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Tribuna:La financiación de la vida cultural / 2
Tribuna
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La crisis económica y el conservadurismo dificultan la expansión de las artes en Inglaterra

Andrés Ortega

El Reino Unido es un país que tradicionalmente ha disfrutado de una sustancial ayuda gubernamental a las artes, pero la crisis económica y la política gubernamental conservadora están creando serias dificultades en las ayudas culturales, que para este año se elevan a 36.000 millones de pesetas. La mayor parte de este presupuesto está canalizado hacia el Arts Council (Consejo de las Artes), pero esta institución se preocupa más por mantener la herencia cultural británica y por las llamadas performing arts (artes de espectáculo o representaciones) que por el arte creativo.

Una de las consecuencias de esta crisis económica es precisamente la amenaza financiera que se cierne sobre la Opera Nacional Inglesa y el Ballet de Covent Garden, que, junto con el Royal Sadler's Wells Ballet, celebran este año el 50º aniversario de su fundación (véase EL PAIS de ayer). A pesar de todas estas dificultades económicas, Londres continúa siendo uno de los centros de la cultura mundial. Los festivales británicos siguen siendo famosos, especialmente el de Edimburgo, y la entrada a la mayoría de los museos es todavía gratuita.La promoción oficial de las artes cae bajo la responsabilidad del ministro de Estado para las Artes, en la actualidad Paul Channon, dentro del Ministerio de Educación y Ciencia, aunque esta pauta de organización puede variar.

Esta actividad de promoción se lleva a cabo desde la Oficina de Artes y Bibliotecas, que para 1981-1982 tiene un presupuesto de unos 36.000 millones de pesetas (es decir, un 7% más que el año anterior, lo cual no basta para paliar los efectos de la inflación). La mayoría de esta ayuda gubernamental se va en subvenciones a organizaciones independientes.

Los nueve principales museos nacionales (existen mil museos en el país) se llevan el 25% de este presupuesto; la Biblioteca Británica, un 21%. La mayor pérdida está destinada al Arts Council (Consejo de las Artes), que recibe un 44% del citado presupuesto (unos 15.200 millones de pesetas, un 14,3% más que el año anterior).

Ayuda técnica y financiera

El Arts Council, fundado en 1946, ayuda técnica y financieramente a muchas organizaciones, desde las compañías nacionales de ópera, ballet y teatro (que se llevan un 26% de su presupuesto) hasta los grupos experimentales. El Arts Council, además de la ayuda a estas compañías nacionales, destina un 7,4% de su presupuesto a la música; un 3%, a las compañías de baile; un 13%, a otros teatros; un 8,5%, a las giras de ópera por elpaís; un 9,5%, a las asociaciones regionales de arte, y un 4,8%, a las exposiciones y becas a artistas individuales (entre otras cosas, el Arts Council lleva la famosa galería Hayward, de Londres).

Además, el Arts Council destina un 11,8% y un 6,8%, respectivamente, de los fondos que recibe del Gobierno a los Arts Councils de Escocia y de Gales. Irlanda del Norte tiene un Consejo de las Artes independiente del de Londres.

Asociaciones de arte

En el ámbito regional hay diecisiete asociaciones de Arte en Inglaterra y Gales financiadas conjuntamente por el Arts Council, las autoridades locales y fondos privados. Así, el Ayuntamiento de Londres colaboró en la construcción del Teatro Nacional. Los Ayuntamientos financian, por otra parte, bibliotecas y otros centros y actividades culturales y artísticas. De la promoción del arte británico en el extranjero se encarga el Consejo Británico (British Council).

El desarrollo del cine y de la televisión como arte ha sido centralizado principalmente en el Instituto Británico de Cine (BFI), fundado en 1933, y que para 1981-1982 cuenta con una ayuda gubernamental de 1.200 millones de pesetas (11% más que el año anterior y un 3,5% del presupuesto de las artes). La agencia de fondos para el cine británico recauda un porcentaje de los precios de las entradas, normalmente un 7%, aunque varía, que luego utiliza para promocionar este arte en el Reino Unido. Un 30% de las películas proyectadas cada año en los cines del país deben ser británicas o de países de la Comunidad Europea. El Gobierno no invierte directamente en esta industria, pero la corporación nacional para la financiación del cine concede créditos del Gobierno y de otros fondos para la producción y distribución de películas.

El Arts Council una institución conservadora

En abril, el Arts Council de Gran Bretaña anunció que practicamente suprimiría las becas a los escritores, una decisión aún no definitiva que ha hecho correr mucha tinta a pesar de que esta partida representa tan sólo un 1% de los gastos estatales en las artes del país. Sin embargo, ilustra la orientación del Arts Council más hacia las instituciones que hacia los individuos, y más hacia lo que se llama performing arts (arte de espectáculo o representado) frente al arte creativo.Con esta política, el Arts Council, creado en 1946 bajo la influencia del economista John Maynard Keynes, se ha convertido en una institución conservadora, más preocupada en mantener la herencia cultural británica que en abrir nuevas sendas al arte. Cuatro quintos de su presupuesto van a parar a estas artes de espectáculo.

Existe, sin embargo, un acuerdo general de que sin el Arts Council hubieran sido imposibles muchas de las representaciones de estos espectáculos consagrados que tanto han contribuido a la vida de Londres y otras ciudades británicas: la ópera, el ballet y el teatro.

Estas ya clásicas instituciones están también en crisis, ya que los espectáculos que montan están resultando cada vez más costosos, al tiempo que se ven amenazadas por los recortes en el presupuesto británico. El Gobierno Thatcher quiere reducir en un 4%, de aquí a tres años, sus gastos en educación, ciencia, arte y bibliotecas. Hay excepciones, y una de ellas es la Royal Shakespeare Company. No se ven demasiado amenazados por los recortes, pues están «en la línea clásica», según comentó a EL PAIS uno de sus portavoces. Tienen tres teatros, dos en Londres y uno en Stratford -la ciudad natal del autor de La Tempestad-, y cuentan con unos 150 actores.

La compañía obtiene un 40% de sus ingresos de subvenciones, principalmente del Arts Council, y un 56% de sus taquillas. Su última obra de éxiio, con la que ha rehecho sus finanzas, ha sido la adaptación teatral de la novela de Charles Dickens, Nicholas Nickleby, bajo la dirección de John Caird y de Trevor Nunn. Para representarla -dura más de seis horas y se puede elegir entre verla en dos días o en una sola sesión maratoníana un sábado- requiere la presencia en el escenario de unos cuarenta actores. Malas lenguas señalan que la obra fue montada para demostrar a las autoridades que la compañía seguía necesitando todos los actores de que disponía.

En cualquier caso, la verdad es que Nícholas Nickleby produce, un lleno cada vez que es representada en el teatro Aldwych, de Londres. La mezcla de clasicismo e innovación aún cuenta con el apoyo del público londinense, el cual, con su presencia, ha ayudado, por el momento, a ahuyentar del Royal Shakespeare Company el fantasma de los recortes presupuestariós y del número de producciones. Muchas otras instituciones desearían lo mismo.

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