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La contaminación salina y bacteriológica del Tajo, una de las mayores a nivel mundial

Hasta 42 millones de microorganismos bacterianos por centímetro cúbico se han encontrado en algunos tramos del río Tajo a su paso por el término municipal de Aranjuez, lo que le convierte en uno de los ríos de su categoría más contaminados a nivel mundial. La cifra es alarmante si se compara con los máximos admitidos por el código alimenticio. Estas cotas de contaminación se concentran principalmente en la confluencia de los dos ríos que atraviesan el término municipal, el Tajo y el Jarama.

Sin embargo, la contaminación del río más largo de España, a su paso por la localidad, no es peligrosa, según señalaron a EL PAÍS fuentes municipales. El abastecimiento de agua de la población surge de este río, que, a simple vista no trasluce una contaminación llamativa. Y según las fuentes consultadas, diariamente se realizan análisis de potabilidad en laboratorios locales para controlar su estado, lo que demuestra cotidianamente que no existe peligro alguno para los habitantes que la han de usar.La posible peligrosidad de las aguas se centra más en las tierras y sus cultivos que en las personas. Y la contaminación proviene principalmente de las aguas que vierte en el Tajo su afluente, el río Jarama. Mientras que a su paso por Aranjuez-casco urbano, el Tajo parece un río con relativa transparencia en sus aguas y con olor a río, en cuanto se sale un poco al campo y se llega a la confluencia de ambos ríos, la transparencia desaparece y el olor llega a ser irrespirable. El Jarama, que cerca de Arganda recibe las aguas del madrileño Manzanares, llega a la vega de Aranjuez cargado con todo tipo de gérmenes y residuos y prácticamente sin vida animal en su caudal. Y «donde el Tajo al Jarama quita su nombre», según señalaba uno de los clásicos del Siglo de Oro, deposita toda su contaminación, toda su carga.

A este problema hay que añadir lo que ha supuesto el trasvase Tajo-Segura, que representa una baja de caudal. Y también el paso del río junto a las minas de sal de Villarrubia. Quizá aquí se encuentre la cúspide del problema. La disminución del caudal, al mismo tiempo que el río se carga de un potencial salino superior al soportable por las ricas tierras de cultivo de la vega, hace que el problema aumente. Y esta contaminación, que no se nota a simple vista, va estropeando la vega, mermando su calidad y contribuyendo a la desaparición de una de las zonas agrícolas más ricas de las provincias de Madrid y Toledo.

De la despensa real a los cultivos de forraje

Lo que en su tiempo fue la despensa real, una tierra privilegiada en la árida Castilla, en la que se cultivaban las mejores hortalizas y verduras, donde tenían fama los espárragos, las alcachofas, la coliflor, las coles de Bruselas y una fruta tan preciada como la fresa, se está conviertiendo en zona de cultivo de forraje. Y hasta este tipo de cultivo empieza a correr peligro por la agresión de un río que está llenando de sales las preciadas tierras que baña.La contaminación salina y bacteriológica que invade al Jarama y al Tajo no es tan espectacular como la de los ríos mineros de Asturias o los que atraviesan las zonas industriales vascas, pero quizá sea más peligrosa.

Existe un posible atenuante, señalan fuentes municipales de Aranjuez, lo que no impide que continúe el peligro. El Jarama, principal fuente de contaminación del Tajo y de las tierras, irá mejorando su contenido a medida que le vaya aplicando el Plan de Saneamiento Integral de Madrid, que restará gran parte de la carga de polución del Manzanares.

Asimismo, el Ayuntamiento de Aranjuez espera que las compensasiones prometidas al llevarse a cabo el trasvase Tajo-Segura contribuyan a solucionar el problema. Según lo establecido en materia de compensación, se realizarán las obras necesarias para regular el caudal de forma que no perjudique a los agricultores, con un canal que incrementará la cantidad de agua, y se desviará el principal colector de Aranjuez para montar una estación depuradora. Estas obras, que serán realizadas en los próximos dos años, pueden llegar a ser unos atenuantes importantes para la peligrosa carga del río. Una carga que no sólo afecta a las tierras, sino a los frutos que en ellas se cultiven y que, posteriormente, han de ser consumidos por el hombre. Una contaminación que cada vez hace menos productivas unas tierras escogidas.

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