La palabra en el teatro y el realismo poético
El estreno de La vieja señorita del Paraíso recuerda a su autor, Antonio Gala, su primera comedia, Los verdes campos del Edén, premio Calderón de la Barca 1963. Ello significa una fijación en el realismo poético. Dentro de la generación realista y las distintas etiquetas, Gala fue apuntado como autor de un realismo mágico o poético, o en sus propias palabras, «libertad de manejar lo poético con una especie de insultante inocencia».Antonio Gala admite que «lo poético y lo literario están mal vistos», pero sigue afirmando que «el teatro es un género literario específico». «Estoy acostumbrado a ver volver las opiniones. Ahora vuelve un teatro de palabras. Soy un escritor que escribe teatro, maneja situaciones y diálogos, donde la palabra es fundamental. Otros aspectos, como la expresión corporal o las luces, me parecen magníficos como colaboradores».
De su producción teatral destaca el lenguaje de Noviembre y un poco de yerba; su obra predilecta, Los buenos días perdidos, el éxito universal de Anillos para una dama y la actual La vieja señorita, con especial cariño, «porque ha tenido la generosidad de volver al trabajo un corazón que habla vuelto la cara, que se había preguntado para qué, y eso para un creador es muy malo».
Las comedias de Gala, según resume a los estudiosos americanos, tienen tres reiteraciones: 1) Cuentan historias íntimas que deben ser trascendidas a la colectividad. 2) Circulan en doble carril las virtudes de la esperanza y la justicia; la esperanza, a pesar de todo, ciega, y una justicia que obliga al cumplimiento de cualquier ser humano. 3) La aparición del amor es siempre una catástrofe, una dorada, esplendorosa, hermosísima catástrofe.
Es de destacar también que Gala es un excelente poeta y articulista, simbiosis que subraya otra vez esa oposición entre subjetividad y realidad, entre lo íntimo y su proyección exterior que se ha advertido en su teatro.
Babelia
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