Las subvenciones oficiales reanimarán al sector de electrodomésticos
Durante los próximos días comenzarán a llegar a los seis empresarios que constituyen la Sociedad de Empresas de Electrodomésticos, SA (Selesa), las subvenciones concedidas por la Administración para la reestructuración de la denominada línea blanca, declarada en crisis por el Gobierno. Estas ayudas totalizan, en una primera fase, 2.889 millones de pesetas; el resto, hasta los 15.000 millones necesarios para su completa reflotación, habrán de ser cubiertos por las propias empresas y sus accionistas, según un plan de viabilidad elaborado por el gabinete consultor CHECK. La reestructuración llega tarde, desfasada, y ha puesto muy nerviosos tanto a trabajadores como empresarios, quienes temen que un excesivo deterioro de su imagen puede hacer infructuosos todos sus esfuerzos por recuperar el mercado.
Las primeras previsiones relativas al año 1980, elaboradas por el propio sector, auguran una disminución del 25% en la venta de aparatos electrodomésticos de la denominada línea blanca (neveras, lavadoras, lavavajillas, etcétera) respecto de 1979. Esta crisis habrá originado al sector unas pérdidas situadas entre los 6.000 y los 8.000 millones de pesetas, frente a los 2.000 del año anterior.La caída en las ventas se debe a la considerable disminución del poder adquisitivo que han experimentado los salarios durante los últimos años, a la crisis de otro importante sector -el de la construcción- que absorbe gran cantidad de la producción y a una evidente saturación de los mercados.
Esta coyuntura sumergió a algunas empresas en importantes e irreversibles dificultades económicas (casos de Bru y Carsa-Kelvinator), hasta el extremo de que cuando se iniciaron las negociaciones para la reestructuración del sector ninguna de ellas estaba económica y financieramente boyante (tal vez con la excepción de Domar, que exportaba entonces más del 30% de su producción).
El retraso en la llegada de esta reestructuración se debe a la ralentización que ha supuesto cada cambio de Gobierno y, por tanto, de sus responsables políticos. Desde la gestión del entonces vicepresidente económico, Abril Martorell (quien quería acometerla empresa por empresa), hasta la del actual ministro de Industria, Ignacio Bayón (por sectores), la situación de las empresas se ha ido deteriorando progresivamente.
El decreto de reconversión del sector, de 26 de septiembre de 1980, apareció publicado en el BOE el 17 de octubre. Con él se pretende adecuar las industrias españolas «a las necesidades nacionales actuales, por medio de una serie de acciones que tienden a conseguir, entre otros objetivos, la especialización de la producción, el aumento de la productividad, la promoción económica, social y profesional de los trabajadores de las agrupaciones empresariales», además de obtener una mayor competitividad en el sector, de cara a la integración europea.
Una vez decidido el modelo de reconversión sectorial, las autoridades del Ministerio de Industria se reunieron en Madrid con los representantes de las tres de las grandes empresas, a partir de las cuales podrían nuclearizarse los nuevos holdings o grupos: Orbaiceta, Balay y Corberó. Incluía la propuesta la necesidad de integrar en ellos a empresas con un futuro absolutamente negro, como Carsa y Bru, ambas en suspensión de pagos y con sus instalaciones cerradas.
Tan sólo Pedro Corberó aceptó estudiar la posibilidad de un nuevo holding (lo que ahora es Selesa), que estaría integrado además por Domar (fabricante de lavadoras con la marca New-Poll), Iverveintidós-Revi (Solthermic) y Mepamsa. Entendió Corberó que todas estas empresas podrían llegar a una producción complementaria y que, cuando menos, aportarían al grupo las plantas e instalaciones necesarias para el montaje de cadenas productivas que permitieran series de electrodomésticos competitivas en los mercados nacional y extranjero.
De este modo, tras arduas negociaciones con representantes de sus trabajadores y de la Administración, los seis empresarios constituyeron el holding el pasado 17 de diciembre de 1980.
Según el plan elaborado por Check para su lanzamiento, cada fabricante será especialista, a partir de ahora, en la fabricación de una gama de productos únicamente. Así, Domar fabricará lavadoras de calidad estándar; Corberó, calentadores y cocinas a gas y eléctricos; Bru, lavadoras de alta calidad y lavavajillas; Carsa, frigoríficos; Mepamsa, estufas de gas, campanas extractoras y acondicionadores de aire, y Solthermic, placas solares y calentadores eléctricos.
