Pérez-Llorca: España, a la OTAN después del acuerdo con EEUU y antes de 1983
El ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, afirmó ayer ante el Pleno del Senado que el Gobierno piensa provocar el acceso de España a la Alianza Atlántica y a su organización militar integrada después de la firma de un nuevo acuerdo bilateral con Estados Unidos, antes de 1983, y utilizando el artículo 94 de la Constitución, que permite una mayoría simple del Parlamento para la ratificación del Tratado de Washington.Estas afirmaciones del ministro, las primeras ante el Parlamento desde su llegada al palacio de Santa Cruz, fueron provocadas por una interpelación precisa y documentada del senador socialista Fernando Morán, quien abrió en el Senado el debate España-OTAN partiendo de las declaraciones hechas a EL PAIS sobre este tema por el ex ministro de Asuntos Exteriores Marcelino Oreja.
El ministro Pérez-Llorca, en su intervención, afirmó que suscribía completamente las palabras de su predecesor en el cargo, aunque matizó que el inicio del proceso España-OTAN iría precedido de un amplio debate público en una fecha aún no determinada y una .vez que se consiguieran progresos «sustanciales» en las negociaciones para el ingreso hispano en la CEE y para la recuperación de Gibraltar.
Pérez-Llorca subrayó en sus palabras que el Gobierno no tiene la intención de situar en las islas Canarias una base de la OTAN, aunque el archipiélago quede cubierto por el tratado atlántico, y añadió que no excluye la posibilidad de que dicho tratado pueda extender su responsabilidad sobre las «plazas de soberanía» de Ceuta y Melilla. La cita de «plazas de soberanía» (rectificada por el ministro fuera del Pleno) provocó el abandono de la sala de debates de los senadores de UCD de Ceuta y Melilla -ciudades que visitará pronto el presidente Suárez-, quienes protestaron enérgicamente.
Pérez-Llorca y Fernando Morán debatieron en el Senado el eventual ingreso de España en la OTAN
El debate España-OTAN ocupó ayer el centro de los debates del Pleno del Senado, que ayer aprobó, por otra parte, las proposiciones de ley que dan luz verde a la culminación del proceso autonómico andaluz relativas a la modificación de la ley orgánica de Referéndum y a la sustitución en la provincia de Almería de la iniciativa autonómica.
Después de un breve debate sobre el tema andaluz, en el que los grupos socialistas recordaron al Gobierno su reciente fracaso electoral en Sevilla y Almería, fue el senador del PSOE Fernando Morán quien subió al estrado para presentar al ministro de Asuntos Exteriores toda una serie de preguntas sobre la política del Gobierno en materia de alianzas defensivas, partiendo de las declaraciones que el ex ministro de Asuntos Exteriores Marcelino Oreja hizo a EL PAIS el pasado mes de junio. Fernando Morán acusó al Gobierno de practicar en este tema una política confusa que calificó de iceberg, cuya punta se ve, pero cuya superficie sumergida se desconoce, a la vez que «navega sin rumbo determinado».
El senador socialista pidió al ministro precisiones sobre el tema relativas al calendario España-OTAN, al procedimiento parlamentario a seguir y a la actitud definitiva del Gobierno en la opción atlántica. Sobre esto último, el senador se interrogó sobre los efectos que producirá en la política de distensión Este-Oeste la eventual ampliación de la OTAN con la incorporación de España y sobre la eficacia real de dicha iniciativa si se llevara a cabo. Añadió aquí la interrogante de si no era mejor situar España en el marco de una defensa europea y no atlántica, y recordó los efectos políticos que dicha adhesión a la OTAN tendrá sobre la población de las islas Canarias, a la vez que subrayó que el Tratado de Washington no cubre la defensa de Ceuta y Melilla, puntos claves para la defensa de España, según Fernando Morán.
El senador afirmó también que la entrada en la OTAN provocará un posible cambio de la actitud de España ante la crisis de Oriente Próximo, a la vez que dudaba de la posibilidad de que la Península pudiera quedar al margen del sistema de defensa nuclear de la OTAN. Terminó Morán acusando a la delegación española en la CSCE de practicar una política atlantista en el seno de los debates de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, en menoscabo de su papel de anfitrión y del proceso de distensión.
