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Domingo Miras, premio Tirso de Molina de teatro

El dramaturgo Domingo Miras obtuvo ayer el Premio Tirso de Molina de teatro, patrocinado por el Instituto de Cooperación Iberoamericana y dotado con 200.000 pesetas, por su obra Las alumbradas de la Encarnación Benita, texto teatral basado en un hecho histórico ocurrido en Madrid en el siglo XVII. A esta edición del Premio Tirso de Molina se presentaron 120 originales. Entre los finalistas había obras de Jorge Díaz, Luis Riaza y Fermín Cabal.

Domingo Miras es de los autores más premiados. En 1974 consiguió el Sánchez de Badajoz, por La Saturna; al año siguiente, el Lope de Vega, por De san Pascual a san Gil, y en 1979 el Lebrel Blanco, por Las brujas de Barahona. En 1977-1978 fue becado por la Fundación Juan March para la creación de Las brujas de Barahona, texto que se publica en el último número de la revista Primer Acto, correspondiente a los meses de agosto-septiembre, junto con diversos textos sobre la dramaturgia y el contexto histórico.El dramaturgo declaró ayer, al conocer la noticia, que «los premios de teatro se diferencia de los galardones a novelas en que éstos son una forma de acercarse al público y los de teatro se quedan en el hecho en sí. Es como un juego donde participamos casi siempre los mismos autores»

Las alumbradas de Encarnación Benita es la última obra escrita por Domingo Miras. Se basa en un fenómeno de alumbramiento que ocurrió en 1628 en el convento de las monjas benitas de San Plácido, en Madrid, que provocó un proceso de la Inquisición. A este proceso hace referencia Gregorio Marañón en un ensayo de su libro Don Juan. «Más que el proceso judicial», dice Domingo Miras, «me ha interesado el proceso psicológico de los personajes y los acontecimientos que ocurren dentro del convento de san Plácido, los efectos del encierro, una especie de enfermedad mental en gentes privadas de libertad, que da lugar a unos sucesos de carácter seudomístico, con dosis de ignorancia e infantilismo». Aunque algunos de los doce personajes de la obra son históricos, como Felipe IV, el conde duque de Olivares, su amigo Jerómino de Villanueva y las monjas del convento, el autor no califica su obra de histórica. Domingo Miras declara que el tema del convento de San Plácido fue muy conocido en su momento, incluso a través de libelos, alguno de ellos atribuido a Quevedo, con la difusión de leyendas de las alumbradas poseídas por demonios. «A partir del texto se puede identificar un poco la visión de España con los hechos internos del convento. España ha sido y es, en algunos períodos históricos, como un recinto en cuyo interior se deforma la realidad».

Domingo Miras (Campo de Criptana, 1934) ha elegido algunas épocas históricas de nuestro país como materia teatral de sus obras, algunas de ellas estrenadas en las dos últimas temporadas. En La Saturna, la acción se sitúa en la España de Quevedo, en los últimos años del siglo XVI, con un tema cercano a El Buscón, En De san Pascual a san Gil, la farsa trágica recoge un levantamiento de sargentos en el cuartel de San Gil, en 1866, durante el reinado de Isabel II. Es autor, además, de La venta del ahorcado y varias revisiones de dramaturgos clásicos. En Las brujas de Barahona, la más barroca y espectacular de su producción, de difícil acceso a los escenarios por el numeroso reparto, muestra el mundo marginado de las brujas castellanas del siglo XVI, en el contexto histórico de los procesos de la Inquisición.

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