Esta especialización supondrá un aumento en las series de fabricación, con el consiguiente crecimiento de la productividad, disminución de costes (mayor potencial de compra), que se hacen notableen todos los servicios posventa, al tener el grupo una misma red de distribución y de asistencia técnica.
Sanear cada una de las empresas
El plan elaborado por Check parte de la base de que no se puede conseguir un conjunto sano si cada una de las individualidades no está igualmente sana. Es por ello que cada empresa deberá estar saneada en 1983 (plazo previsto en el plan de constitución definitiva del grupo).
Inicialmente, cada uno de los empresarios ha cedido a la nueva sociedad acciones por un valor del 67% del capital, realizado en forma de un vendí de esas acciones; su precio será el que resulte de las auditorías y valoraciones de activos y fondos de comercio que se realicen de forma homogénea.
Parece, sin embargo, que los costes más importantes habrán de ser pagados por los trabajadores. Según el plan, sobran 1.940 de los 6.229 que actualmente integran las plantillas de las seis empresas (véase cuadro adjunto), aunque tan sólo se reajustarán en 1.690 puestos laborales.
Precisamente, esta reestructuración de plantillas ha originado problemas entre los trabajadores de Carsa, quienes no aceptan las cifras relativas a su empresa (750 bajas indemnizadas y 180 empleados del servicio de asistencia técnica que pasarían a ser autónomos), por considerar que difieren sustancialmente de las acordadas en principio con la dirección y el gabinete consultor (468 bajas indemnizadas con una media de 800.000 pesetas por personas) cuando se elaboró el plan de viabilidad para su empresa. Además, la dirección les exige ahora que estas bajas se produzcan antes del 31 de marzo próximo, cuando en aquel primer documento se establecía una reducción progresiva de su plantilla en varios años.
Representantes de los trabajadores de Carsa aseguraron a EL PAIS su intención de no firmar el plan, puesto que no era lo que ellos habían negociado. Fuentes de Check han justificado el desfase de cifras en el hecho. de que el paso del tiempo aún ha deteriorado más la situación de la empresa y que su integración en el grupo Selesa supone la desaparición de la cadena de lavadoras
Durante esta semana, representantes de los trabajadores de la empresa se han reunido con la dirección para tratar de obtener un acuerdo al respecto, y parece que las posturas se han acercado lo suficiente como para no poner en peligro la continuidad del plan (la Administración exige su aceptación por los comités como condición imprescindible para conceder las subvenciones).
En todos los casos se han considerado incrementos salariales del 4% y del 8% en los dos primeros años. A partir del tercer año de vigor del plan, el crecimiento de los salarios estará en relación directa a la marcha económica de las empresas, y en el quinto debe ser libre.
Por parte de la Administración, el Ministerio de Industria y Energía concederá subvenciones a las empresas valoradas globalmente en 4.334 millones de pesetas, repartidos a lo largo del plan. El de Trabajo concederá un crédito del Fondo de Garantía Salarial, estimado en 420 millones de pesetas, para aplicarlo a indemnizaciones del personal excedentario de Carsa.
Cinco grandes en España
Tras Selesa, otros tres grupos han solicitado acogerse a los beneficios del decreto de reestructuración de la línea blanca de los electrodomésticos. Se trata de Unión de Empresas de Electrodomésticos (Unelsa), que reúne a la Sociedad Española de Grandes Aparatos Domésticos (SEGAD), fabricante de las marcas Philips e Ignis, la empresa Balay y la sociedad Fuyma, que fabrica calentadores de agua a gas. Otra de ellas es la integrada por el grupo Orbaiceta (Super Ser, Corcho, Crolls y Agni) con la multinacional italiana Ibelsa Zanussi. En unas declaraciones publicadas en EL PAIS (véase 8 de febrero), Ignacio Orbaiceta manifestaba que la nueva sociedad quedará constituida en marzo y que su empresa se une a Ibelsa porque en Zanussi hay futuro. Parece, sin embargo, que una preocupante situación económica obliga en este caso a la sociedad española a su integración en la multinacional. Y, por último, lo que se conoce por el holding vasco, que integrarán las empresas Fabrelec (fabricante de los electrodomésticos Westinghouse), Sagarduy (Far y Thinisel) y Mayc (marca Otsein).
Estos cuatro grupos, junto con la cooperativa Ulgor (Fagor), se repartirán el mercado nacional. De todos ellos, el mayor volumen de producción corresponderá posiblemente a Orbaiceta-Zanussi; la mayor gama de productos, a Selesa, y el mayor volumen de exportaciones, a Ulgor.
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