cuerpo creemos necesaria la existencia de una ley apropiada, que garantice a la mujer el mínimo de seguridad médica, para asegurarle unas condiciones de sanidad que eviten los desgraciados accidentes que el aborto clandestino suele producir.
Pero la realidad de nuestro país. hace ver muy claramente que existen muchas personas interesadas en que esta ley no se dé. O que se retrase el máximo de tiempo posible.
Por esta razón se hace todavía más urgente, si no la legalización, la despenalización del aborto. Que una mujer, además de la desagradable tarea que supone el abortar clandestinamente o en el extranjero, no sea castigada por ello. Y menos si los hechos se produjeron hace ya ocho años./ . .
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