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Noruega, un aliado europeo un tanto atípico

Un Gobierno socialdemócrata convirtió en 1949 a Noruega en miembro fundador de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en el entendido de que este país nórdico «hallaría la solución a sus problemas de seguridad mediante la estrecha colaboración conjunta en la esfera de la política defensiva con las democracias occidentales».Hasta ese momento, Noruega había hecho gala durante más de un siglo de la más estricta neutralidad. La segunda guerra mundial y los estragos de la ocupación nazi vinieron a demostrar a los pacíficos noruegos que su estratégica posición en el flanco norte de Europa no les permitiría, en el futuro, seguir disfrutando de la bucólica tranquilidad a que estaban acostumbrados.

Noruega tiene 196 kilómetros de frontera con la Unión Soviética, posee una costa atlántica en línea recta de 2.652 kilómetros (que se transforman en 28.000 en el recorrido de sus infinitos fiordos, algo así como las rías gallegas, pero en grande) y se encuentra exactamente bajo las rutas aéreas (en tiempo de paz) y balísticas (en tiempo de guerra) entre las dos grandes superpotencias.

Así, cuando el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Halvard Lange, volvió de Washington a principios dé febrero de 1949, no le fue excesivamente difícil convencer a sus compatriotas de que su futuro defensivo estaba en el seno de la OTAN. El tema fue debatido en sesiones maratónicas, tanto por el Partido de los Trabajadores como en el Storting (Parlamento), donde se le dio el visto bueno a la entrada de Noruega en la Alianza Atlántica por 130 votos a favor y trece en contra, de los cuales once correspondían a diputados del partido comunista (hoy no representado en la Cámara). De esta forma, Noruega firmaba en Washington, el 4 de abril de 1949, junto a otros once países, la fundación de esta alianza que tantos interrogantes levanta treinta años después.

En aquel entonces Noruega era el único miembro que poseía frontera con la URSS. Actualmente, Turquía comparte esta característica.

Parlamentarios y militares coinciden en calificar la política defensiva de este país europeo durante las tres últimas décadas, como «estable y de baja tensión», en palabras de uno de los jefes del Ejército noruego más directamente comprometidos con su cumplimiento, el teniente general Tonne Huitfeldt, de 56 años de edad, comandante en jefe de las Fuerzas Aliadas del Norte de Noruega.

Huitfeldt, de baja estatura para la media de su país, es un militar extrovertido (reconoce haber estado hablando con el general turco Kenan Evren sobre el golpe de Estado en Ankara, antes de que se produjera), realista (en ningún momento olvida que hay misiles soviéticos de corto alcance apuntando directamente sobre Noruega desde la base soviética de Kola, junto a la frontera) y fiel cumplidor de la política defensiva que se dicta en Oslo.

Esta política -sobre la que reina, al igual que en la exterior, un, amplio consenso- se asienta sobre varios pilares claves: pertenencia a la OTAN, inexistencia de bases o contingentes de tropas extranjeras en territorio noruego en tiempo de paz, ausencia de armamento nuclear e independencia de las fuerzas armadas noruegas respecto a la Alianza Atlántica, excepto si media una situación bélica. Noruega dedica a gastos de defensa alrededor del 9% de su presupuesto, y el año pasado cumplió religiosamente con el aumento del 3% exigido por Estados Unidos a los países miembros de la OTAN.

Buenas relaciones con Moscú

¿Hasta qué punto los noruegos se creen posible objetivo soviético? Es difícil de determinar, pues en todo momento los políticos miman sus buenas relaciones con Moscú. Un diputado laborista, miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores, lo expone así: defensa total (con la movilización inmediata de 85.000 guardias nacionales que mantienen sus uniformes y armas en su casa) tan sólo le permitiría resistir un ataque exterior durante breves días. «Queramos o no, dependemos de la ayuda del resto de los aliados»; reconocen los laboristas, en el poder desde hace cuarenta años. «Hemos de acogernos a la solidaridad de la OTAN», recuerdan los conservadores, quienes, sin hacer gala del menor temor respecto a la URSS, sí muestran su «gran preocupación por la carrera armamentista y el crecimiento de los, arsenales atómicos al norte de nuestro país».

Posibilidades de invasión

En general, los militares están convencidos de que si los soviéticos consideran en un momento dado que la guerra mundial es inevitable, «existen grandes posibilidades de que invadan Noruega»" no en balde este país posee un tercio de la plataforma continental de toda Europa.Para el teniente general Huitfeldt, la pertenencia a la OTAN entraña diversas ventajas cotidianas para Noruega: permite a este país estar al tanto de las actividades aéreas soviéticas y de todas las novedades que se suceden en la estratégica base de Kola, única salida al Atlántico que posee la Unión Soviética, por estar el resto de sus puertos europeos permanentemente helados. Asimismo, permite a Noruega un conocimiento exhaustivo de todas las actividades marinas y submarinas de la vecina potencia.. «En todo momento hay submarinos soviéticos patrullando el Atlántico. Si hay los de siempre, es que el conflicto no es inminente», explica en plan didáctico el general.

El fiordo de Kola, la península del mismo nombre y la región de Murmansk concentran la mayor parte de la flota soviética (más de quinientos barcos), así como de su fuerza submarina de misiles nucleares estratégicos. La última adquisición es un crucero propulsado por un reactor nuclear. Alrededor de la mitad de los misiles intercontinentales y torpedos de largo alcance se encuentran estacionados en Kola. Las pistas de aterrizaje rondan las veinte, aunque los bombarderos no suelen estar allí asentados, sino que se limitan a realizar maniobras periódicas, como ocurre con el supermoderno Backfire.

