Decretado el expediente de rescisión a Taurina Hispalense

El presidente de la Diputación de Madrid, José Luis Rodríguez Colorado, firmó ayer un decreto por el que se incoa expediente de resolución del contrato de arrendamiento de Las Ventas a Diodoro Canorea y Taurina Hispalense. Con la misma fecha se dirigió por escrito a esta sociedad, trasladando el texto del expediente y comunicando que tiene un plazo de diez días para formular las alegaciones que estime oportunas. Pasado este plazo, el pleno de la Corporación adoptará la decisión final y, paralelamente, aprobará el pliego de condiciones para el nuevo concurso de arrendamiento de la plaza.El expediente de resolución se hace en base a las conclusiones del expediente informativo decretado el 12 de diciembre de 1980 y el acuerdo de propuesta de rescisión de contrato acordada por el consejo taurino en su reunión del pasado día 8, de donde se deduce la existencia de diversas causas de incumplimiento y cumplimiento irregular del pliego de condiciones, por parte de la empresa arrendataria de Las Ventas.

Estos incumplimientos, que se relacionan en el decreto de ayer, son los siguientes: infracciones al reglamento taurino; sobreprecio de las localidades, cesión o subarriendo inconsentido, incumplimiento de carácter fiscal, no presentación de documentación contable y fiscal, inadecuación del capital social, derribo de un burladero, defectuosa presentación del aval de 20 de diciembre último, irregularidades en los carteles de la feria de otoño y venta de abonos de la temporada 1981.

Precisamente en relación con estos abonos, la Diputación se dirigió por escrito a Taurina Hispalense el pasado lunes, conminándole a que suspendiera la venta de los mismos, pues sus características y precios no habían sido presentados para su aprobación, como es preceptivo. La sociedad, lejos de cumplir con este trámite administrativo, anuncia la venta, para el próximo lunes, de dos andanadas de sombra más para público de la tercera edad, a bajo precio. Como la comunicación de la ilegalidad de los abonos y del expediente de rescisión ya están en su poder, puede incurrir en responsabilidad frente a la Diputación, frente a la nueva empresa que, en su caso, resulte adjudicataria del coso, y frente a los espectadores que, de buena fe, adquieran unos abonos que posteriormente podrían ser invalidados.

Todo hace suponer que el consejero delegado de Taurina Hispalense, José Luis Martín Berrocal, se quiere marcar un tanto demagógico ahora que está a punto de perder la plaza (es muy fácil hacer regalos cuando el que va a pagar seguramente será otro) y de paso les ha dado un golpe bajo a los buenos aficionados de la andanada ocho, pues, asimismo, esta localidad la dedica al público de la tercera edad. Nos consta que, desde el pasado San Isidro, Berrocal acariciaba la idea de destruir este popular núcleo de afición intransigente que tanto dificulta (por no decir que imposibilita) el alegre discurrir de las corruptelas en los festejos de Las Ventas. La medida, además de arbitraria e injusta, supone un error empresarial de primer orden y nos recuerda al de Balañá, hace años, cuando desbarató también un tendido de aficionados ejemplares y lo único que consiguió con ello fue despersonalizar y, en definitiva, arruinar (o poco menos) una plaza que había sido negocio.

El acuerdo de rescisión de contrato, que siempre hemos apoyado por entender que la fiesta de toros en Madrid no puede estar sujeta a las veleidades deun advenedizo rico que utiliza un coso cargado de historia para promocionar su pintoresca imagen, responde a una situación insostenible, abocada a rebasar los límites del escándalo. El presidente Rodríguez Colorado muy poco tiempo después de acceder al cargo, ha dado ya la medida de su capacidad política al asumir plenamente el problema. La Diputación -unánimemente PSOE, PCE y UCD- le está haciendo un servicio impagable al pueblo de Madrid.