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PSOE y UGT consideran inaceptable el plan de reestructuración siderúrgica del Gobierno

PSOE y UGT consideran inaceptable la opción del Gobierno por una siderurgia pequeña, que implicaría una baja inversión de 130.000 millones de pesetas en medidas de reindustrialización de las tres empresas del sector integral (Ensidesa, Altos Hornos de Vizcaya y Altos Hornos del Mediterráneo), con la secuela de la pérdida de competitividad de los productos españoles en el mercado internacional.

La propuesta alternativa de los socialistas parte de la posición intermedia que ocupa nuestro país en la división internacional del trabajo y apuesta por una «revolución de calidad» para convertir a España en el productor siderúrgico por excelencia. Las previsiones excesivamente pesimistas relativas a la futura demanda de acero responden, en su opinión, a la ausencia de grupos económicos de presión, ya que las empresas siderúrgicas integrales son públicas (Ensidesa y Altos Hornos del Mediterráneo) o están hipotecadas por la Administración (Altos Hornos de Vizcaya).Los socialistas hacen finalmente un llamamiento a todas las fuerzas políticas y sociales asturianas para promover una campaña de movilización de opinión que pretende culminar con una gran acción regional de presión que tendría carácter simbólico, para evitar la pérdida de horas de trabajo y de producción, que iría en perjuicio de la región.

"Despidos inevitables"

La comisión mixta para el desarrollo siderúrgico de Asturias, formada por representantes de UGT, PSOE y el grupo parlamentario socialista asturiano, dio ayer a conocer un documento en el que toma postura y propone un plan alternativo de actuación en relación con las negociaciones que sobre la reestructuración del sector siderúrgico integral se celebran en Madrid.

Según el criterio mantenido hasta ahora por la Administración, en dichas negociaciones las tres empresas perderán 5.800 puestos de trabajo. Los socialistas admiten los sacrificios inevitables que cualquier plan de reestructuración racional comportara para los trabajadores, porque, aunque se arbitren procedimientos no traumáticos para reducir las plantillas (jubilaciones anticipadas, indemnizaciones, incapacidad), se producirá una sensible disminución de puestos de trabajo en las zonas afectadas de Asturias, Valencia y Vizcaya.

Por eso exigen, como contrapartida de la reestructuración, una reconversión «horizontal» de los ámbitos territoriales perjudicados mediante la generación de inversiones en nuevas industrias complementarias, auxiliares o conectadas que permitan reconstruir los niveles de empleo deteriorados por la racionalización del sector.

El documento socialista defiende un tamaño de la siderurgia española superior al propugnado por la Administración. Entiende que las previsiones de consumo mundial de acero al final del presente siglo pueden estimarse entre 1.600 y 2.000 millones de toneladas, frente a los setecientos millones de 1977, y que es verosímil un incremento considerable del consumo interior en países como España, con manifiesto déficit infraestructural y de equipamientos, que han de emprender, en consecuencia, planes que comporten lan elevado consumo de acero (ferrocarriles, vivienda y obras públicas), así como un nivel de bienes de equipos duraderos y registrar un previsible crecimiento de la construcción naval como consecuencia de la intensificación del comercio del carbón.

Ventajas comparativas de España

Por todo ello, España ocupa una posición intermedia, tantas veces lamentada, que ahora podría tener efectos positivos para el desarrollo del sector. El coste del factor trabajo es inferior en términos absolutos a otros países desarrollados, lo que per mitirá una competencia en el mercado internacional en condi ciones de ventaja, siempre que se alcancen umbralei; homologables de productividad. Por otra parte, el grado de desarrollo y de tradición industrial de este país permitirá afrontar el cambio hacia la calidad de los aceros, indispensable para hacer frente a la ofensiva de los nuevos productos siderúrgicos.

Los socialistas consideran tan funesto el actual pesimismo del Gobierno respecto a la evolución, del mercado siderúrgico como lo fue el excesivo optimismo de la primera mitad de los años setenta. De llevarse a la práctica la alternativa de la Administración, puede implicar a medio plazo, según el citado documento, un serio retroceso de los productos siderúrgicos españoles en el mercado internacional y, con toda seguridad, una disminución de la competitividad de nuestra siderurgia en un futuro que, al menos teóricamente, se diseña a partir de la premisa de «mercado abierto», lo que supondría configurar este sector con una cuenta de resultados endémicamente deficitaria, con el consiguiente quebranto para el dinero de los españoles.

PSOE y UGT propugnan, como solución más conveniente para los intereses nacionales, la alternativa conocida como «de alta inversión», que para el caso concreto de Énsidesa supone elevar su producción a siete míllones de toneladas anuales de acero, la instalación en Asturias del tren de bandas en caliente y la sustitución de las actuales acerías de Avilés, con capacidad para producir 4,7 millones de toneladas.

Ante la dificultad de adoptar medidas de reindustrialización antes de mediados de año, propone la elaboración de estudios técnicos referidos tanto a la definición y justificación de la opción idónea en inversiones siderúrgicas para el sector como en la incidencia de la reestructuración en la estructura territorial de empleo en Asturias, Valencia y Vizcaya, así como el consiguiente efecto negativo sobre la actividad económica de las comarcas afectadas.

Como argumentos en favor de incrementar la actual producción de Ensidesa de cerca de cinco millones de toneladas de acero a siete millones, los socialistas exponen lo siguiente: se conseguiría una proporción de productos planos, en relación a los largos, por encima del 80%, homologable a las modernas siderurgias mundiales; el rendimiento de transformación a producto acabado del acero equivalente representaría el 0,87%, índice muy elevado en siderurgia; un aumento de la producción de acero bruto del 30% incrementaría la facturación en casi un 40%, y, finalmente, el índice de resultados sobre facturación sería próximo al 6%, mientras que sólo superaría ligeramente el 1,2% en el supuesto de aplicarse un plan de baja inversión, lo que situaría a la empresa en pérdidas, al ser incapaz de absorber las variaciones negativas de la coyuntura.

El documento termina invitando a los asturianos a participar en la presión necesaria para que la solución que se adopte sea la más conveniente a los intereses generales de España y de Asturias, en cuya economía Ensidesa tiene una importancia capital.

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