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El dramaturgo Antonio Gala estrena "La vieja señorita del Paraíso"

Hoy se estrena en el teatro Reina Victoria, de Madrid, la obra La vieja señorita del Paraíso, nueva comedia del escritor y dramaturgo Antonio Gala, interpretada por Mari Carrillo, Lola Cardona, Vicky Lagos, Manuel Torremocha, Victor Valverde, Ricardo Acero, Manuel Angel Egea, Jesús Anguita, José Luis Alonso, Juan Carlos Nassel y Yolanda Ríos. Con escenografía de Claudio Segovia y Héctor Orezzoli, el espectáculo está dirigido por Manuel Collado. El corte para la crítica e invitados será el próximo martes.

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El mismo autor mantiene en cartel su obra Petra Regalada, estrenada la pasada temporada, que se representa estos meses en distintas ciudades, para volver a Madrid en septiembre del año próximo. «Petra ha tenido un éxito absolutamente arrollador», declaró ayer Antonio Gala. «Ha batido todos los récords de taquilla en todas las ciudades del Norte. El éxito o el fracaso no me afectan de una manera esencial. Después de cinco años de alejamiento del teatro y de la sociedad espectadora, he comprobado con la Petra que cuando se habla de una manera cordial es siempre el corazón de los espectadores quien responde».Antonio Gala quiere que el espectador contemple la historia de La vieja señorita del Paraíso tal como se presenta, como una propuesta que el público debe recibir y ampliar. Recuerda que con Petra los epectadores fueron confundidos por algunos críticos, al resaltar la parte simbólica, críptica y barroquizante. «Es una historia donde se habla de amor. Es un poco la contraposición de un mundo aparentemente inventado con un mundo aparentemente real, aunque el espectador puede entender que el segundo es el inventado. En la pieza sólo se habla del amor y de sus antagonistas; es decir, del amor y de todo lo demás. Porque cuanto no se tiña de él, o se aproxime a él, o se intente con él, no debería existir; es desviación y decadencia del ser humano, fracaso y corrupción del ser humano».

La obra está escrita, dice Gala, «en libertad interior y exterior», contagio de la libertad de la protagonista de La vieja señorita. «La técnica es irrespetuosa, rompe con las explicaciones, no justifica nada, sucede lo que está sucediendo. Tiene un cierto aire de narración infantil. Se trata de una libertad primigenia, intacta, como la de los niños, que sabe distinguir con claridad lo real de lo sólo tangible. De ahí que la comedia tenga un cierto aire de cuento, en que las cosas están, sin estar demasiado, suspendidas en un dibujo, cuyos contornos cada espectador ha de rellenar».

"El amor como único dogma"

Gala insiste en el tema del amor. «Mi comedia es una invitación al amor y a la libertad, al amor como único dogma y razón de ser del hombre. La pieza no va a ser considerada como una obra ejemplar. No se promociona ninguna virtud, porque el amor se halla por encima de todas las virtudes. Se dirige a ese momento minoritario de la mayoría, a esa parte antigregaria, lúcida y vulnerable de cualquier hombre y de cualquier mujer. Todos tenemos algo antisocial entre nosotros; tenemos algo de único, de marginados. En la obra aparece la contraposición de dos mundos: el que parece irreal y el verdaderamente real, humano. Hemos convertido el mundo como si de verdad fuera un valle de lágrimas, cuando en realidad es de alegría y júbilo ».Para el dramaturgo, la función del teatro es ser un trasunto de la sociedad «a vista de pájaro, para que se vea con mayor amplitud de ideas, de propuestas y de advertencias. Creo que el poder del arte es hacer la digestión de una realidad y darla tipificada, de tal forma que cada personaje signifique un sector de la sociedad. El español tiende a no reconocerse, prefiere reconocer al vecino antes que a sí mismo. Yo brindo ese espejo para reconocerse».

«Mi forma de hacer teatro es muy personal y distinta, quizá por las mismas razones que se me vincula a Lorca, porque Andalucía como manera de ser, el teatro como manera de expresarse y la poesía como vía de conocimiento son tres grandes lazos». La protagonista y el tema de La vieja señorita del Paraíso parecen la continuación de Doña Rosita la soltera, de García Lorca, aunque, según señala Gala, su personaje es «más bravo» y mantiene una lucha contra todo lo que le rodea.

Por su parte, Manuel Collado director escénico de La vieja señorita del Paraíso, declara que el concepto del espectáculo está tratado como un cuento, una mezcla de realismo e idealismo. «Sobre todo es un espectáculo sencillo, nada pretencioso. Es una obra especialmente de texto, lo que significa que los actores deben saber hablar muy bien en el escenario. En este sentido cuento con un reparto muy privilegiado. Como director soy muy respetuoso con el texto, y el trabajo lo desarrollo junto con los actores y el autor. En esta obra hay un punto de irrealidad, más que de simbolismo, aspecto este que se suele apropiar más el público».

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