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Entrevista:

"El problema más grave de RTVE es la hipoteca que deja el anterior equipo directivo"

José María Calviño, gallego, 37 años, casado, dos hijos, doctor en Derecho, abogado en ejercicio, especialista en Derecho concursal (suspensiones de pagos y quiebras) y profesional de RTVE, ahora en excedencia especial, presidió durante el pasado mes de enero el Consejo de Administración de RTVE. Representó durante seis años a España en la Comisión Jurídica de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) y es miembro del Subcomité de Medios de Comunicación de Masas del Consejo de Europa. Fue secretario general de Acción Republicana Democrática Española-(ARDE) y es vocal del Consejo de Administración de RTVE, elegido a propuesta del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), si bien en la actualidad no milita en ningún partido político. El presidente del Consejo de Administración de RTVE durante el pasado mes opone a la hipoteca que se hereda del equipo anterior la optimización de recursos y la eficacia en el gasto del dinero público, la libertad creadora de los profesionales y la beligerancia de la radio y de la televisión en defensa de los valores constitucionales y de las instituciones democráticas.

Pregunta. Durante su presidencia se produjeron los más importantes cambios en RTVE, congelados durante mucho tiempo, como la propuesta de nombramiento del nuevo director general, los nombramientos del equipo de alta dirección, la audiencia real al Consejo, la fijación de las retribuciones al personal directivo y, en definitiva, el inicio de la plena vigencia del estatuto. ¿Por qué se demoró durante tanto tiempo el nombramiento del nuevo director general, Fernando Castedo?

Respuesta. A lo largo del mes de diciembre se fueron dando al Consejo de Administración distintas explicaciones, aunque era de dominio público que Fernando Arias-Salgado permanecería en la dirección general hasta después del congreso de Unión de Centro Democrático. El Consejo había acordado por unanimidad, ante el compromiso del Gobierno de que se nombraría al nuevo director general antes del 31 de diciembre del pasado año, suspender sus actividades hasta que el número trece del Consejo se incorporase al mismo. Pasada tal fecha, y sin damos explicación alguna, se contactó con el ministro de la Presidencia, hermano del director general anterior, pero no se mostró favorable a un inmediato cambio de personas a pesar de las reiteradas promesas de que la propuesta de nombramiento era inminente. Se hicieron gestiones a otros niveles y el día 8 de enero se produjo la propuesta de nombramiento.

P. El Rey recibió al Consejo a los cinco días de ser nombrado nuevo director general...

R. Nos recibió con gran cordialidad y estimuló al Consejo de Administración a llevar a cabo la labor emprendida.

P. ¿Qué problemas son los más graves pendientes de resolver por el Consejo y las direcciones de RTVE?

R. El mayor problema es la hipoteca que nos ha dejado Fernando Arias-Salgado y su equipo. RTVE está hipotecada, toda vez que el presupuesto para programas durante 1981 está ya comprometido en más del 80%. Esto significa que apenas se pueden comprar y producir otros programas que los ya contratados por el equipo anterior. En cuanto a los 16.000 millones de pesetas presupuestados para inversiones, sólo quedan disponibles mil millones de pesetas. Por otra parte, algunas de las adjudicaciones efectuadas por el equipo anterior podrían tener problemas en el futuro. Todo esto obliga a una recomposición o replanteamiento del presupuesto y de las obligaciones contraídas en todos los órdenes.

P. Se dice que además de heredar un medio económicamente hipotecado, el director general saliente deja un organigrama inflado de cargos, con más de 1.800 jefaturas.

R. En cualquier caso, los nombramientos efectuados hasta última hora y de forma masiva van a dificultar la construcción de un organigrama racional y operativo y la drástica reducción de las retribuciones previstas para altos cargos directivos, ya que, al parecer, se destinaban cerca de ochocientos millones de pesetas para pagar a este personal, pero, en cualquier caso, la racionalización y nueva estructura de mando espero sea acometida.

