Buena acogida a "La hija del aire" en Sevilla

Con gran éxito artístico y de público tuvo lugar el pasado fin de semana, en el teatro nacional Lope de Vega, de Sevilla, el estreno de La hija del aire, con el que el Centro Dramático Nacional ha querido conmemorar el tercer centenario de la muerte de Calderón. La obra ha sido dirigida por Lluis Pasqual, que acaba de obtener el Premio Adriá-Gual, de la Diputación de Barcelona, por su montaje de El balcón, de Genet.La representación de La hija del aire era una auténtica apuesta, en muchos sentidos: si por una parte se trata de una pieza no representada desde hace dos siglos, por otra la densidad dramática y el verso añaden dificultad para un público poco acostumbrado a enfrentarse al hecho teatral reflexivamente. Y aún habría que hablar de una ciudad volcada hacia su feria de abril y que no ha abrumado a la taquilla, aunque ha respondido hasta ahora con llenos y aplausos entusiastas.

La hija del aire conserva lo fundamental del teatro barroco, su grandiosidad y su tragedia. Es una reflexión sobre el mal, concretamente sobre la ambición personificada en una mujer, Semíramis (Ana Belén), obsesionada por el poder y que no descansa hasta obtenerlo en su máximo grado a base de inteligencia, astucia y manipulación.

Lluís Pasqual ha hecho un trabajo minucioso hasta el último detalle y de una gran plasticidad, sin que se pueda entrever ninguna coacción sobre el texto original.