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Ofensiva de la Democracia Cristiana italiana contra el presidente Pertini

Juan Arias

La lucha política contra el anciano presidente de la República Italiana, el socialista Sandro Pertini, ha estallado con toda su fuerza. Mientras, un diario nacional publicaba ayer a toda página con el mismo relieve conque había anunciado la tragedia del terremoto: «El pueblo está con Pertini».

Sobre todo, la Democracia Cristiana no esconde su enfado contra el presidente, quien ha sido acusado por uno de los mayores líderes del partido, Ciriaco de Mita, de «vanidoso y populista». A la tensión se acaba de añadir un hecho grave y significativo de una lucha intestina cuyas consecuencias es difícil aún de calcular.Mañana, el semanario Panorama publicará una carta personalísima del presidente Pertini, escrita a primeros de enero al secretario general del Partido Socialista, Bettino Craxi. En dicha carta se habla de una estratagema del democristiano Giulio Andreoti para poner la zancadilla al jefe del Estado y apoderarse del palacio del Quirinal.

En dicha carta, Pertini, reprocha amistosamente al secretario socialista que no le haya informado directamente, en vez de hacerlo a través de un tercero, de «la intención de Andreotti de crear una polémica espera contra mí, a través de la Prensa, para obligarme a dimitir y dejarle el sillón que actualmente ocupo yo».

La carta añade que es de esperar que se trate sólo de comadreos, pero subraya que «si, por casualidad, la noticia tuviera un fundamento, sabré reaccionar adecuadamente: a bandolero, bandolero y medio. No seré yo quien deje las plumas y este sillón».

¿Quién ha entregado esta carta a Panorama en un momento tan singular? Del Quirinal aseguran que de dicho documento no existe ni una copia en los archivos, porque se trató de una carta completamente personal. A Craxi, que se encontraba en Milán, la carta se la leyó por teléfono, desde Roma, su secretaria personas.

El secretario socialista asegura que nadie ha podido sacar copia de ella. Ha nacido así la sospecha de que su teléfono pueda estar controlado y que hayan sido los servicios secretos quienes han montado el escándalo.

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Craxi afirma que las noticias de una conspiración de Andreoti contra el presidente de la República circulaba en diversos ambientes. Andreoti, a quien Pertini había escrito en aquella ocasión para informarle de lo que había sabido sin decirle que el informador había sido el secretario socialista, ha publicado inmediatamente la carta de respuesta a Pertini, en la cual rechazaba con fuerza dichas insinuaciones y le aseguraba que «nadie como él podía ocupar con mayor prestigio lajefatura del Estado».

Mientras tanto, el anciano Pertini se está convirtiendo en un catalizador de las exigencias morales de un país sacudido por demasiados escándalos políticos. Desde el extranjero, los emigrantes italianos han declarado que la colecta recogida en favor de las víctimas del terremoto se la quieren entregar personalmente al jefe del Estado, «porque no se fian de los otros políticos».

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