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¿Tregua en el País Vasco?

ETA Político-militar ha decidido, el sábado 28 de febrero, liberar a los tres cónsules que retenía como rehenes desde el 20 de febrero y terminar hasta nueva orden sus acciones violentas. Esta decisión no bastará para restaurar la paz civil en el País Vasco español, pero al menos constituye un elemento nuevo y alentador para todos los que, tanto en Madrid como en Euskadi, quieren creer todavía en una solución negociada y pacífica del interminable drama vasco.La tentativa de golpe de Estado no ha sido extraña a este giro. A la vez, directamente -desde el 23 de febrero era demasiado manifiesto que la violencia de los separatistas hacía el juego a la extrema derecha- e indirectamente, las nuevas circunstancias permiten a la organización anunciar un alto el fuego sin perder la cara. Además, de una manera más general, los poli-milis, como se les llama, habían podido medir desde hace varios años que su estrategia, a menudo incoherente, se asimilaba cada vez peor por la opinión nacionalista vasca. Esta no llegaba a comprender que esta rama de ETA, que se había separado de la militar en 1974 para dar a la actuación de los independentistas un carácter más reflexivo y más político, se haya lanzado a continuación una y otra vez a formas particularmente ciegas, devastadoras y políticamente desafortunadas de terrorismo. (...)

La decisión de ETApm deja el campo libre a los separatistas más duros. Al mismo tiempo, puede aislarles y dar una caución patriótica a los partidarios de la negociación. La situación en Madrid y en el país no perfila como ganador a ningún campo. En el País Vasco todavía puede ocurrir cualquier cosa.

, 3 de marzo

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