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Jordi Pujol no fue consultado sobre la denominación de "gobernador general" dada a Meliá

El presidente de la Generalidad, Jordi Pujol, no fue consultado respecto al texto del decreto por el cual se daba el nombre de «gobernador general» al cargo de delegado del Gobierno en las comunidades autónomas, según ha sabido este diario en altas fuentes de la Generalidad. Las mismas fuentes indicaron que la crisis creada por este motivo descompone totalmente el débil equilibrio parlamentario de la Generalidad e incluso «permitiría la caída de Jordi Pujol si la oposición parlamentaria catalana realmente lo desease, circunstancia que no se da en absoluto».

Todo el proceso de designación de Josep Meliá como delegado del Gobierno fue detalladamente concertado entre Adolfo Suárez y Jordi Pujol a lo largo de semanas. Pero, de forma sorprendente, el decreto de regulación de las funciones y, en especial, la denominación del cargo de delegado del Gobierno en las comunidades autónomas sólo fue comunicado a Jordi Pujol en la víspera de la publicación del decreto en el Boletín Oficial del Estado, el pasado día 22 de octubre.Sobre la una de la madrugada del día de la promulgación, Pujol llamó por teléfono a Suárez para mostrar su desacuerdo. El borrador que posteriormente se había mostrado a Pujol tenía otra redacción en cuanto a la expresión «gobernador general», que quedaba matizada como expresión alternativa mediante una expresión como «también podrá llamarse gobernador general» (el delegado del Gobierno). En cambio, en el texto definitivo, el nombre del cargo deseado en Cataluña se instituye de forma taxativa.

Ayer, la situación en la presidencia de la Generalidad era de claro desconcierto, intranquilidad y temor. En efecto, la continuidad sin más del apoyo de la Minoría Catalana al Gobierno central -factor decisivo para éste- era considerado como propiciador de un rápido deterioro de la imagen política de Pujol. «Sin desearlo nadie, nos hemos colocado en una situación en que todos los desequilibrios son posibles, tanto para Cataluña como para España. Ninguna de las partes desea proseguir por este camino, pero tampoco sabemos cómo salir de él», afirmó una de las fuentes de la Generalidad.

Actitudes nuevas en UCD

La postura reticente de la Minoría Catalana en el Congreso en la discusión del Presupuesto del Estado ha implicado actitudes también nuevas por parte de la UCD catalana en el Parlamento catalán, generándose una escalada de imprevisibles consecuencias. Así, UCD votó en contra, a nivel de comisión del Parlamento autonómico, del primer artículo de la ley por la cual las principales funciones de las diputaciones catalanas pasarán a ser competencia de la Generalidad. Este proyecto de ley es vital para el autogobierno del principado. El artículo rechazado por UCD contaba con el apoyo del partido de Pujol, de los comunistas, de los socialistas y, hasta el momento de la votación, de los propios centristas catalanes, por lo cual la postura de UCD fue calificada de «represalia» por fuentes parlamentarias socialistas. El único partido beneficiado por el conflicto, en cuanto a imagen popular, es Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), por cuanto que Heribert Barrera fue el primero en denunciar públicamente el decreto. Esta evidencia es plenamente compartida -con todos los temores imaginables- por los dirigentes del partido de Pujol. Ambas opciones buscan un mismo electorado pequeño-burgués y catalanista. De ahí que el aumento del favor popular de una opción indique el deterioro de la otra.La confrontación Gobierno central-Generalidad puede ser de una gran rentabilidad electoral a nivel popular. Un diputado de ERC, brazo derecho de Barrera, Josep Fornas, manifestó, no obstante, a este diario que su partido «no busca llevar este problema a la calle, donde hallaríamos todo el apoyo preciso, sino que deseamos únicamente una negociación política que lleve al Gobierno central a enmendar su error». Fuentes del partido de Pujol compartían este criterio. «Cuando un tema se lleva a la calle», afirmaron, «adquiere su propia dinámica, que, en este caso, puede ser muy peligrosa».

Conflicto absurdo

Un colaborador directo de Pujol apuntó a una posible relación entre tan absurdo conflicto ya que no se discuten las competencias reales del delegado estatal y los deseos de sectores de UCD de hallar un sustituto a Suárez. La fuente afirmó textualmente: «Ya sabemos que Suárez obra precipitadamente, movido por visiones sólo a corto plazo, y que también es incapaz de comprender la seriedad del tema autonómico. Pero lo desconcertante es que Rodolfo Martín Villa y Josep Meliá -que podían perfectamente imaginar lo que luego ha sucedido- no le advirtieron. Puede haberse dado una precipitación burocrática incrontrolada, pero también pudo haber un intento de dificultar el apoyo de la Minoría Catalana a Suárez, imprescindible para su actual formulación política».Altos dirigentes de la Generalidad coincidieron en que el pleno del Parlamento catalán que se iniciará el lunes podría perfectamente -en teoría y también en pura racionalidad- obligar a Pujol a dimitir. Pero añadieron que ello, de hecho, es totalmente impensable por cuanto ninguna fuerza política lo desea. «Se da la curiosa circunstancia», afirmó un colaborador de Pujol, «de que hasta ahora los socialistas intentaban enfrentarse frontalmente a Pujol, cuando éste estaba muy seguro en la constitución de su consejo nacional, el pasado domingo, los socialistas decidieron una inflexión en su política e intentar un acercamiento a Pujo¡ por creer que su posición era muy fuerte, cuando precisamente es más débil que nunca. Es un constante destiempo socialista que en este caso agradecemos vivamente».

El Pleno del Parlamento catalán de la semana próxima abordará la situación económica en un debate deseado por Pujol desde hace ya meses. En la propia Generalidad este hecho desconcierta debido a que las competencias de la institución autonómica en este campo son prácticamente nulas, al tiempo que el empresariado catalán, de forma muy mayoritaria, está en contra de todo intervencionismo por parte de la Generalidad. Anteayer el Fomento del Trabajo Nacional, principal patronal catalana, hizo público un documento sobre el paro en el que casi ni alude al plan elaborado por la Generalidad sobre este tema, y cuando lo hace es con una actitud de rechazo.

Ramón Trías Fargas, como consejero de Economía y Finanzas, elaboró a lo largo de cinco meses unos quinientos fólios sobre esta cuestión. Pero fueron enmendados por Pujol, quien trasladó los trabajos de Trías a otro consejero, Josep M. Cullell, de Política Territorial y Obras Públicas, quien pasó un fin de semana trabajando sobre este particular. Las apreciaciones de Cullell, utilizadas finalmente por Pujol, son de carácter más intervencionista que las de Trías, así como de naturaleza más política y virtualmente más utópica, dadas las escasas posibilidades de la Generalidad. Esta preferencia de Pujol por Cullell sitúa a éste en una posición de auténtico delfín, el primero, por delante de Roca y Trías, en la perspectiva del próximo congreso de Convergencia Democrática. Para mayor complicación del debate en ciernes, el Parlamento catalán trasladó a los diputados un esquema de discusión que difiere del escrito enviado por Pujol.

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