Los directivos cesados seguían cobrandoP. ¿Es cierto que los antiguos directivos se resisten no tanto a perder el poder o control de los medios cuanto a perder las remuneraciones que percibían?

R. Sí. Cualquier política elemental en la responsabilidad de la gestión de dineros públicos pasa por no destinar fondos al pago de funciones o responsabilidades que ya no se ejercen. En RTVE, sin embargo, lo habitual era hacer todo lo contrario. Se producía la paradoja de que cesaba un directivo, pero se le mantenía la remuneración y se nombraba otro para la misma función y con el pago de la cantidad correspondiente al cargo y así sucesivamente. El actual director general dispuso hace unos días, por ejemplo, el cese del antiguo director de Televisión Española, Miguel Martín, quien seguía cobrando una considerable retribución y que a la vez tenía un cargo de alta responsabilidad en el casino de la Manga del Mar Menor.

P. ¿Cree el Consejo de Administración que todavía hay nóminas fantasmas en RTVE?

R. Me consta que hay dificultades contables para determinar las cantidades destinadas globalmente al pago de cargos de alta dirección.

P. Todos estos extremos ya habían sido denunciados por los funcionarios de Hacienda en su conocida auditoría.. ¿Qué opinión le merece aquel informe?

R. La auditoría, con todas las limitaciones que haya podido tener, ha sido reveladora de serios problemas, pero es a todas luces, insuficiente. Por elIo, será necesario acometer un estudio en profundidad de la situación financiera del ente y de sus sociedades para rendir la cuenta exigida por el Tribunal de Cuentas del Reino de un modo aceptable, toda vez que están, al parecer, sin aceptar las cuentas rendidas correspondientes a los ejercicios de 1977 y de 1978.

P. ¿Quiere ello decir que se van a ordenar nuevas auditorías?

R. Indiscutiblemente, el Estatuto exige la realización de un inventario actualizado, lo que implica una valoración del mismo. El Tribunal de Cuentas tiene, por imperativo legal, una función fiscalizadora y de control a la que habrá que responder con claridad, y esto exige un replanteamiento del plan contable existente. Por último, tengo entendido que el juez especial, que conoce del procedimiento contra altos cargos anteriores, también va a acordar una pericia sobre determinados extremos de la gestión económico-financiera de RTVE.

P. ¿De qué extremos se trata?

R. Oficialmente.... no sé. Me imagino que será sobre las retenciones del IRTP efectuadas al personal y no ingresadas en Hacienda, así como sobre otros datos publicados por la Prensa.

P. ¿Tiene conocimiento el Consejo de Administración de que RTVE tampoco ingresó en el Tesoro varios miles de millones de pesetas adeudados durante los últimos años en concepto de tasas y productos de publicidad radiada y televisada?

R. El Consejo desconoce este extremo.

P. ¿Los nuevos nombramientos vaticinan que habrá una nueva radio y televisión?

R. Es difícil cambiar una televisión con veinticinco años de pequeña historia. Aunque algunos nombres-tengan viejas resonancias, los «nuevos criterios» creo que van a permitir sentar las bases de una radio y televisión distintas, aunque llenas de dificultades a causa de las múltiples presiones externas al medio y debido al «terror a la imagen» que tienen determinados sectores sociales. El nuevo equipo nombrado por Fernando Castedo responde, a mi modo de ver, a cuanto prevé el Estatuto y asume el Consejo, que es el estricto criterio de profesionalidad para llevar a cabo la elección y designación de las personas.

P. Determinados sectores reprochan a Fernando Castedo haber entregado la Radiotelevisión del Estado a la izquierda. ¿Comparte esa opinión?

