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15º Congreso de la Asociación Española de Neuropsiquiatría

Cuatro millones de españoles tienen problemas de salud mental

Unos cuatro millones de personas tienen problemas de salud mental en España, pero la estructura de la asistencia psiquiátrica continúa sumida en la miseria, según datos y juicios de miembros representativos de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, que en estos días celebra en Madrid su congreso. nacional número quince. Y explican: «No es momento de echarse a la calle, porque no todo ni siempre es cuestión de gritar: pero no se ha abandonado la lucha, desde luego, para lograr una nueva estructura asistencial psiquiátrica en España. Y, sin gritos, vamos a abordarla en este congreso».Hace tres años, en Sevilla, la Asociación Española de Neuropsiquiatría se marcó unos objetivos: apertura de la asociación a todos los estamentos relacionados con la salud mental, recogida de las Jistintas tendencias actuales en la investigación y trabajo en dicho campo y abordar la nueva estructura asistencial psiquiátrica.

El actual con greso se presenta como un paso importante en la continuación y fijación de esa línea (véase EL PAÍS de 5-11-1980), después de haber reformado) el cuadro de estatutos asociativos y ampliado a psicólogos, asistentes sociales e incluso personal auxiliar el abanico de estamentos pwericialmente asociables.

Mejor utilización de los recursos

La transformación asistencial psiquiátrica -o, por ampliar también la denominacion asistencia para la salud mental- encuentra orandes dificultades según rniembros organizadores del congreso de neuropsiquiatría. Sin embargo, a su juicio, el problema no exige tanto una cuantitativa solución a gran escala de medios como «una mejor utilización de los recursos existentes, lo cual proporcionaría un sensible y positivo impulso».

Tratamientos y terapias

Cálculos moderados y rigurosos de esta asociación señalan que en España suman unos cuatro millones las personas que padecen problemas de salud mental. Unas pinceladas ilustrativas sobre un hipotético cuadro de dolencias de este género son aportadas por los siguientes datos: entre el 10% y el 15% de la población necesitan asistencia sanitaria por problemas mentales, entre un 1 % y un 2 % de la población sufren trastornos mentales generales; un 20%, neurosis; el alcoholismo supera los índices medios de los países europeos, en síntesis: podría bastar con la certeza de que el 12,5% de los españoles toman psicofármacos, y, más aún, se sabe que los enfermos de ambulatorios sufren trastornos psicológicos en el 30% o el 50% de los casos que acuden a dichos centros sanitarios.Sin embargo, el tratamiento médico recibido por la mayoría de estos últimos, por ejemplo, se reduce a fármacos, rayos X u otras terapias tecnológicas, «costosísimos e inadecuados». Y, en general, esos cuatro millones de personas afectadas por dolencias de índole psicológica, no somática, «carecen de un dispositivo que les garantice la asistencia idónea cuando la necesiten».

«Un paciente de este tipo que pase por un centro de la sanidad pública se llevará una receta cuyo importe medio es de cuatrocientas pesetas, pero no habrá obtenido en la visita más tratamiento médico que cuatro minutos de atención», señalan como estimación porcentual media. Y añaden: «El hecho de que la Seguridad Social persista en no asumir la asistencia psiquiátrica dice claramente en qué situación nos encontramos aún».

La preocupación de los especialistas no se centra sólo en la necesidad de la aludida transformación de estructuras en cuanto a factores funcionales, económicos o políticos. La ideología, las tendencias y los enfoques del problema del desequilibrio mental, de la angustia, de la demencia, de la histeria y de ese desasosiego cotidiano y especialmente sentido en las grandes ciudades constituyen también un conjunto de inquietudes de primera importancia.

«Porque, en el fondo de ese cambio tan perseguido, importan igualmente los comportamientos profesionales, la manera de entender la asistencia, la actuación comunitaria y la responsabilidad colectiva», matizan los portavoces del congreso, que globalmente trataron de dar unas ideas generales previas a través de los medios informativos.

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