El Congreso Internacional de la Familia apoya las tesis finales del sínodo de obispos
Ayer se clausuró, en Roma, el V Congreso Internacional de la Familia, con una audiencia del papa. Juan Pablo II a las 1.200 familias de treinta países que han llegado a Roma para participar en los trabajos.Esta imponente manifestación familiar, que estudia el tema. La familia y la condición de la mujer, ha sido organizada por la Fundación Internacional de la Familia (IDF) en colaboración con las asociaciones de orientación familiar de veinticinco países y con el Instituto para la Cooperación Universitaria (ICU).
Una de las ponencias de fondo de este congreso ha sido desarrollada por la española Ana María Navarro, profesora de la Universidad de Navarra, que ha tratado el tema Maternidad y sociedad. Esta ponencia, que provocó uno del los debates más ricos del congreso, se produjo inmediatamente después a la de la belga Villenfagne sobre La mujer en la casa. La representante belga se mantuvo en la línea del último sínodo general de obispos, celebrado en el Vaticano bajo la presidencia del papa Wojtyla. Siguiendo el mensaje final del sínodo a las familias cristianas de todo el mundo, Villenfagne afirmó que «la función de madre no es algo que pueda cambiar con la evolución de las condiciones de la vida y de la sociedad, ya que tal función está enraizada en el ser de la mujer, porque la gestación de cada criatura humana se realiza en el seno de la madre, que tiene la capacidad de darle todos los cuidados y todo lo que necesite para su desarrollo «físico y espiritual».
Casi como una respuesta o una ampliación de este tema, la. española Ana María Navarro afirmó que «la función esencial de la mujer no se agota en las funciones de la familia. La mujer tiene los mismos derechos que el hombre a desarrollar en la sociedad las tareas para las que demuestra competencia, y no tendría sentido impedirle que las ejerza, como no es pensable excluir la participación directa de la mujer en los demás aspectos de la vida social y política».
Durante el congreso se ha subrayado también, sobre todo en los debates, «el apoyo insustituible que la mujer tiene que dar a la promoción de la vida social».
Se recordaron públicamente aquellas palabras del mensaje del sínodo donde se afirma que uno de los papeles fundamentales de la mujer es «educar hombres libres que posean un fuerte sentido moral y una conciencia capaz de discernimiento, hombres formados en el amor y educados para actuar con amor en cada encuentro humano». Para que la mujer pueda convertirse en sacerdote de tales tareas, ha dicho el congreso, es necesario alentar su empeño y su trabajo, «no sólo en el seno de la familia, sino también hacia el exterior, como contribución insustituible para una sociedad moderna, dinámica y cristiana».
Interpretaciones progresistas
En general, se puede afirmar que este congreso, con gran preponderancia católica, ha querido subrayar la parte más abierta del mensaje del sínodo de la familia y que ha querido salir al encuentro de una lectura demasiado restrictiva del mismo discurso del Papa a los padres sinodales, en el cual se pedía que la sociedad debe organizarse de modo tal que la mujer no necesite trabajar fuera de casa por motivos económicos. El Congreso Mundial de la Familia ha querido explicar que los católicos no están en contra de una visión de la mujer que, respetando su papel fundamental de madre, se abra a las exigencias del mundo contemporáneo.Como otros años, las conclusiones de este congreso serán transmitidas a los organismos internacionales, a las comisiones intergubernativas y a todas las asociaciones y fundaciones que se ocupan de la condición de la mujer. La Fundación Internacional de la Familia (IDF), con sede en Zurich, presidencia en París y secretaría general en Barcelona, fue fundada durante el tercer congreso internacional, que tuvo lugar en Roma, en 1978, y tiene como finalidad «ofrecer un apoyo científico y operativo a las numerosas asociaciones de padres de familia que, en los últimos años, en diversas partes del mundo, han puesto en marcha iniciativas a favor de la institución familiar».
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