La "trilogía negra" del carbón
Coincidiendo con la reactualización oficial de la necesidad del carbón para contrarrestar nuestra dependencia energética del petróleo, según se establece en los objetivos del PEN, por primer vez en medios responsables se plantea la posibilidad de acabar con la sangría que supone para el Estado la empresa pública Hunosa mediante el cierre de sus explotaciones.
Como contraste a la amenaza de cierre, que en alguna medida podría tomar cuerpo, la trilogía pérdidas-absentismo-conflictividad, eje en torno al cual giran todas las consideraciones acerca de Hunosa, es analizada en profundidad en la defensa que de la empresa pública bien gestionada hacen los socialistas.Respecto a las pérdidas, que, efectivamente, en 1978 y 1979 se situaron por primera vez por encima de la media de ayudas al carbón en Europa, se señala que no pueden considerarse sin tener en cuenta la escasa potencia de las capas de mineral en las explotaciones asturianas, ni valorarse como el indicador más adecuado. En opinión del grupo socialista en la Comisión de Industria, los apoyos que recibe Hunosa no serían escandalosos en la CEE.
En cuanto al absentismo, la defensa socialista se sustenta en el hecho de que, si se incluye en su cómputo las vacaciones, la media de Hunosa está por debajo de la que registran los países de la CEE. «Aparte de que cierto absentismo no deja de ser una forma de autorregulación de la jornada de trabajo en función de su penosidad».
Otro elemento corrector de la elevada tasa de absentismo es el índice de siniestrabilidad. «Coeficiente de riesgo y coeficiente de elusión del riesgo son la cara y cruz de una misma moneda», se argumenta.
En 1977 las bajas laborales originadas por accidentes alcanzaron la tasa de 163 sobre la base 100 de la media de la CEE, y en 1978 las bajas por accidente en el interior casi duplicaron las registradas en la CEE.
En cuanto a la incidencia del absentismo en las pérdidas de Hunosa -5.000 pesetas por tonelada en 1979-, un simple cálculo matemático del programa de reesructuración elaborado por la propia empresa revela que la variación de un 1% de absentismo origina un incremento de las pérdidas por tonelada de 39 pesetas. Sobre esta base, los socialistas razonan que aun cuando «se considerasen patológicos los seis puntos en que se excede Hunosa de la tasa media de absentismo de la CEE (sin introducir el concepto vacaciones), la incidencia del absentismo injustificado en las pérdidas supondría 234 pesetas por toneladas, es decir, alrededor del 4% del monto de las pérdidas.
La conclusión del grupo socialista es, por tanto, que la trilogía negra pérdidas-absentismo-conflictividad (elemento este último que se achaca a un peculiar comportamientode la empresa ante un elevado grado de concienciación proletaria tradicionalmente registrado entre los mineros) «debe ser abandonada si se quiere intentar una aproximación a los verdaderos problemas y una prefiguración de soluciones».
"Hunosa no es cuestionable"
La crítica del sindicato minero socialista, por otra parte, para quien «Hunosa no es cuestionable», revela que «en el anarquismo reinante en la empresa, resalta el abandono del centro de trabajo, es decir, el pozo, cuya organización está totalmente desatendida a causa de la desprofesionalización de los mandos intermedios».
Para Comisiones Obreras, «es absolutamente necesaria la motivación del trabajo que realiza el minero, para lo cual hay que posibilitar que se sienta en alguna medida responsable de la empresa e identificado con ella. Que sepa que su opinión es tenida en cuenta».
La respuesta de la empresa a la situación descrita se concreta, en ,primer término, en una reestructuración empresarial, ya en marcha, que transforma la sociedad en una corporación de cinco hulleras que, salvo en su aspecto jurídico, funcione a todos los efectos como sociedades participadas de esa corporación, como centros de gastos y gestión, con sus cuentas de resultados y balances correspondientes.
La segunda etapa del plan de reestructuración, contemplada ésta en el plazo de los próximos diez años, persigue el colocar la producción al término del mismo en 5,5 millones de toneladas/año, con una plantilla de 19.000 trabajadores, lo que supone, en primer término, la jubilación de 8.000 obreros por razones vegetativas y la contratación de nueva mano de obra hasta situar la plantilla en aquella cifra.
En este período, la mecanización se trata de situar en un 40%, pasando por un 30% en el próximo año. Paralelamente, se diversificará la dedicación empresarial mediante el aprovechamiento de estériles. El proyecto de construcción de la térmica Termoastur (participada al 50% por Hunosa y Endesa) se encuentra ahora congelado.
Simultáneamente a esta reestructuración, antes del 31 de diciembre próximo debe estar firmado el contrato-programa entre el Estado y Hunosa, mediante el cual, fundamentalmente, se cambiará el sistema de subvenciones que hoy recibe la empresa por el de ayudas en razón de la producción, de acuerdo con la práctica imperante en Europa.
Esta nueva filosofía se materializará en la subvención del carbón siderúrgico, cuyo precio actual, por razones políticas, está por debajo del térmico. Además, se destinará un capítulo de las ayudas a paliar las cargas heredadas del pasado y los llamados extracostes sociales.
Con independencia de las anteriores ayudas, Hunosa recibirá una cantidad, aún sindefinir, por tonelada de carbón producida.
El objetivo de la reestructuracíón, según el presidente de Hunosa, no es, pues, la desnacionalización de la empresa, ni, por supuesto, concluir en la inviabilidad de las explotaciones y su consecuente cierre. «Mientras no sobrepasemos el límite de ayudas estatales que en Europa se considera aceptable, no hay que pensar en cerrar. Si se sobrepasara, aunque no pudiéramos recortar la dependencia energética del petróleo, habría que clausurar las minas», concluye el presidente de Hunosa.
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