La base de Bodo

El Comando de las Fuerzas Aliadas del Norte de Noruega se encuentra situado junto a la ciudad de Bodo, en una península que desde el aire semeja un conglomerado de madrigueras. Bajo, tierra se encuentran los hangares en los que se guardan los aviones (y hasta los barcos), y en ellos se acogerán en breve, los recién adquiridos y conjuntamente fabricados F- 16 norteamericanos; y los refugios capaces de resistir un ataque nuclear. (Noruega ocupa el tercer lugar en cuanto a disponibilidad de refugios antinucleares, después de Suiza y Suecia.) Aunque constituye un eslabón fundamental del flanco norte de la Alianza Atlántica, las fuerzas allí estacionadas no dependen más que del mando noruego. Su traspaso al comando aliado debe ser decidido por el Gobierno no ruego cuando la situación así lo exija. Existe, no obstante, un plan permanente para aerotransportar a Noruega fuerzas aliadas en el plazo de dos-tres días. Las maniobras a .cargo de fuerzas de la OTAN son frecuentes en territorio noruego.Bodo está situada a mitad de camino, exactamente, entré la capital, Oslo, y la frontera con la URSS, y el radio de acción de este cuartel general de las fuerzas del norte de Noruega comprende todo el territorio situado por encima del. paralelo 65 (las provincias de Finnmark, Troms y Nordland, así como las islas Spitzbergen y Jan Mayen, donde se alza el único volcán de Noruega), equivalente a un tercio del territorio total de Noruega, pero con tan sólo 465.000 habitantes, que en su mayoría viven de la pesca y la agricultura.

El conseguir que estas personas no abandonen sus tareas y desplacen su residencia por otras más productivas (el petróleo, por ejemplo) constituye uno de los objetivos primordiales del Gobierno noruego. De hecho, la planificación económica intenta canalizar sus esfuerzos en promover industrias en esta zona y tratar de que la población no sólo no decrezca, sino que crezca, lo cual tiene, incluso, razones puramente defensivas.

Noruega tiene concentradas sus fuerzas en el Norte (entre 6.000 y 7.000 hombres). En total, el país cuenta en todo momento con alrededor de 23.000 millones y civiles que tienen el Ejército como profesión y unos 25.000 jóvenes realizando el servicio militar (obligatorio para los hombres y voluntario para las mujeres). En caso de movilización, las fuerzas pueden multiplicarse por diez en muy pocas horas. El peso de la misma recaerá en los denomina dos guardias nacionales, quienes se entrenan anualmente durante seis días consecutivos y cuya función principal es apoyar y proteger el proceso de una eventual movillización. En caso de que se tengan que trasladar al Norte brigadas normalmente estacionadas al sur del paralelo 65, su equipo pesado se encuentra ya preparado en aquellos puntos estratégicos en los que se supone será necesario su apoyo.

Equipo pesado norteamericano.

Hasta el momento, la concentración de equipo pesado en el Norte venía siendo prerrogativa exclusivamente noruega. A partir de ahora, una brigada norteamericana también dispondrá de su propio material pesado en Noruega, concretamente en Trandelag (a mil kilómetros de la frontera con la URSS). Aunque no tan al Norte como Estados Unidos pretendía, pues ello supondría -un innecesario reto a la Unión Soviética, en opinión de los noruegos.Hoy por hoy, la pertenencia de Noruega, a la Alianza Atlántica apenas si es contestada por los ciudadanos, aunque sí se ha dejado notar un ligero incremento de la tendencia a la neutralidad y proliferan los pacifistas. Las más recientes encuestas muestran que cerca del 80% de la población sigue siendo abiertamente favorable, incluida la nueva primera ministra, Gro Harlem Brundtland.

Hay un tema pendiente que puede costarle no sólo la presidencia a la popular dirigente socialdemócrata, sino incluso el Gobierno al Partido de los Trabajadores: la desnuclearización de los países nórdicos, tanto en la paz como en la guerra. Mientras que un sector del partido pretende que Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca se autodeclaren antinucleares, otro sector -apoyado por el Partido Conservador- únicamente entendería este objetivo si incluye un acuerdo más amplio no sólo con los restantes miembros de la OTAN, sino con la propia Unión Soviética, que posee uno de sus más importantes arsenales atómicos precisamente en la frontera con Noruega. El tema será ampliamente debatido en el Congreso laborista de esta primavera y, sin duda, determinará el resultado de las elecciones el próximo septiembre.

De los cinco países nórdicos, tres pertenecen a la OTAN (Islandia, Noruega y Dinamarca) y dos se declaran neutrales: Suecia y Finlandia, aunque esta última nación tiene firmado un tratado de cooperación con la URSS.

Entrada de España

Desde Noruega, la posible entrada de España en la OTAN se ve con mucho más optimismo que en nuestra Península, entre otras cosas porque ello «desplazaría el centro de gravedad de la Alianza hacia el Sur, apartándolo de nuestro país», según reconoció un alto funcionario del Ministerio de Defensa. Tanto los laboristas como los conservadores son favorables a que España, dada su importante situación estratégica y considerable inventario militar, pase a engrosar las filas de este foro político- millitar, aunque sus portavoces recalcan que se trata tan sólo de una opinión personal, ya que. es un asunto en que «sólo España debe decidir». «Eliminaría asimetrías geográficas», afirma el general Huitfeldt.

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