El proyecto de ley de Divorcio puede ser aprobado con modificaciones mínimas por el Pleno del Congreso
El proyecto de ley de Divorcio saldrá aprobado del Pleno del Congreso probablemente con una sola modificación, admitida por la comisión especial del Comité Ejecutivo de UCD, según fuentes de éste. La modificación sería, finalmente, la única concesión a la ofensiva que contra el actual proyecto ha protagonizado el sector democristiano del partido en los últimos días y que ayer culminó con una votación favorable a que fueran cambiados varios puntos del proyecto. La votación fue el colofón de una reunión tormentosa del grupo parlamentario, cuyo desarrollo hace albergar serias dudas sobre la unidad del partido a los propios diputados centristas.
La modificación afectaría al artículo 82, párrafo 5, donde se establece que será causa de separación el cese efectivo de la convivencia conyugal durante seis meses, que se entiende es consentido por los dos cónyuges si ninguno de ellos reclama por el abandono del otro. El cambio probablemente consistirá en que esta presunción de consentimiento no será efectiva .si el cónyuge que abandonó no requiere al otro para que exprese su voluntad.Asimismo, es posible que se remita al Senado una modificación de la disposición adicional sexta, donde se regula el divorcio cuando existe acuerdo. En todo caso, la decisión última corresponde a la comisión de la ejecutiva centrista.
No obstante, la situación en el seno de UCD es de gran enconamiento, según el sector socialdemócrata, por la actitud de los democristianos, que están dispuestos a llegar a la ruptura del partido. En este sentido, fuentes de UCD afirman que todos los puntos conflictivos del. proyecto de ley de Divorcio son superables, pero que el enfrentamiento político interno tiene difícil arreglo.
Tormentosa reunión del grupo
El sector centrista opuesto a la actual redacción del proyecto de ley consiguió forzar una votación sobre el mismo en la reunión que el grupo parlamentario celebró para debatir el tema ayer por la mañana. El resultado de la votación -56 votos disconformes con el proyecto y 39 conformes- e interpretado como una victoria por los democristianos, aunque el sector socialdemócrata y sus aliados opinan que los 39 votos contrarios a la modificación aseguran la aprobación del proyecto tal como está, si se les suma a los votos de la izquierda, y añaden que, de esa forma, la votación se ha vuelto contra los teóricos vencedores.
La reunión del grupo, calificada de agria y tormentosa por los asistentes, terminó a mediodía con la presentación por el democristiano Oscar Alzaga de una propuesta de resolución que pedía la modificación del proyecto en ocho puntos concretos, que afectan a los artículos 81, 82, 86 bis, 87 y la disposición adicional sexta, entre otros.
Las modificaciones harían que la separación matrimonial se decretase, cuando ambos cónyuges la pidan, sólo si existe «quiebra profunda difícilmente superable la convivencia conyugal»; que desapareciera el párrafo por el que si un cónyuge no ha reclamado a los seis meses de ser abandonado por el otro se presume que acepta la separación; que pueda ser compatible el cese de la convivencia conyugal con la residencia en el mismo domicilio sólo si un juez lo declara así; que el juez pueda denegar el divorcio si se prueba que ocasiona perjuicios graves a los hijos menores o incapacitados, y que se introduzcan cautelas en la regulación del divorcio por mutuo acuerdo.
Polémica sobre la necesidad de votar
Cinco minutos después de presentada la propuesta, el portavoz, Miguel Herrero, anunció que, se iba a votar. En ese momento, Fernando Abril advirtió que la decisión última corresponde a la ejecutiva del partido. Herrero asumió la responsabilidad de la votación, que dio el resultado más arriba indicado, aunque cuatro de los que votaron por la modificación del proyecto no apoyaban literalmente la propuesta de Alzaga.
La cuestión de si se debía votar o no había sido planteada al comienzo de la reunión por el propio Alzaga, quien defendió la tesis de que el grupo puede tomar decisiones. Le contestó Rafael Arias-Salgado afirmando que, según los estatutos, es la ejecutiva la que establece las directrices, y que la reunión tenía la finalidad únicamente de acotar los temas conflictivos.
Cuando finalizó la reunión, Alzaga comentó a los informadores que la ejecutiva del partido resolvería teniendo en cuenta su propuesta, puesto que ésta había triunfado, y que el grupo parlamentario revisaría, la semana próxima, la decisión de la ejecutiva En ese momento, el socialdemócrata Luis Gámir, que también salía de la reunión, le dijo a Alzaga que estaba equivocado, puesto que los estatutos del partido dicen que es la ejecutiva la que fija la línea política.
El empeño democristiano en considerar procedente la votación en el grupo es interpretado por los demás centristas como un intento del sector católico de ganar la batalla reabriéndola allí donde tiene una relación de fuerzas más favorable, es decir, en el grupo, a pesar de que el proyecto se aprobó en comisión con los propios votos de UCD.
En las cuatro horas largas de reunión del grupo se desarrolló un enconado debate entre los diputados democristianos y los socialdemócratas, especialmente el ministro de Justicia, en el que, mientras alguno de los primeros llegó a amenazar con la excomunión, otros de los segundos hacían notas sarcásticas denunciando la ocupación del Congreso por «trece obispos, seis archidiáconos, dos deanes y más de sesenta sacristanes», «armados con diversos Cristos último modelo, hisopos y casullas».
Intervenciones diversas
En contra de la redacción actual del proyecto intervinieron Oscar Alzaga, Iñigo Cavero, José Luis Alvarez, José Luis Mellán, Luis de Grandes, José Manuel Otero, Manuel Diaz Pinés, Ignacio Huelin y José Antonio Escartín. Según fuentes de los presentes, Otero llegó a afirmar que el 70% de los españoles es católico practicante y que es preciso consultar a la Iglesia. También Cavero y Alzaga defendieron la tesis de que no se puede actuar contra la opinión eclesiástica, y otros amenazaron con que 10.000 púlpitos hablarían contra UCD por culpa de esta ley de Divorcio.
Por su parte, José Antonio Escartín defendió el voto particular que mantiene a la adicional sexta, sobre el divorcio por mutuo acuerdo. Sus tesis, apoyadas por Alzaga, piden que el juez pueda realizar un trámite previo de conciliación y que el fiscal intervenga para establecer la veracidad de las causas de divorcio. También reclama para el juez la facultad de denegar la admisión a trámite de la demanda de divorcio.
El ministro de Justicia respondió con dureza, afirmando que se opondrá siempre a un divorcio para ricos y plagado de dificultades, «mientras la ventanilla de las nulidades canónicas está generosamente abierta». En otro momento afirmó que «no hay divorcios felices, pero sí se puede conseguir un divorcio sin amargura para los cónyuges».
También preguntó Por qué los diputados críticos aceptarían el divorcio si no hay acuerdo entre los cónyuges y, en cambio no lo admiten si existe ese acuerdo, y calificó el proyecto actual como absolutamente moderado, realista y el mínimo posible para presentarlo con dignidad ante la sociedad española de hoy.
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