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Los socialistas portugueses, contra la sumisión del Ejército al Gobierno

Los socialistas portugueses no son partidarios de reintegrar a las fuerzas armadas bajo la autoridad exclusiva del Gobierno, según ha declarado el presidente del grupo parlamentario socialista, Salgado Zenhba, al término de una reunión con Basilio Horta, ministro de Estado del Centro Democrático y Social (CDS, democristiano) encargado de las relaciones con el Parlamento, en la que el Gobierno expuso al primer partido de oposición su política en materia de Defensa y Asuntos Exteriores. El propósito gubernamental de colocar a las fuerzas armadas lusas bajo su autoridad fue expresado por el primer ministro portugués, Francisco Pinto Balsemáo, en una entrevista publicada el domingo por EL PAÍS.

Con anterioridad, en su discurso de toma de posesión, Pinto Balsemáo se había referido a la necesidad de colocar a las fuerzas armadas bajo la autoridad del Gobierno, tema al que el presidente Eanes aludió en términos sensiblemente diferentes al hablar de la «subordinación de los militares a la autoridad democrática legítima».

Opiniones encontradas

Después de entrevistarse con los socialistas y sus aliados del Frente Republicano y Socialista, Basilio Horta afirmó que las conversaciones con la oposición democrática (por oposición al PC y demás partidos marxistas, que fueron recibidos el lunes, se habían desarrollado en un clima extremadamente cordial, a pesar de las «divergencias sensibles» registradas en «materías esenciales», pero que eran «conocidas de antemano».Salgado Zenha, que presidía la representación del PS, afirmó que su partido es «totalmente receptivo»al fortalecimiento del papel del Parlamento en la vida política portuguesa y a la integración de las fuerzas armadas en el sistema del Estado democrático (con la eliminación del Consejo de la Revolución). Pero añadió que esta evolución no debe ser aprovechada para originar una excesiva concentración de poder en mano del ejecutivo, en detrimento del presidente de la República y del propio Parlamento.

La cuestión, pendiente de solución en Portugal desde la revolución de 1974, debe ser zanjada con la aprobación de la ley de la defensa nacional, que el Gobierno entiende someter en breve a la aprobación del Parlamento.

Es evidente que una ley que otorgue plenos poderes al Gobierno en el fuero castrense al ejecutivo no podrá ser aprobada antes de la revisión de la Constitución vigente -que consagra una especie de separación de podieres- y encontrará resistencia por parte de la jerarquía militar más tradicionalista.

Los socialistas no están de acuerdo con un control exclusivo de las fuerzas armadas por el Gobierno. Salgado Zenha ha declarado que se opondrán a ello con motivode la revisión constitucional.

La viva reacción del Estado Mayor General a la decisión de Freitas do Amaral, como ministro interino de Defensa, de otorgar a su fallecido predecesor, Amaro da Costa, la medalla militar por servicios y méritos -considerada por la jerarquía militar como usurpación de sus competencias- es un índice de las tensiones aún existentes entre poder civil y militar.

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