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Los fabricantes de harina solicitan exportaciones para salir de la crisis

La Asociación de Fabricantes de Harina de España considera necesaria la actuación urgente de la Administración para sacar al sector de la grave crisis en que se encuentra. En este sentido ha elaborado un programa de actuación que pretende conseguir la comercialización del trigo en la línea de actuación de los países de la CEE, liberalización de los precios de la harina o su rectificación (consideran insuficientes los actuales), reestructuración sectorial (en el intento de incluirle en el índice de sectores en crisis) y, como medida más urgente, la rápida exportación de harina procedente de los actuales excedentes trigueros.Consideran los fabricantes que con la exportación de harina se exporta también valor añadido; se alivian los problemas de almacenamiento que está ocasionando la extraordinaria cosecha de cereales recogida este año (tan sólo de trigo se han obtenido 5.720.000 toneladas, según las últimas estimaciones), y se aumenta el índice de utilización de las industrias, que actualmente se encuentran al 40% de su capacidad.

Durante los últimos años se han registrado siempre excedentes cerealistas (872.000 toneladas en la campaña 1978-1979, 223.000 en la 1979 -1980 y 1.870.000 previstas para ésta). Su salida habitual no era la exportación, sino la naturalización para piensos; el FORPPA primaba la operación y corría con la diferencia entre el precio del trigo y el del pienso.

La reivindicación de que se exporte este año la argumentan los harineros en las exportaciones realizadas en años anteriores (llegaron a 421.398 toneladas en 1967 y a casi 180.000 toneladas en 1970) cuando no había unos excedentes tan acusados como los actuales.

Según los fabricantes, las posibilidades de exportación de harinas pueden cifrarse perfectamente entre las 800.000 y un millón, de toneladas, manteniendo una reserva estratégica y una vez descontadas las 440.000 toneladas necesarias para semillas. El volumen medio de exportaciones en el mundo es de unos cinco millones de toneladas, según la FAO.

Los fabricantes piden unas condiciones que les permitan competir con los países de la CEE; entre ellas, una restitución en frontera para colocar la harina española en posición FOB (free on board); es decir, la Administración debería pagarles la diferencia entre el precio español y el de exportación de los países competidores (aproximadamente, cinco pesetas por kilo). Como contrapartida, los harineros calculan que estas exportaciones darían lugar a la creación de unos 3.000 puestos de trabajo temporeros, que podrían llegar a ser fijos si este volumen de ventas al exterior se institucionalizara.

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