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Los profesionales de la traducción incrementarán sus contactos internacionales

La conveniencia de extender los encuentros entre profesionales de la traducción a otros países y la necesidad de que los medios oficiales y editoriales españoles reconozcan el importante papel que desempeña el traductor en la difusión de la cultura son las conclusiones centrales del I Simposio Internacional sobre el Traductor y la Traducción, que se clausura hoy en la Fonoteca de la Biblioteca Nacional, después de tres jornadas de trabajo en las que han participado algo más de un centenar de personas.

«Hay que romper con la imagen del traductor bohemio con el mazo de cuartillas bajo el brazo y el estómago vacío», comenta Emilio Muñiz, secretario general de la Asociación Profesional Española de Traductores e Intérpretes (APETI), organizadora del simposio. «El traductor también come, y siempre será mejor profesional si se puede dedicar en exclusiva a traducir».«Sólo algunas vedettes de la traducción reciben en España un porcentaje sobre la venta de ejemplares y las sucesivas edicícines, como es práctica habitual en otros países», añade Muñiz. «La mayoría ceden en el contrato con el editor los derechos sobre la traducción que les corresponden y en su calidad de coautores».

La posibilidad de establecer un contacto periódico y regular entre los traductores españoles -inscritos en APETI hay más de seiscientos- es uno de los proyectos que ha surgido en el transcurso del simposio. «Se ha hablado de celebrar dos reuniones al año en Toledo, en un intento de recuperar las raíces de la traducción en España que se identifican con la célebre escuela de traductores», explica el secretario de APETI.

«La situación laboral del traductor es difícil en todas partes», asegura Gabriel Berris, uno de los más afamados especialistas en la traducción de literatura española al inglés que concurren al simposio.

Fundador del Instituto de Traducción de la Un iversídad de Santa Cruz de California (Estados Unidos) y de unos cursos de verano para traductores, Gabriel Berns ha traducido Belarmino y Apolonio, de Ramón Pérez de Avala, y La arboleda perdida, de Rafael Alberti.

El secreto de un Alberti inglés

«Pese a estas dificultades, los jóvenes en Estados Unidos sienten un renovado interés por la traducción como ocupación profesional, añade Gabriel Berris. «Este año, las dos agrupaciones de traductores que existen, la ATA y la ALTA, han celebrado sendos congresos en San Francisco y cerca de Boston.Juan Goytisolo, entre los autores españoles; Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar y otros protagonistas del boom latinoamericano son, según Gabriel Berns, los escritores en castellano más traducidos al inglés en lo que se refiere a literatura. «Para mí, la principal dificultad que presenta el proceso de verter al inglés un texto literario español es la diferencia de sonido entre las dos lenguas. Mientras el inglés tiene una consistencia fluida y unidireccional, el español parece jue da ambiguos rodeos, y esa característica es precisamente la que yo más aprecio de esta lengua», señala el traductor de Alberti.

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