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La perspectiva de un Gobierno de centro-izquierda en Holanda inquieta a la Organización del Tratado del Atlántico Norte

Soledad Gallego-Díaz

La perspectiva de un Gobierno de centro- izquierda en los Países Bajos, como parece perfilarse tras el resultado de las elecciones generales del pasado martes, inquieta en la sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que ve cada día más comprometida la realización efectiva y global de su acuerdo de diciembre de 1979, sobre los euromisiles.Aunque la Alianza Atlántica pudiera felicitarse por la pérdida de escaños del partido socialista (PVDA), de Joop den Uyl, que ha pasado de 53 a 44 escaños en los Estados Generales, su contento se vuelve disgusto al comprobar que los votos perdidos por el PVDA han ido a parar a un partido igualmente contrario a la instalación de los 48 Cruise, la Democracia 66, o incluso a grupos políticos radicalmente antinucleares, como el débil partido comunista o los socialistas pacifistas, que no superaban generalmente el 2% de los votos, y que han visto aumentar sus fuerzas con uno y dos escaños más, respectivamente. Entre los dos reunirán ahora cuatro.

Más inquietante aún es que el fracaso del llamamiento al voto útil de Den Uyl puede paradójicamente, y dadas las especiales características de la política holandesa, llevarle al Gobierno, en coalición con la Democracia Cristiana-

Los democristianos (CDA) no pueden mantener la coalición con los liberales (VVD), único partido que apoyaba sin reservas el acuerdo aliado, porque entre los dos no llegan a la mínima mayoría requerida en el Parlamento. Han perdido en total tres escaños (dos el VVD y uno la CDA), y se sitúan en 74 sobre los 150 de los Estados Generales. Además, la ocasión será aprovechada por el ala izquierda de la CDA, que no se encuentra cómoda con el «excesivo conservadurismo» de sus antiguos compañeros.

La posibilidad de una coalición con liberales y Democracia 66 «ideal» para Van Agt, está descartada desde el primer momento,

Por el momento, la reina Beatriz, que interviene por primera vez en una «crisis gubernamental» (fue entronizada en abril del año pasado) y de la que se dice que tiene «simpatías» por el partido de Terlouw, encargará la formación de Gobierno a Van Agt, como representante del primer partido del país.

La mayor curiosidad la despierta la posible entrada en el Gobierno del líder de Democracia 66. Para sus defensores, Terlouw, joven físico nuclear, es «un hombre nuevo», capaz de imprimir a la política holandesa un pragmatismo del que está muy necesitada. Para sus detractores, es un «camaleón», falto de ideología.

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