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Jean Cassou se enfrenta en sus memorias a la imagen de la "España negra"

El hispanista Jean Cassous, coetáneo y amigo de los componentes de la generación artística y literaria española del 27, protesta contra la imagen convencional de la España negra en sus memorias, publicadas ahora bajo el título de Una vida por la libertad.Para uno de los intelectuales que más hizo en pro de la cultura española en Francia, estudioso de sus manifestaciones clásicas y contemporáneas, hay que revisar tal imagen de una España adversa «que se creyó esencial y permanente».

A guisa de conclusión del capítulo dedicado a España en su libro, no duda en interpretar ciertos aspectos «del tradicionalismo español como tendentes a un sorprendente liberalismo».

Es esta una posición contracorriente en un país donde los prejuicios sólo dejan ver una España sometida históricamente a las fuerzas de la intolerancia, enfoque aún agrandado durante la última dictadura.

Considera, en cambio, Jean Cassou a España en el paso del tiempo «como una realidad infinitamente múltiple, constantemente plural, objeto inagotable de discusiones por ser inagotablemente viva».

«No se puede fijar esta realidad, ha dado ejemplos de irreductible autoritarismo y es tierra de predilección del anarquismo, antinomia que no es sino una de las muchas que se pueden hallar en ella», concluye.

Ibérico por tres de sus cuatro abuelos, según se autodefine ya en los preliminares de su tomo de memorias, Jean Cassou nació en Deusto, cerca de Bilbao, en 1897, y es hijo de una gaditana y de un francés nacido en Quanajuato (México).

Llegó a tratar al filósofo Miguel de Unamuno y al novelista Vicente Blasco Ibáñez en París, y relata el banquete que les unió en esta capital contra el dictador Miguel Primo de Rivera.

Crítico de arte y fundador del Museo de Arte Moderno, Cassou publicó estudios sobre el Greco y Picasso, y en literatura, sobre Cervantes y el pensamiento de la literatura española.

Sus padres hablaban en casa en español durante su infancia en San Quintín (norte de Francia), y Cassou dice haber tenido pronto el sentimiento de una vida «que se desdoblaba».

De un lado, indica, El Cid de Corneille; de otro, Segismundo de La vida es sueño, de Calderón. Por otra parte, Nuits, de Alfredo de Musset, y por otra, las Rimas, de Gustavo Adolfo Becquer.

Se licenció en español en la Sorbona. Descubrió la cultura contemporánea europea en la Revista de Occidente, y cuando fue por primera vez a España tuvo la impresión que reconocía el país real sobre el que había leído tanto.

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