Réplica del ministro
El ministro respondió puntualmente a todas las interrogantes presentadas por el senador socialista en el curso de un debate claro y conciso que mantuvo en todo su desarrollo el interés y la expectación de la Cámara. Pérez-Llorca rechazó, de entrada, el símil del iceberg y lo sustituyó por el de una nave en la que, en su opinión, «navega con buen rumbo la política exterior española». Añadió inmediatamente que el acercamiento de España a la OTAN era coherente con el programa del Gobierno y del partido.
El nuevo titular de Exteriores pasó seguidamente a responder, una por una, a las interrogantes planteadas por su interpelante, y dijo que era deseo del Gobierno el abrir un debate, sin sorpresas, sobre el tema atlántico. Añadió que le parecía el artículo 94 de la Constitución el camino adecuado para aprobar la firma del nuevo tratado atlántico (artículo que permite una mayoría simple en la ratificación de los tratados), pero dejando entreabierta la posibilidad de que la cuestión de esta mayoría simple pudiera ser negociada o ampliada si los socialistas aceptaran un acercamiento al proceso atlántico.
En relación con el calendario, el ministro dijo que el acceso a la OTAN debía transcurrir en la presente legislatura, antes de 1983, y una vez que concluyera una nueva negociación del tratado (o acuerdo) con Estados Unidos, prevista para los seis primeros meses de 1981. Sobre el acuerdo con Estados Unidos, el ministro subrayó que debería conservar el llamado «comité ad hoc» que lo mantiene ligado a la defensa atlántica.
Volviendo al tema del calendario, Pérez-Llorca afirmó que aún no hay una fecha definitiva sobre la apertura de este proceso, pero que ésta dependerá de que se obtengan resultados «sustanciales» -que no precisó- en las negociaciones de adhesión a la CEE y las hispanobritánicas sobre Gibraltar. Asimismo reveló que, en su opinión, «no tiene excesivo interés el ingreso de España en la Alianza sin participar en su organización militar integrada», aunque matizó que la entrada en el aparato militar podría ser objeto de una negociación especial para que España adecuara su caso a la defensa occidental.
En relación con la OTAN el ministro recordó que las islas Canarias quedarían defendidas por el Tratado del Atlántico Norte, pero indicó que no era intención del Gobierno el instalar en ellas ninguna base aliada. Sobre Ceuta y Melilla, y aparte del citado incidente de la denominación de las plazas o ciudades, Pérez-Llorca dijo que no excluía la posibilidad de que la OTAN pudiera extender su zona de influencia a ambas capitales y afirmó, por último, que no estaba en contra de una defensa europea, pero que hoy no le parecía viable, a la vez que aseguró que el ingreso de España en la OTAN no le obligaría a la participación hispana en planes nucleares aliados ni afectaría a los intereses españoles en Oriente Próximo.
Estados Unidos, con Marruecos
En el turno de portavoces, Fernando Morán recordó al ministro que Estados Unidos, y más con el presidente Reagan, no se comprometerá nunca a defender Ceuta y Melilla frente al rey Hassan de Marruecos, y a firmó, rectificando una puntualización de Pérez-Llorca, que salir de la OTAN una vez dentro era tarea casi imposible, cómo lo demostró el caso francés en tiempos de De Gaulle.
En el turno de réplica intervino por UCD Luis Miguel Enciso, quien hizo un análisis histórico de las relaciones Este-Oeste. Tras esta alocución volvió a tomar la palabra el ministro, para responder a un tema que dejó de lado en su primera intervención, relativo al desequilibrio Este-Oeste que supondría la ampliación hacia España de la OTAN. El ministro dijo que estas afirmaciones procedían de una política de propaganda del Pacto de Varsovia, organización a la que acusó de crear nuevas tensiones en el mundo. El debate se cerró con la intransigencia del presidente del Senado, Cecilio Valverde, quien se negó a darle al senador Morán el turno de réplica que le correspondía y que perdió por una mala interpretación del reglamento de esta Cámara.
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