R. En modo alguno. Como he dicho antes, los nombramientos responden a la estricta profesionalidad de los designados. Si alguno milita en partidos de izquierda, lo cierto es que el Estatuto y la Constitución no permiten discriminaciones por razones ideológicas. Son profesionales de larga trayectoria en RTVE y su acceso a tan altas responsabilidades es el resultado de la valoración de sus incuestionables categorías de profesionalidad. Lamentablemente, en nuestro país, todavía quien no es azul es rojo, pero, siguiendo estas coloraciones, no cabe duda de que la balanza es claramente favorable a los amigos de antiguos directores generales, hoy ministros del Gobierno.

P. Algunos medios informativos se hicieron eco recientemente del rumor sobre la dimisión de Fernando Castedo por el tratamiento que se dio en un telediario a la dimisión del presidente Adolfo Suárez. ¿Qué fundamento tiene aquel rumor y cree usted, que también conoce a Adolfo Suárez, que aquellas imágenes podían ser motivo de dimisión?

R. Conocía, efectivamente, el rumor, pero me pareció en todo momento inverosímil por varias razones. El ex presidente del Gobierno ha reiterado en sus declaraciones que asumía su pasado y dentro de éste, como es lógico, están su militancia y servicios al anterior régimen, por lo que es normal que saliera con chaqueta blanca y con camisa azul. Ocultar este hecho a la opinión pública sería una manipulación vergonzante de su imagen política y de un hecho que es de dominio público. Por otra parte, el director general lo es de un ente público que ya no depende del Gobierno, como claramente expresó el ministro Arias-Salgado en la toma de posesión de aquél, a quien el Estatuto impone que la información sea objetiva y veraz. Sospecho que, de haber existido la famosa llamada al director general por estos hechos, nunca habría partido del propio ex presidente, sino de algún celoso colaborador más suarista que el señor Suárez.

P. ¿La gestión del medio no estará entonces condicionada a los avatares políticos?

R. Ante la previsión de que pudiera producirse una situación a la italiana, con suscesivos y constantes cambios de Gobiernos, se configuró legalmente un consejo de administración y un director general elegidos y nombrados por cuatro años, salvo disolución anticipada del Parlamento.No se ha hecho un reparto a la italiana de RTVE P. Sin embargo, la opinión pública puede tener la impresión de que en RTVE se ha producido un reparto a la italiana, algo parecido a la que allí llaman lotización de la RAI: la radio para los socialistas y la televisión para el partido del Gobierno.

R. De ninguna manera. En primer lugar, no hubo ningún pacto ni con el Gobierno ni con el nuevo director general para llegar a una solución de ese tipo. En segundo lugar, el planteamiento constante del partido socialista ha sido contrario a cualquier fórmula de reparto, aunque éste se le había ofrecido al PSOE. Por el contrario, sostuvo y sostendrá siempre la necesidad de democratización de los medios de comunicación de masas de titularidad pública, su gestión democrática y su pluralismo constitucional. En tercer lugar, los nombramientos efectuados y el hecho de que haya un socialista al frente de Radio Nacional no significa, de ningún modo, que la radio sea socialista, máxime si tenemos en cuenta los demás altos cargos que han sido nombrados por el director general para ese medio. Por último, ni el PSOE ni el partido del Gobierno, al igual que las demás fuerzas políticas, admitirían una componenda de esas características.

P. ¿Qué características debe tener la nueva radio y televisión?

R. Con absoluto respeto a cuanto es competencia del director general, de los distintos directores y profesionales que asume, a distintos niveles, ante el Consejo, ante el Parlamento y ante la opinión pública tamaña tarea, a mí me gustarían unos medios de comunicación al servicio de los intereses generales del país, objetivos en su información, apurando al máximo su capacidad de inmediatez, actualidad, profundidad y sentido democrático y, por tanto, pluralistas en su reflejo de la España real. Unos medios superadores de la colonización cultural y, en otras palabras, productores en grado máximo de sus propios programas, no con criterios miserabilistas ni triunfalistas, sino siendo espejo de las señas de identidad de nuestros pueblos y comunidades.

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