Francia refuerza su presencia militar en la frontera de Chad
El Gobierno francés decidió ayer reforzar sus efectivos militares en Centroáfrica, sin darse a conocer cifras exactas sobre tal incremento, informaron fuentes autorizadas.
La decisión francesa se basa en «acuerdos de defensa y cooperacion» que el Gobiemo de París tiene firmados con países africanos, precisaron las fuentes.El refuerzo militar francés en África coincide con el anuncio de fusión política y económica entre Líbia y Chad, este último país ex colonia francesa y hasta ahora pieza clave de la influencia de Francia en el área francófona africana.
Trípoli condenó ayer severamente la reacción hostil de Francia al proyecto de fusión-firmado entre Libia y Chad, calificándolo de «nuevo intento para perpetuar el dominio galo»,
Tras la «fusión» de Chad y Libia, la diplomacia francesa queda al descubierto en el interior y en África. El Gobierno de París intenta por todos los medios confirmar a los africanos que Francia continúa siendo la garantía de su «paz, integridad y estabilidad».
El Gobierno francés condenó oficialmente el acuerdo de «fusión» decidido por Trípoli y Yamena, porque «ese acuerdo desvela las ambiciones que amenazan la seguridad de África». En otros términos, tal como lo denuncian los vecinos de Chad, lo que teme París es el «expansionismo» del coronel Gadafi. Esas «ambiciones» no son nuevas ni desconocidas por el Gobierno francés, que en otras ocasiones ha acudido con sus hombres o con su Iogística para frenar las embestidas de Gadafi. ¿Por qué ahora no lo ha hecho, si desde el primer momento vio amenazada la «seguridad y la integridad» de Chad, como consecuencia de la intervención de las fuerzas de Trípoli al lado de las del presidente Gukuni, que luchaban contra las de Hissen Habré, teóricamente defendido por París?
Esta interrogación ha sido resaltada por todos los observadores. El asombro se acentuó cuando hace cuatro días, en el momento en que se suponía que las relaciones entre París y Trípoli eran más o menos catastróficas, a causa de la intervención libia en Chad, se anunció la firma de un sustancial contrato petrolero franco-libio. La firma Elf-Aquitaine una de las dos grandes compañías nacionales francesas de petróleo, suscribía un contrato con Trípolí de cinco permisos de exploración y explotación de petróleo. Cada cual concluyó que, a pesar de la «victoria libia en Chad», París y TrípoIi continuarán entendiéndose. Pero pocas horas después surgió la bombá: Chad y Libia deciden su «fusión». Acto seguido,el ministro de Industria francés, André Giraud, tras el Consejo de Ministros den París, afirmó que Elf había firmado el contrato sin consultar con el Gobierno. El presidente de esa sociedad, Albin Chalandon, pocos días antes, aseguró públicamente que su compañía, en casos especiales, como lo es políticamente Chad, «antes de firmar un contrato informamos al Gobierno».
Por añadidura, Chalandon, ex ministro de De Gaule, es una personalidad importante del gaullismo. ¿Qué ha ocurrido a la vista de todos estos datos? Nadie conoce la respuesta exacta. Para unos, el petróleo ha aconsejado la «vista gorda» de París ante Libia. Algunos, han sacado a relucir, una vez más, los diamantes de Bokassa: Gadafi tendría en su poder documentos comprometedores. Lo cierto es que ayer el presidente Valéry Giscard d'Estaing celebró un mini-Consejo de Ministros, dedicado a formular nuevas ayudas militares a los países africanos que lo deseen. Y, para tranquilizar al mundo francófono, ya viaja por estos países africano el ministro de Exteriores, Jean-François Poncet, y a mediados del mes en curso lo hará el secretario de Estado.
El presidente en ejercicio de la Organización para la Unidad Africana (OUA) y jefe de Estado de Sierra Leona invitó a doce jefes de Estado africanos a reunirse el 12 de enero en Freetown para estudiar la situación en Chad.
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