Libertad de empresa y competencia, bases del nuevo programa económico

Estados Unidos, que hace frente a una fuerte inflación (casi el 14% este año) y a un desempleo importante (cerca de ocho millones de parados), confía, a partir del pasado martes, en Ronald Reagan para la salida de sus dificultades actuales.La nueva política económica preconizada por el próximo, presidente republicano se inspira en una receta que, según la tradición, fue la base de la potencia y la prosperidad del pasado del país: un reducido papel del Estado en provecho del libre juego de la empresa y la competencia.

Para poner en marcha esta filosofía, Reagan y sus consejeros proponen esencialmente lo que sugiere a algunos economistas como un proyecto de difícil realización: una reducción de los gastos gubernamentales y una disminución de, los impuestos. Esto último destinado a relanzar la demanda y las inversiones productivas. Todo lo anterior debe ir acompañado de una vuelta progresiva al equilibrio presupuestario.

Estrategia económica

Con cierto detalle, los principales puntos de la «estrategia de crecimiento económico» de Reagan son los siguientes:Impuestos: Una reducción anual del 10% durante tres años del impuesto sobre los ingresos, los baremos tendrán en cuenta los índices de inflación.

En el curso de los próximos tres años, la reducción del impuesto sobre los ingresos deberá implicar una baja de los ingresos del Estado de unos 175.000 millones de dólares, de un presupuesto anual que actualmente se cifra alrededor de600.000 millones de dólares.

Gastos públicos: Estos serán reducidos esencialmente en base a la eliminación del derroche y las «extravagancias» presupuestarias. Deberán ser reducidos progre7sivamente, además de un 2% el próximo año, al 7% hasta 1985, a pesar del aumento previsto de los gastos militares.

Energía: A fin de disminuir la dependencia del petróleo extranjero, Estados Unidos desarrollará energías que posee en abundancia: hidrocarburos, carbón y nuclear en particular, así como el desarrollo de energías nuevas, pero todo de acuerdo con las leyes del mercado y sin el concurso financiero del Estado, por lo cual se harán necesarios reglamentos menos estrictos sobre contaminación y limitar la protección del medio ambiente para perpetuar en la investigación petrolífera.

Comercio exterior: Reagan, que a lo largo de la campaña electoral evitó mostrarse como un proteccionista, insistió, al contrario, en la necesidad de «promover las exportaciones norteamericanas».

Política monetaria: Deberá ser «estable, saneada y previsible», según el próximo presidente de EE UU, que condena de manera especial los niveles elevados y las fluctuaciones recientes de las tasas de interés en Estados Unidos.

El programa económico de Reagan, se dice, recibió, de principio, un acuerdo favorable en los medios financieros, pero no recibió la unanimidad, incluido en el seno de su mismo partido. Dirigentes demócratas lo califican de poco realista y de provocar un relanzamiento de la inflación.