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Un pensador independiente

Zubiri ocupa en el pensamiento contemporáneo un lugar propio y muy original, no centrado en ninguna escuela. Se formó bajo el magisterio de Ortega en la facultad de Filosofía de la Universidad de Madrid en su momento de máximo esplendor, antes de la guerra civil; pero el pensamiento zubiriano se ha desarrollado en forma independiente, como corresponde a la exigencia orteguiana de circunstancialidad y autenticidad. Zubiri ha sido fiel a este imperativo.Zubiri trabajó también al lado de dos gigantes filosóficos de la talla de Husserl y Heidegger. Además nuestro filósofo es un excepcional conocedor de la historia de la filosofía. Unase a este bagaje filosófico el amplísimo conocimiento que tiene Zubiri del estado actual de las ciencias naturales y humanas y nos encontramos con una formación intelectual de primerísimo orden, un caso increíble de erudición. Pero la erudición de Zubirino es un peso muerto, antes al contrario, le ha permitido el despegue para una amplia renovación de la filosofía, al poner sus conocimientos al servicio de un modo personalísimo de pensar, de un pensamiento hondo, genuinamente realista y riguroso.

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Zubiri presenta su teoría de la inteligencia

El pensamiento de Zubiri se mueve en un ámbito muy realista, muy atento a las condiciones materiales de la realidad; es, por tanto, muy ajeno a toda forma de idealismo. Como ha escrito Laín Entralgo, «en un mundo intelectual dominado por movimientos filosóficos en que no suele aparecer la realidad, o lo hace en forma menguada, la obra de Zubiri constituye un genial intento de salvación de la realidad y del pasado histórico a través de la metafísica y de la ciencia. A través de la metafísica porque el pensamiento de Zubiri descansa sobre una filosofía primera, cuya validez trasciende formalmente el ámbito de la psicología, la historia y las ciencias positivas; a través de la ciencia porque esa filosofía asume sistemáticamente lo que la psicología, la historia y las ciencias positivas nos dicen acerca de la realidad».

El análisis metafísico de la realidad lo aborda formalmente Zubiri en su libro Sobre la esencia (1962), un trabajo sumamente denso y técnico que recoge gran número de ideas desarrolladas en sus famosos cursos privados, tras su abandono de la universidad asfixiante del franquismo. En Sobre la esencia, Zubiri se propone retrotraerse «a la realidad por sí misma e inquirir en ella cuál es ese momento estructural suyo que llamamos esencia». Con Sobre la esencia se rompe un largo silencio editorial de Zubiri, pues su primer libro, Naturaleza, historia, Dios, apareció en 1942. Los buenos conocedores del pensamiento zubiriano subrayan que en los trabajos recogidos en NHD hay aproximaciones muy claras ya al realismo zubiriano, que es una pretensión formal de ir más allá del ser en busca de la realidad. Otros libros de Zubiri, aparecidos en 1963, son Cinco lecciones de filosofía e Introducción al problema de Dios.

El problema del hombre

El problema del hombre está en el centro de filosofar de Xavier Zubiri. Para nuestro pensador, el hombre es una realidad sustantiva que se distingue del animal por su capacidad de enfrentarse a las cosas como algo real, no como meros estímulos. El animal puede estar hambriento, pero no se siente tal. El hombre, animal de realidades, tiene sus propiedades como suyas. Esta autoposesión es propia de su ser personal. Por ser persona, el hombre se halla entre las cosas, a las que entiende como cosas reales, no como meros estímulos. El hombre no está arrojado en un flujo de cosas huidizas, sino que realiza su propio ser sustantivo en la realidad en cuanto tal. El hombre se entrega en su vida a la busca del fundamento de su carácter absoluto como realidad personal. Es una búsqueda experiencial, que se realiza por tanteo, como corresponde al carácter radicalmente inquieto del hombre, inquieto por realizar su ser sustantivo a través de cada uno de sus actos.

Uno de los temas más relevantes y originales del pensamiento de Zubiri -y que es el tema formal del libro que acaba de sacar- es el de la inteligencia sentiente. En los últimos años, Zubiri se ha embarcado en la elaboración de una ambiciosa teoría de la inteligencia. Su empeño se ha movilizado para la superación -en el sentido hegeliano del término- del empirismo sensualista y del idealismo conceptuallsta. Para Zubiri, la razón pura y la sensibilidad admiten -mejor, exigen- una síntesis global superadora y estructurada.

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