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Tribuna
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Segunda generación

El director Maximo Shostakovich, hijo del célebre compositor Dimitri, nació en 1938, un período de cierta dificultad en la vida de su padre. Dos años antes, Pravda había publicado el célebre artículo Un galimatías musical, según se dice inspirado por el propio Stalin, que comenzaba con estas palabras: «Desde el primer momento, el oyente de la ópera es ensordecido por un diluvio de sonidos voluntariamente discordantes y caóticos».Naturalmente, se aludía a Lady Macbeth del distrito de Mtsenk, que más tarde y pasados bastantes años reaparecerá bajo el título de Katerina Smailova (fue presentada en Madrid, por la Opera de Kiev, en 1979). Está compuesta la cuarta sinfonía, que duerme algún tiempo ante las recientes críticas, y en 1937 nace la Quinta sinfonía, oficialmente a título de respuesta conformista y obediente a la tesis de la estética política, aun cuando, en el fondo, continúa la línea que parece espontánea en el curso evolutivo del compositor.

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Fuga de músicos

El año del nacimiento de Máxim, Dimitri escribe el primer cuarteto y la partitura para El gran ciudadano, filme de Fridrikh Emiler. El nuevo Shostakovich estudia inicialmente en la Escuela Central de Música, de Moscú, y pasa después al conservatorio superior, en el que se gradúa el año 1956, habiendo tenido como principales maestros a Gauk, uno de los más destacados directores soviéticos, y a Rostropovitch desde hace años instalado en la Europa occidental.

La carrera de Maximo Shostakovich es rápida y brillante. Triunfa en el concurso nacional de la URSS de 1966, cuando ya dirigía de manera permanente la Sinfónica del Estado, con un repertorio muy amplio y de varia significación, en el que, como es lógico, ocupa puesto importante la obra de su padre. Después de giras por toda la Unión y muchos países extranjeros, Maxim ocupa el puesto titular de la Sinfónica de Radio Moscú.

La muerte de Dimitri, en 1975, supone un importante trauma en la existencia de su hijo, que comenta en el Boletín de la Unión de Compositores Soviéticos: «Se ha dicho con frecuencia que Shostakovich componía muy deprisa, lo que no es cierto. Meditaba sus planes largamente y sólo cuando había decidido hasta los detalles se sentaba a escribir. Hay casos en los que sí trabajo con rapidez; así, en la Quinta sinfonía, obra que me parece autobiográfica en alto grado, pues plasmó en ella el problema filosófico de la vida humana en su devenir. Escuchamos ecos de heroísmo, de rebeldía, de ternura íntima y lírica. Esta sinfonía lo contiene todo».

Es curioso que Maximo aludiese tan directamente a la obra resultado del conflicto de su padre con las autoridades político-culturales de la URSS. Conflictos que vinieron a explicar las Memorias de Shostakovitch, publicadas por Solomon Volkov en 1979 en Estados Unidos, con traducción francesa del año siguiente (Albin Michel). Obra fuertemente polemizada desde la Unión Soviética.

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